Hay maltratos que no dejan heridas en la piel, sino en el alma. Por: GEMA SÁNCHEZ CUEVAS
Hay maltratos que no dejan huellas físicas pero sí emocionales, abriendo heridas difíciles de cicatrizar y curar. Situaciones protagonizadas por el dominio de una persona sobre otra donde el desprecio, la ignorancia o la crítica son los principales elementos de una relación.
Una palabra, un gesto o simplemente un silencio pueden ser suficientes para lanzar una daga directa a nuestro corazón. Un corazón que va debilitándose poco a poco, quedando anestesiado ante cualquier posibilidad de sublevación, porque el miedo y la culpa han sido instaurados.
El maltrato emocional es un proceso de destrucción psicológico en el que la fortaleza emocional de una persona queda completamente vulnerada.
Seducir para atrapar
El maltrato emocional es una realidad muy presente en nuestras días que no entiende de edad, sexo o estatus social. Ya sea en la pareja como en la familia o incluso a nivel laboral, todos podemos ser víctimas de esta situación en cualquier momento de nuestras vidas.
Lo peligroso de los maltratos de este tipo son sus consecuencias y su habilidad para pasar desapercibido. El maltrato emocional es un proceso silencioso que, cuando da la cara, ya ha pasado mucho tiempo desde que se originó, teniendo consecuencias devastadoras para la persona que ha sido víctima.
Su inicio es lento y silencioso, ejercido por una persona disfrazada de encanto con el objetivo de seducir a sus víctimas para atraparlas, sobre todo en las relaciones de pareja. De esta manera, la realidad que el maltrador muestra es una realidad falseada, llena de promesas y deseos que nunca se harán realidad.
El maltratador va preparando el terreno para que la otra persona caiga en sus riendas poco a poco y lograr finalmente influenciarla para dominarla y privarla de cualquier libertad posible.
El poder de la cárcel mental
El abuso emocional es un potente veneno que destruye la identidad de la persona, arrebatándole su fortaleza emocional. Se da de manera indirecta, a través de las reja agujereadas, que dejan pasar a las insinuaciones que buscan culpar e instalar la duda en las víctimas.
La persona víctima de maltrato emocional se encuentra atrapada en una cárcel mental de invalidez e inseguridad en la que su autoestima se va debilitando poco a poco.
Así, cuando la víctima ya ha sido atrapada, el maltratador comienza a destaparse ante ella a través de los desprecios, las críticas, los insultos o incluso los silencios. Por eso, las huellas de estos maltratos no son físicas y no hay heridas visibles en la piel de la víctima, porque el maltrato emocional se ejerce a través de las palabras, de los silencios o los gestos.
Tanto es el daño que se ejerce en estas situaciones que el miedo a actuar para liberarse se ve en muchos casos como un imposible. La cárcel mental es tan sólida que la víctima entra en una profunda situación de indefensión, a la que no imagina salida.
Las heridas invisibles en el alma
Las heridas del maltrato emocional son llagas profundas que llegan hasta lo más recóndito del interior de la víctima. No se ven ni se oyen, pero son terriblemente sentidas por la persona que las sufre. Heridas ocultas para los demás, pero profundamente dolorosas para la persona que lo sufre.
Las heridas del maltrato emocional crean un profundo agujero en la autoestima de la persona rompiendo toda valoración positiva de sí misma.
Son heridas originadas a través de los desprecios, descalificaciones y ninguneos que el maltratador ha dirigido a la víctima. Heridas invisibles y enraizadas en el miedo, la culpabilidad y la duda que arrebatan la creencia de cualquier posibilidad de actuar para liberarse de la situación en la que la víctima se encuentra.
Estas heridas sangran no solo en cada encuentro, sino también ante la expectativa de que puedan ocurrir. Lo importante es que la persona no dé por perdida la posibilidad de salir de la situación en la que se encuentra y que tenga en cuenta que estas heridas pueden repararse con ayuda.
¿Cómo reparar las marcas del maltrato emocional en el alma?
En estos casos, el factor más importante es que la persona víctima pueda identificar la situación en la que se encuentra atrapada, donde carga con toda la responsabilidad y culpabilidad que el maltratador le ha inducido. Por lo tanto, tomar conciencia de que nos encontramos en un proceso de maltrato emocional es el primer paso para poder liberarnos.
