Cómo superar el miedo a la oscuridad. Por: GEMA SÁNCHEZ CUEVAS
¿Te da miedo la oscuridad? ¿Tienes pánico a la noche? El miedo a la oscuridad es algo bastante normal en la infancia. Sin embargo, no tratarlo adecuadamente puede derivar en una fobia. Si es tu caso, en este artículo encontrarás algunas estrategias para superar ese miedo.
El miedo a la oscuridad o nictofobia es un miedo irracional a la noche o a los espacios oscuros, generada por una percepción distorsionada del cerebro de lo que podría pasar en esas circunstancias. En realidad, en el miedo a la oscuridad no es la propia noche lo que te asusta, sino los riesgos que te imaginas que corres.
“El miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peor de lo que son”.
-Tito Livio-
En los adultos el miedo a la oscuridad debe ser tratado como una fobia. Este miedo suele proceder de recuerdos traumáticos específicos que se produjeron en la oscuridad o de terrores de la infancia no superados.
Estrategias para superar el miedo a la oscuridad
Para superar el miedo a la oscuridad hay que aliviar el dolor de tiempos pasados, generalmente de nuestra infancia. Enfrentarte a tu miedo de forma racional es la vía para superarlo. Puedes hacerlo siguiendo las siguientes estrategias:
1. Apaga la luz voluntariamente
Las personas que sufren de nictofobia suelen estar cansadas y somnolientas. Esto se debe a que el sueño es mucho más reparador si se duerme a oscuras. Incluso la luz tenue impide conciliar un sueño profundo. El problema es que este cansancio puede acentuar la sensación de miedo.
Las personas con miedo a la oscuridad pueden empezar a reducir la luz paulatinamente a la hora de dormir. Al hacerlo poco a poco, a lo largo de varios días, es más fácil acostumbrarse y hacerse a la idea, mientras se trabaja en el resto de estrategias.
El simple hecho de conseguir un descanso más reparador y la consecuente mejora del estado de ánimo y aumento de energía ayudan a motivarse para dormir cada vez con menos luz.
2. Busca un momento de relax para estar a oscuras durante el día
El día también puede brindar la oportunidad de estar a oscuras. Busca un momento relajado y voluntariamente quédate en una habitación a oscuras. Pon música relajante e intenta pensar en algo positivo.
La ventaja de esta fórmula es que puedes controlar el tiempo que pasas a oscuras y que, al terminar, puedes disfrutar de la luz natural, que es muy reconfortante y estimulante. Pero recuerda que debe ser una opción personal y que debes aumentar el tiempo poco a poco a medida que te vayas sintiendo más seguro.
3. Desafía tus propios miedos
El miedo a la oscuridad no es el miedo a la falta de luz, sino a los pensamientos que ocupan tu mente. Descubre cuáles son esos pensamientos, los verdaderos miedos, y enfréntate a ellos. Si todo pasa en tu imaginación puedes tomar el control y derrotar esa amenaza. No te sientas avergonzado y desafía esos pensamientos.
4. Controla tu cuerpo
La imaginación puede estimular el miedo, pero necesita a tu cuerpo para confabularse con las fantasías de tu mente para que ese temor se apodere de ti. Por lo tanto, aunque no consigas controlar tus pensamientos, sí que puedes controlar tu cuerpo.
Una forma de controlar el cuerpo es dejar de respirar y moverse durante unos segundos. Esto es lo que hacemos inconscientemente cuando queremos alejarnos de una situación incómoda sin que nos vean.
Pasados unos segundos, evita el jadeo habitual que sigue a esta situaciones y controla tu respiración expirando fuerte el aire, como en un suspiro. Esto estimula el corazón y te devuelve a la realidad. Además, esta forma de respirar exhalando despacio y fuerte el aire relaja.
Respirar lentamente, concentrándote en inhalar y exhalar despacio y con control también te ayudará a controlar los ataques de pánico y el miedo a la oscuridad, y te ayudará a adentrarte en las zonas oscuras controladamente.
5. Cambia tu concepto de “oscuridad”
A medida que vayas aprendiendo a sentirte relajado en ambientes oscuros, a controlar tus impulsos en ausencia de luz y a dormir con menos luminosidad podrás ir cambiando tu concepto de oscuridad como algo beneficioso para ti. La oscuridad pasará de ser una zona de negatividad a convertirse en una oportunidad para descansar y relajarse.
“Aún una vida feliz no es factible sin una medida de oscuridad, y la palabra felicidad perdería su sentido si no estuviera balanceada con la tristeza. Es mucho mejor tomar las cosas como vienen, con paciencia y ecuanimidad”.
