Si estás vivo abandona la pelea con los muertos. POR: GEMA SANCHEZ
Cualquier lectura de esta sentencia, puede dar lugar a multitud de interpretaciones, pero sospecho que podría venir muy bien como lección para entender lo que se debe o no se debe hacer en determinadas situaciones.
Evidentemente, pensemos que en sentido literal no hace falta estar muerto, o ser un cadáver. Todos sabemos que muchas personas que nos rodean a diario y como resultado de la perdida de energía, ilusiones, alegría, entusiasmo, etc., parecen difuntos con piernas.
Todos, absolutamente todos, tenemos derecho a librar batallas con nuestros momentos de derrota y de tristeza, pero debemos de intentar salir de esa guerra. La misma claridad debemos de tener para saber que las depresiones y frustraciones por hechos o situaciones desesperadas tarde o temprano se convertirán en pasajeras.
Sin embargo, algunas personas a pesar de ofrecerles ayuda, no llegan a salir nunca del estado de debilidad y postración al que están acostumbrados, sino que pretenden que les acompañemos en su drama y se disgustan si no participas o te solidarizas con su desconsuelo.
Debemos de utilizar todos los medios posibles, para ayudarles y convencerles de que abandonar esa actitud derrotista y lastimosa es lo más beneficioso. Pero una vez que hayamos dejado nuestra pelea y esfuerzo en el intento por restarles oscuridad, si no es posible conseguirlo, entonces: deja de pelear, abandona la lucha, pues será su elección y no la tuya.
RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/si-estas-vivo-abandona-la-pelea-con-los-muertos/
Cambios en la conectividad cerebral podrían relacionarse con el deterioro cognitivo autoinformado. POR: Alejandra Alonso
Se exploró la trayectoria de parejas no casadas durante 4 años y se observó que las personas que pasaban más tiempo pensando en parejas alternativas eran más propensas a engañar a sus parejas o romper la relación.
Se postula que las relaciones románticas se definen por una falta de interés en otras parejas. Entendiéndola de esta manera, la práctica de contemplar la posibilidad de parejas alternativas (a lacual se le llama monitoreo de alternativas románticas) ha sido vinculado con relaciones de pobre calidad. Adicionalmente, la infidelidad afecta profundamente a las relaciones, resultando muchas veces en su fin.
El equipo de investigación notó una falta de investigación sobre fidelidad y monitoreo alternativo. Ambas variables probablemente se influyen mutuamente. La infidelidad, a su vez, probablemente abre la puerta a considerar a otras posibles parejas y esto hace consciente la posibilidad de engañar. Es por eso que el equipo de investigadores se planteó explorar estas variables en un estudio longitudinal.
¿Cómo se realizó el estudio?
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Se analizaron datos de un estudio previo sobre relaciones, enfocándose solo en los participantes que no estaban casados, en relaciones heterosexuales y entre las edades de 18 y 34 años (507 mujeres y 272 hombres). El estudio incluyó 8 olas de recolección de datos durante 4 años. Los momentos de recolección eran cada 4 o 6 meses, los participantes reportaban el punto hasta el que estaban considerando parejas alternativas.
Al final del estudio, se dividió a los participantes en 3 grupos:
- Los que se quedaron con sus parejas durante el tiempo que se mantuvo el estudio y no fueron infieles.
- Los que fueron infieles.
- Aquellos que experimentaron una ruptura con su pareja, pero no cometieron infidelidad.
¿Qué resultados encontraron?
Se observó que aquellos que rompían con sus parejas en algún punto (sin infidelidad) pensaban más en otras opciones de pareja que aquellos que se quedaban con su pareja (sin infidelidad).
Aquellos que fueron infieles en algún punto también pensaban más en otras opciones de pareja comparados con aquellos que se quedaron con sus parejas y no reportaron infidelidad. Es más, aquellos que sí engañaron a sus parejas, reportaron un aumento en el monitoreo alternativo llevándolos a la infidelidad, comparados con aquellos que se quedaron con sus parejas y no reportaron infidelidad. Este último grupo, que mostró una trayectoria más estable en su relación, en verdad reportó una ligera disminución en el pensamiento sobre parejas alternativas.
Los científicos notan que ambos cambios en el monitoreo alternativo, así como también el nivel en que una persona se involucra con este monitoreo, se vinculan estrechamente con relaciones de peor calidad. Sin embargo, ellos notan que la incertidumbre en cuanto al compromiso podría tener un rol importante y que futuros estudios deberían incluir esa variable.