Una vez que sepamos donde nos encontramos inmersos, recuperar a nuestros seres queridos y apoyarnos en ellos para que puedan facilitarnos la salida de esta situación contribuirá a que sigamos adelante. Poco a poco, con sus gestos de amor y cariño, pueden ir llenando algunos de los vacíos que en nuestro interior se han originado.
Además, buscar ayuda de un profesional especializado nos facilitará comenzar a reconstruir nuestra identidad y autoestima, para reparar todas esas heridas emocionales invisibles que habitan en nuestro interior. Así podremos volver a reencontrarnos con nosotros mismos.
Reparar las marcas del maltrato emocional en nuestra alma no será un proceso sencillo y rápido, sino más bien complejo y lento. Sin embargo, la satisfacción de volver a encontrarnos siempre merecerá la pena.
Por último, no olvidemos que cada uno de nosotros también podemos llegar a originar heridas en el alma de los demás cuando despreciamos, ignoramos o criticamos sin tener que llegar a situaciones de maltrato emocional. Las palabras y nuestros gestos son un arma de doble filo que hay que cuidar…
RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/maltratos-no-dejan-heridas-en-la-piel-sino-en-el-alma/
Pon atención: estos rasgos indican que tu hijo tiene problemas de aprendizaje. Por BERNARDO PEÑA
Un problema de aprendizaje es una condición que aparece a muy temprana edad, y con la cual el niño debe aprender a vivir. Reconocerla a tiempo es fundamental. Conoce algunos rasgos característicos de esta condición.
Angélica tiene 4 años y por primera vez en su vida va a una escuela. En el aula, no habla ni comparte con otros niños, tampoco parece seguir las instrucciones de la maestra. El psicólogo escolar y la docente citan a los padres de Angélica porque vislumbran que tiene problemas de aprendizaje.
En poco tiempo, los padres de Angélica tienen que reunirse tres veces con el personal de la escuela. En casa, Angélica es una niña habladora e interesada en aprender lo que mamá y papá le muestran. Pero esto no es lo que ocurre en la escuela.
La presión hace mella en los padres de Angélica y la llevan a una consulta con un neuropediatra. Después de una evaluación, el médico diagnostica que no hay nada anormal. Simplemente, Angélica es distinta a sus compañeros, tal y como son todos los niños entre sí.
Al poco tiempo ocurre el “milagro”: Angélica comienza a socializar, le interesa lo que la maestra le presenta y habla animadamente con ella y con sus compañeros de aula.
Cada niño tiene su ritmo
La historia que hemos contado ha sido vivida por montones de padres, niños, maestros y profesionales de la salud. Aunque es común decir que “cada niño tiene su ritmo”, no son pocas las veces en que la angustia exagerada nos hace ver problemas donde no los hay.
El comienzo de la escuela trae problemas de todo tipo, pero la mayoría se soluciona a su debido momento. La etapa preescolar es divertida, los niños aprenden jugando y los docentes tienen un trato cercano y personal.
A medida que los niños crecen, las materias escolares se complican, las tareas se multiplican y las relaciones con los compañeros tienen nuevos y diferentes matices. El niño es más consciente de sus capacidades y limitaciones. A unos les va bien, a otros no tanto.
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¿Cuándo se detectan los problemas de aprendizaje?
Aunque no faltarán los profesionales que indiquen que mientras más temprano se detecten los trastornos del aprendizaje mejor, lo cierto es que con niños pequeños se corre el riesgo de hacer diagnósticos exagerados.
Un especialista es quien da el diagnóstico de un trastorno del aprendizaje cuando el niño tiene entre 7 y 8 años.
Las dificultades de aprendizaje afectan el procesamiento de información. Por ejemplo: el niño tarda en aprender a leer y escribir, y suele tener problemas con las matemáticas. Puede entender de qué se trata, pero no logra expresarlo con corrección.
Esto no solo afecta su rendimiento escolar, sino también su capacidad para relacionarse con los demás.
Primeras señales de problemas de aprendizaje
En niños menores de 5 años, las señales que indican que un niño puede tener problemas de aprendizaje son las que se mencionan a continuación.
- Tiene problemas con actividades motoras como escribir, rasgar, caminar, recortar, abotonar, subir cierres o cremalleras y atar cordones.