-Carl Jung-
RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/superar-miedo-la-oscuridad/
La neurociencia halla pistas sobre el origen del miedo a la oscuridad. Por: GEMA SÁNCHEZ CUEVAS
La neurociencia decidió investigar uno de nuestros temores más comunes: el miedo a la oscuridad. Hablamos sobre por qué surge y en qué nos ayuda.
El miedo a la oscuridad es un temor frecuente, que no solo afecta a niños, sino también a un buen número de adultos. Somos animales diurnos; el sentido que más utilizamos es la vista, un sentido que gana cuando lo que queremos ver está iluminado.
Muchas veces se ha asociado el miedo a la oscuridad con traumas de infancia o con cierto infantilismo. Sin embargo, la neurociencia ha descubierto que el tema puede ser mucho más profundo. Al parecer, ese miedo está inscrito de alguna manera en nuestra configuración como especie.
La ausencia de luz nos limita, nos vuelve torpes -aunque una abundancia extrema también puede hacerlo-. No sabemos dónde están los obstáculos, a veces ignoramos qué nos rodea y, en definitiva, tendemos a ponernos más a la defensiva porque aumenta la incertidumbre sobre lo que nos rodea. Todo indica que ese miedo a la oscuridad se asocia con cómo funciona el cerebro.
“No existe la oscuridad suficiente en todo el mundo para apagar la luz de una pequeña vela”.
-Robert Alden-
Una investigación sobre el miedo a la oscuridad
Frente al miedo a la oscuridad se ha realizado una investigación capaz de aportar datos interesantes. El estudio fue publicado en PLoS ONE, en junio de 2021. La investigación fue realizada por científicos de la Universidad de Monash, en Australia.
Su muestra estuvo constituida por 23 voluntarios. En un entorno controlado de laboratorio, se les conectó a un sistema de escáner cerebral para monitorear lo que ocurría en sus cerebros durante el experimento. Luego se hicieron varios ciclos sucesivos de encendido y apagado de la luz. Los cambios de iluminación se producían cada 30 segundos.
Los investigadores encontraron que, mientras había oscuridad, la amígdala aumentaba su actividad. Después, al encender la luz, se veía un claro descenso de esta activación. Así mismo, se introdujeron lapsos de luz tenue, lo que hizo que la amígdala se mantuviera con niveles de actividad intermedios.
El miedo a la oscuridad, según la neurociencia
La amígdala forma parte del sistema límbico que, en conjunto, se encarga de nuestra reactividad emocional más primitiva. En concreto, esta zona del cerebro tiene que ver con las sensaciones asociadas al miedo. Allí se activa un mecanismo de alerta cuando surge algún estímulo que es percibido como peligroso o amenazante.
Por otro lado, la luz no es solo un factor que incide sobre la buena visibilidad, sino que también cumple otras funciones. Se sabe que es fundamental para regular los ritmos circadianos, que marcan los periodos de actividad y de descanso. Así mismo, se ha evidenciado que incide en el estado de ánimo, al punto que a veces es una diana farmacológica en los tratamientos contra la depresión.
El experimento llevado a cabo por los científicos de la Universidad de Monash corrobora el vínculo que hay entre la luz, la amígdala y la sensación de miedo. Cuando la amígdala se activa, en los lapsos de oscuridad, se incrementa la sensación de temor. Al momento de desactivarse, cuando hay luz, ese temor se diluye.
La investigación también encontró que la variaciones en el nivel de activación son muy rápidas. Estimaron que la amígdala responde a los estímulos en un lapso no mayor a 100 milisegundos. Es prácticamente automático.
Un miedo ancestral
Lo que los neurocientíficos descubrieron, en últimas, es que el miedo a la oscuridad tiene un referente fisiológico determinante. Describieron cómo opera ese proceso y sugirieron posibles explicaciones sobre su origen. Sin embargo, la razón para que la ausencia de luz sea tan significativa en los humanos podría ser más bien de índole evolutiva.
En la oscuridad somos mucho más vulnerables, y nuestro cerebro “lo sabe”.La vista pierde agudeza, algo que intentamos compensar aumentando el nivel de alerta -procesando de manera más rápida cualquier input, para reaccionar en caso de amenaza-.
Seguro que los primeros humanos ya sintieron cierta preocupación al ocultarse el sol. Esta fue una de las razones por las que aprender a controlar el fuego supuso una auténtica revolución.
Por lo tanto, el miedo a la oscuridad también puede considerarse un componente de instinto de supervivencia. El solo hecho de que no haya luz representa un riesgo y por eso se activan los mecanismos de alerta. Sin embargo, cuando no existe riesgo y, en cambio, está presente un temor considerable, podríamos estar hablando de un problema distinto.
RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/origen-miedo-oscuridad/
¿Cómo influye la pornografía a nuestra vida sexual?. Por: ISABELIA ESTHER FARÍAS LÓPEZ
La respuesta al ¿cómo influye pornografía a nuestra vida sexual? dependerá de cada caso. Sigue leyendo para descubrir más.
Se trata de un entretenimiento erótico a través de imágenes, pero ¿cómo influye pornografía a nuestra vida sexual? ¿Ha impulsado una cierta liberación sexual o ha creado clichés sobre las relaciones? ¿Buena o mala? Es sin duda un tema de gran polémica y frecuente debate.
De acuerdo con la Real Academia Española, la pornografía es una presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación en el observador. También se define como un espectáculo, texto o producto audiovisual que utiliza material sexual. Su máximo exponente es el cine pornográfico, una industria multimillonaria.
Existen múltiples posturas y controversias. Por un lado, tenemos a aquellos que lo satanizan y, por otro, quienes advierten en ella una herramienta para canalizar sanamente la sexualidad. El consumo de material erótico tiene efectos mucho más importantes de lo que creemos.
La pornografía y sus efectos en la sexualidad
La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano, necesaria para identificarlo como tal. En este sentido, los productos audiovisuales eróticos influyen mucho más de lo que creemos. El individuo aprende una gran cantidad de pautas por observación. En muchas ocasiones, basta con ver las conductas ajenas repetidas una y otra vez para que estas se conviertan en parte de nuestros hábitos de comportamiento.
El cine y, más recientemente, el Internet han influido de forma más directa en las costumbres de las personas. Un ejemplo de ello se pudo apreciar cuando (en décadas anteriores) el número de fumadores aumentó considerablemente a partir de que las películas mostraban abiertamente a personajes que tenían este vicio.
De esta manera, la pornografía no está falla de esa capacidad para influir en nuestras vidas. La propensión a afeitarse el vello púbico, la predisposición a probar el sexo anal, la práctica de ciertas posturas acrobáticas son actuaciones cada vez más comunes y la pornografía ha jugado un papel fundamental en ello.
Descubre: Hablar durante el sexo: entérate de por qué es bueno
Aspectos positivos de la pornografía
Además de considerar que mejora de la comunicación en la pareja y ayuda a una mayor calidad sexual, los defensores del material pornográfico cuentan con una serie de alegatos:
- La pornografía reduce la inhibición. Ha eliminado tabúes y prejuicios con respecto al sexo.
- Es un medio para mejorar el rendimiento sexual por aprendizaje.
- Evita la monotonía en las parejas y estimula la creatividad.
- Puede ser un complemento para experimentar más.
- Aumenta el nivel de excitación.
Algo importante de resaltar es que nunca debe tomarse como ejemplo el tamaño de los atributos sexuales de los actores y actrices, la intensidad y forma de los orgasmos, el uso (o más bien falta de uso) del preservativo.
Lo malo: las expectativas que no conectan con la realidad y la frustración
Los detractores de la pornografía coinciden en señalar que esta tiene varias consecuencias en la vida de las personas que la consumen. Dichas consecuencias vienen a ser las siguientes:
- Deja la impresión de que el sexo no tiene relación con la intimidad; que no está relacionado con el amor, el compromiso o el matrimonio.
- Crea la idea de que formas acrobáticas de practicar sexo proporcionan más satisfacción y que el sexo irresponsable no tiene consecuencias adversas.
- La pornografía muestra un mundo ficticio que puede acabar produciendo frustración en los espectadores a la hora de practicar sexo real. En este sentido, afecta la autoimagen y la atracción por la pareja.
- Hace que la agresión sexual parezca menos grave de lo que es.
- Puede sustituir el interés por las relaciones reales.
Cada pareja es un mundo
No hay que olvidar nunca que el porno no refleja la realidad de la sexualidad. Hay que tener siempre presente que detrás de la pantalla, se ha organizado todo para destacar unas cosas y disimular otras, en pro de obtener un producto visualmente placentero. Además, aunque no lo podamos ver, hay todo un equipo humano detrás, trabajando para que todo luzca de cierta forma.
Entonces, la respuesta al ¿cómo influye pornografía a nuestra vida sexual? dependerá de cada caso. El porno no es bueno ni malo en sí mismo. Todo depende del uso que se le dé.
Los efectos que tenga la pornografía en la pareja dependerá de la finalidad y el contexto en el que se decida utilizar.
RECUPERADO DE: https://mejorconsalud.as.com/como-influye-pornografia-a-nuestra-vida-sexual/