Esta información podría ayudar a crear estrategias de intervención para parejas que están viviendo desafíos, por ejemplo al incluir estrategias para lidiar con la atracción a otras personas.
Referencia del estudio:Ritchie, L., Stanley, S., Rhoades, G. & Markman, H. (2020), Romantic Alternative Monitoring Increases Ahead of Infidelity and Break-up, Journal of Social and Personal Relationships, https://doi.org/10.1177/0265407520968633
Fuente: Psypost
RECUPERADO POR: https://www.psyciencia.com/cambios-en-la-conectividad-cerebral-podrian-relacionarse-con-el-deterioro-cognitivo-autoinformado/
¿Los trabajos por turnos son malos para nuestra salud? Nahum Montagud Rubio
De noche, nuestro cuerpo pide descanso, y de día quiere estar activado. Esta es una máxima de la cronobiología, la ciencia que estudia los horarios biológicos a los que nuestro organismo está sometido, pero el modo de vida impulsado por nuestras sociedades basadas en la división del trabajo parece que, en ocasiones, no tienen en cuenta este fenómeno.
Ahora bien… ¿hasta qué punto es un problema “forzar” nuestro reloj biológico debido a las exigencias de nuestro puesto de trabajo?
Son muchos los empleos en los que existen los turnos de noche, como en el sector sanitario y el de la seguridad. Tener que estar despierto de noche y dormir de día puede suponer mucho estrés metabólico en caso de que no se gestione bien y, como resultado de ello, pueden haber alteraciones en nuestra salud.
Hoy vamos a ver cómo afectan los trabajos por turnos a nuestra salud y veremos qué se puede hacer para paliar los efectos de los horarios laborales nocturnos.
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¿Qué pasa cuando forzamos el reloj biológico?
Normalmente, durante las horas de mayor luz solar, nuestro organismo está preparado para mantenerse activo; esto es así porque existen una serie de mecanismos neuroendocrinos que nos predisponen a acercarnos más o menos a un “estado de alerta” y a tener mayor capacidad de concentración en tareas concretas.
Así, durante el día, nuestro sistema nervioso y nuestra red de glándulas segregadoras de hormonas se coordinan para que nuestro estado psicológico nos permita, en la medida de lo posible, aprovechar el potencial de un entorno bañado por la luz solar, en el que hay muchas cosas por hacer.
Esto cambia cuando llega la noche, momento en el que se prepara para descansar. Nuestro ciclo sueño-vigilia viene fuertemente determinado por las horas de sol, siendo la luz del astro rey la que regula la producción de melatonina, una hormona encargada de la propia regulación del sueño y que nos induce a dormir cuando cae la noche.
Sin embargo, suele suceder que en ciertos entornos laborales como es el sanitario no siempre se puede ir uno a dormir cuando es de noche. Especialmente duro es el mundo de los médicos y enfermeras, donde las urgencias no descansan y, por lo tanto, tampoco se lo pueden permitir los sanitarios. Siempre tiene que haber gente que pueda atender a los pacientes y, por ello, en el sector sanitario existen diferentes turnos, siendo el peor de ellos el de noche puesto que se fuerza al organismo a hacer justo lo contrario a lo que debería, trabajar cuando toca dormir.
Pero, en general, las exigencias de un mundo cada vez más orientado hacia la economía global y hacia la especialización de tareas hacen que muchos puestos de trabajo vayan de la mano de la necesidad de adaptarse a turnos, algunos de los cuales tienen lugar en plena madrugada.
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Posibles consecuencias físicas y mentales de trabajar por turnos
Nuestro cuerpo es una máquina biológica que, cuando es forzada, empieza a manifestar alteraciones a causa del estrés metabólico al que lo sometemos, sobre todo porque descansamos y comemos a horas que no se esperaba. Esto desgasta especialmente en caso de que seamos de los que cambia de turno laboral cada dos por tres, puesto que hacemos que nuestro organismo tenga que poner en hora el reloj biológico constantemente.
Todo ello trae consigo varias alteraciones, entre las cuales podemos destacar:
- Estado de ánimo: irritabilidad, mal humor, depresión, ansiedad…
- Problemas de concentración.
- Problemas de sueño: dificultades para conciliar el sueño de día.