- Le cuesta seguir instrucciones simples, ya le parecen muy complejas y no puede ejecutarlas.
- Tiene retraso en el habla, problemas de pronunciación, le cuesta aprender nuevas palabras.
- Le es difícil aprender a leer, los números, el alfabeto, los días de la semana, los colores y las figuras geométricas.
- Tiene problemas para concentrarse o prestar atención.
- Se siente frustrado o desmotivado para realizar actividades escolares o en otros espacios de su vida familiar y social.
Indicadores de problemas de aprendizaje en niños más mayores
- Presenta dificultades para dormir o comer.
- Se aburre y no tiene interés en la escuela.
- Tiene mal comportamiento en la escuela o es agresivo.
- Evidencia problemas para identificar y expresar sus sentimientos.
- No quiere hablar sobre sus estudios y pasa mucho tiempo haciendo sus tareas.
Confirmado: tiene trastornos del aprendizaje
Los niños con trastornos de aprendizaje tienen una inteligencia normal o por encima de lo normal, pero les cuesta expresar lo que saben. Como tienen problemas para aprender ciertas materias, con frecuencia se sienten frustrados y enfadados.
Estas emociones repercuten negativamente en su autoestima. Incluso, pueden llegar a sufrir depresión, ya que saben bien lo que quieren lograr, decir, escribir o hacer, pero les es difícil lograrlo.
En algunos casos, los niños con trastornos del aprendizaje presentan discapacidades como la dislexia o la discalculia, o bien sufren de ambas. Ello, sin duda, facilita un diagnóstico acertado. También, pueden presentar problemas de falta de atención, pero eso no significa que tengan trastornos por déficit de atención.
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¿Cómo ayudo a mi hijo?
- Comprende y acepta que los problemas de aprendizaje son para toda la vida.
- La maestra ayuda a detectar síntomas y a crear el entorno que favorezca el aprendizaje, pero no puede dar un diagnóstico.
- Un buen diagnóstico y una intervención oportuna tienen un impacto muy positivo en la vida académica de tu hijo.
- Las pruebas para detectar los problemas de aprendizajes las realizan especialistas: un psicólogo, un neuropsicólogo infantil, un pediatra especializado o un psiquiatra.
- Los niños con trastornos del aprendizaje aprenden. Enfócate en sus capacidades y gustos. Eso alimenta su autoestima.
- Los castigos y las reprimendas no funcionan con estos niños, por el contrario, pueden agudizar el problema.
- Cuando tu hijo haga un berrinche o llore por sus limitaciones, quédate a su lado. Dile cuánto lo amas y reconoce cuánto se esfuerza para lograr lo que sabes no es fácil para él.
Para mamá y papá
Criar a un hijo con problemas de aprendizaje es estresante. Si necesitas apoyo o terapia psicológica, búscala. Tu hijo también se beneficiará de que mamá y papá estén bien.
Eso sí, por favor, nunca compares a tu hijo con problemas de aprendizaje con otro niño que no los tenga, menos aún con un hermano. Tu hijo lo agradecerá.
RECUPERADO DE: https://mejorconsalud.as.com/rasgos-indican-tu-hijo-tiene-problemas-de-aprendizaje/
9 ejercicios para mejorar la atención en los niños. Por: THADY CARABAÑO
Prestar atención es una destreza que madura poco a poco en los niños. Por supuesto, es fundamental para favorecer el aprendizaje y la relación con el entorno que les rodea.
La atención es fundamental para recibir correctamente la información que se necesita en los procesos cognitivos. Los niños pueden ser dispersos y es normal que así sea. No obstante, es necesario mejorar la atención para que el proceso de aprendizaje rinda los frutos esperados.
La capacidad para atender dependerá de factores como la edad, el nivel de maduración o incluso la personalidad. Hay niños más distraídos y soñadores que otros. Incluso entre hermanos es posible encontrar diferencia en lo que se refiere a prestar atención.
Cuando el niño no presta mucha atención a las instrucciones para realizar un trabajo o una tarea, seguramente le costará mucho más lograr el resultado esperado que si hubiera atendido correctamente. Esa dificultad puede generar frustraciones, lo que se pueden prevenir con facilidad.
¿Cómo mejorar la atención de los niños?