- Desgana: falta de motivación, más pereza, anhedonia…
- Problemas de conducta alimentaria: comer a deshoras, más, menos, obesidad…
- Envejecimiento precoz: piel dañada, caída del pelo, arrugas…
Es de especial mención el síndrome de Burnout (o Síndrome del Quemado), alteración psíquica que manifiestan muchos trabajadores agotados física y psicológicamente por su empleo, algo que quienes tienen constantes cambios de turnos laborales tienen todas las papeletas de padecer. Debido a que están agotados en todos los aspectos de su vida, los trabajadores quemados son más propensos a cometer errores, sobre todo de noche que ya de por sí se tiene un menor rendimiento y peores concentración y reflejos.
A largo plazo, los turnos nocturnos largos traen consigo mayores repercusiones. De acuerdo con una investigación llevada a cabo por la doctora Eva Schernhammer y colegas con 75.000 enfermeras y llevado a cabo durante 22 años, parece ser que los trabajadores a turnos, durante más de 5 años, tenían entre un 10% y 19% más de probabilidades de morir por cualquier cosa, variando según la enfermedad. Lo que vino a decir esta investigación es que había un riesgo significativamente aumentado de fallecer por enfermedades como cardiopatías, cáncer, obesidad y cualquier otra condición médica en este tipo de población.
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¿Qué se puede hacer para evitar estos efectos?
Las medidas a tomar para evitar que los trabajos por turnos afecten a nuestra salud dependen del tipo de turnos nocturnos y la frecuencia con la que los hagamos. Cabe decir que lo preferible es que los turnos nocturnos sean cortos y tenerlos solamente un día a la semana.
En estos casos lo mejor que se puede hacer es seguir adaptado al ritmo de vida diurno, evitando que, nada más al acabar el turno nocturno, ir directamente a dormir. Es mejor aguantar un poco y mantenerse despierto hasta que caiga la noche, yéndose a dormir a primera hora de la noche y así manteniendo mejor los biorritmos.
En caso de tener siempre el turno de noche (por ejemplo, guardia nocturno) lo mejor es tratar de mantener ese horario incluso en los posibles días de fiesta. Lo suyo es intentar hacer que tres o cuatro horas de sueño coincidan con las que solemos hacer el resto de la semana, a fin de poder descansar y no notar tanto cansancio las horas del día que vayamos a estar despiertos. Así se puede conseguir cierto equilibrio entre la vida personal y la laboral, aunque cabe decir que trabajando todos los días de noche es difícil.
La peor de las opciones es tener dos turnos de día, dos de tarde y dos de noche. En este caso se vive una situación laboral a medio camino entre el día y la noche, siendo muy complicado. Aún así, hay que intentar vivir con el horario diurno lo máximo posible. En caso de disponerse de dos noches seguidas, debemos tratar de irnos a dormir por la mañana, al acabar el primer turno nocturno, o sino empezaremos muy cansados el siguiente turno nocturno. Para descansar será necesario habilitar un espacio en el que estemos bien aislados del sol, con las persianas bajadas o usando un antifaz.
Sea cual sea nuestro caso, cabe mencionar la importancia del ejercicio, un gran estabilizador del ritmo biológico y que de tan eficaz que es se llega a recomendar para los casos de jet lag. Si nos movemos mientras hacemos el turno nocturno conseguiremos mantenernos despiertos y no perder la concentración, teniendo un efecto más activador que las bebidas cafeinadas.
También debemos vigilar nuestra alimentación, puesto que mantener una dieta saludable no solo es un factor de protección frente a los problemas de salud mental y física, sino también nos ayudará a gestionar mejor los efectos de los turnos de noche. Un ejemplo de ello son los alimentos con tirosina, un aminoácido presente en el queso, el jamón, los huevos y el pan integral y que contribuye a fabricar dos importantes neurotransmisores para mantenernos despiertos: la dopamina y la noradrenalina.
Otros alimentos ideales para regular nuestro sueño, especialmente para conciliarlo, son aquellos que contienen triptófano. Este es un aminoácido que ayuda a producir serotonina y melatonina, los neurotransmisores que nos preparan para el sueño y que nuestro cuerpo segrega de forma natural al atardecer. Algunos alimentos que contienen triptófano son frutas como el plátano, los frutos secos, el pollo, el pavo, el pescado y las verduras de hoja.
Por otro lado, es muy importante modificar lo menos posible nuestros horarios de comida. De este modo minimizaremos el impacto que el trabajo con horarios por turnos tendrá en nuestros procesos fisiológicos y psicofísicos. Puede serte útil tener preparada comida para casos en los que no te dé tiempo a cocinar respetando tu horario, aunque lo ideal es que los alimentos sean lo más frescos dentro de lo posible.
RECUPERADO DE: https://psicologiaymente.com/organizaciones/trabajos-turnos-malos-salud