En la actualidad hay muchos elementos que distraen y captan la atención de los más pequeños. Son muchos y muy rápidos los estímulos que manejan los niños cuando, por ejemplo, navegan por internet o juegan videojuegos. Así, cuando van a la realidad del aula escolar, les cuesta mantenerse atentos y concentrados.
Más allá de que un niño sea más propenso a dejarse llevar por sus pensamientos que otro, nos agrada proponerte estos 9 ejercicios para realizar en el hogar. Como se trata de niños, más que con ejercicios, vamos a mejorar la atención con juegos debido a los múltiples beneficios que aporta, tal y como evidencia este trabajo publicado en la revista Dominio de las ciencias.
1. Un clásico: el rompecabezas
Los juegos de rompecabezas son clásicos para mejorar la atención y estimular el aprendizaje, tal y como señala este estudio llevado a cabo por profesionales de la Universidad Nacional de Tumbes, Perú. Existen múltiples opciones adaptadas a las edades y capacidades de los niños.
En cuanto detectes que tu niño ya reconoce las piezas y lo arma cada vez con mayor rapidez, pon a su disposición uno nuevo e incrementa la dificultad del mismo.
2. Descubre las diferencias
Otro juego ampliamente conocido son los libros o pasatiempos con ilustraciones prácticamente similares, en las que hay que detectar unas diferencias casi imperceptibles. En internet también se pueden encontrar este tipo de juegos ideales para mejorar la atención.
3. Observa y ordena para mejorar la atención
Dispón de un cierto número de objetos (pueden ser juguetes de tu hijo) sobre una mesa y dales un orden. Pídele a tu pequeños que los observe y que memorice la forma en la que están colocados. Después, cambia el orden de los juguetes y pídele que los ponga tal y como estaban inicialmente.
Descubre: 5 mejores ejercicios para mejorar nuestra memoria
4. Ya no está
De nuevo, en una mesa, presenta un número de objetos o juguetes a tu hijo y pídele que los observe detenidamente. Luego, dile que cubra sus ojos y esconde uno de los objetos. Cuando el niño vuelva a mirar pídele que te diga cuál es el que ya no está.
5. Los juegos de memoria para mejorar la atención
¡Otro clásico que no pasa de moda! Para memorizar hay que prestar atención. Puedes encontrar juegos de memoria en tarjetas impresas o en versiones digitales. Mientras los niños son más pequeños, las imágenes deben ser más sencillas, pero a medida que crecen busca opciones más desafiantes.
6. Identifica la palabra clave
Dale una serie de palabras clave a tu hijo. Lee un cuento y pídele que anote mentalmente cuántas veces mencionas dichas palabras claves. Otra variante es que le pidas aplaudir cuando las menciones.
7. Ubica los dígitos
Localiza en internet tablas de números y pídele a tu hijo que ubique un número específico. Si todavía es pequeño, selecciona números de un dígito. A medida que crezca, busca versiones más complejas de estas tablas.
8. Colorea mandalas
Los mandalas son un excelente ejercicio de concentración, como señala este trabajo llevado a cabo por investigadores de la Universidad de la Laguna, ya que implican repetir un mismo patrón de colores. De nuevo, la recomendación básica es buscar opciones adecuadas a la edad del niño para que pueda mejorar la atención.
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9. Sopa de letras
Para los niños que ya saben leer, encontrar palabras en las tradicionales sopas de letras siempre es un reto interesante y divertido. Puedes hacer pequeñas competiciones para ver quién de los dos consigue más palabras en el menor tiempo posible.
En lo que a mejorar la atención se refiere…
Cuando se trata de mejorar la atención de los niños hay muchas opciones. No obstante, lo más importante es comenzar con lo más fácil y estimular al niño a hacerlo mejor cada vez. En la medida en que se vaya progresando, aumenta la complejidad para que el pequeño se sienta retado a mejorar y a superarse.
Recuerda que son normales las dificultades que presentan los niños a la hora de prestar atención, ya que es una de las destrezas cerebrales que tarda en madurar y consolidarse. Sin embargo, con estos sencillos ejercicios puedes ayudar a tu pequeño a mejorar la atención de forma fácil y divertida.
RECUPERADO DE: https://mejorconsalud.as.com/9-ejercicios-para-mejorar-la-atencion-en-los-ninos/