Necesitamos adaptarnos a la vida sin distanciamiento social. POR: Maria Fernanda Alonso
Las medidas de distanciamiento social demostraron ser esenciales para frenar la propagación de la COVID-19 en todo el mundo, previniendo más de 500 millones de casos. No obstante, con el progreso de la vacunación y sus resultados favorables, muchos países han optado por levantar las medidas más restrictivas de distanciamiento social permitiendo, por ejemplo, reuniones sociales con ciertas condiciones. Pero el hecho de que ahora podamos reunirnos no significa que nuestros cerebros estén especialmente ansiosos por dejar a un lado el ambiente acogedor que armamos para explorar hasta la última serie de Netflix, con el fin de resurgir a la vida social anterior.
Una encuesta nacional realizada en EE.UU. encontró que el 36% de los adultos (incluyendo el 61% de los adultos jóvenes) informaron que se sintieron “seriamente solitarios” durante la pandemia. Podríamos pensar, entonces, que las personas estarían ansiosas por volver a las reuniones sociales; sin embargo casi la mitad de los estadounidenses informaron sentirse incómodos por volver a la interacción en persona, independientemente del avance de la vacunación.
¿Cómo se entiende esto? Los científicos explican que el cerebro es extraordinariamente adaptable, por lo que tanto el aislamiento social como la resocialización pueden afectarlo.
¿Qué nos enseñan las neurociencias sobre la necesidad de socializar?
Los seres humanos tenemos una necesidad evolutivamente cableada de socializar. En el reino animal mantener las redes sociales es fundamental para la supervivencia, ya sea que hablemos de insectos o primates. Los grupos sociales brindan perspectivas de apareamiento, caza cooperativa y protección contra los depredadores.
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Pero la homeostasis social (el equilibrio adecuado de conexiones sociales) debe ser logrado, y para alcanzar esos beneficios son necesarias grandes redes sociales que aumentan la competencia por recursos y compañeros (Matthews & Tye, 2019). Debido a esto, los cerebros humanos desarrollaron circuitos especializados para medir las relaciones y hacer los ajustes correctos, al igual que un termostato social.
La homeostasis social involucra muchas regiones del cerebro (Lee et al., 2021), y en el centro está el circuito mesocorticolímbico o “sistema de recompensa” (Berridge & Kringelbach, 2015), el circuito que te motiva a comer chocolate cuando estás antojado de algo dulce. Del mismo modo, la reducción de la interacción social provoca antojos sociales, lo que produce patrones de actividad cerebral similares a la privación de alimentos (Tomova et al., 2020).
¿Qué pasa con nuestros cerebros durante el aislamiento social?
Como no es posible aislar personas y examinar sus cerebros, los científicos se sirven de estudios con animales de laboratorio para aprender más sobre el cableado social del cerebro. Debido a que los lazos sociales son esenciales en el reino animal, estos mismos circuitos cerebrales se encuentran en todas las especies (Matthews & Tye, 2019).
- Un efecto destacado del aislamiento social es el aumento de la ansiedad y el estrés. Separar a los animales de sus compañeros de jaula aumenta el cortisol (la principal hormona del estrés) y los comportamientos similares a la ansiedad (Hawkley et al., 2012). Los estudios en humanos también apoyan esto, ya que las personas con círculos sociales pequeños tienen niveles más altos de cortisol y otros síntomas relacionados con la ansiedad similares a los animales de laboratorio socialmente desfavorecidos (Campagne, 2019).
Evolutivamente, este efecto tiene sentido: los animales que pierden la protección del grupo deben volverse hipervigilantes para valerse por sí mismos (J. T. Cacioppo et al., 2006). Y no solo ocurre en la naturaleza. Un estudio encontró que las personas que se describen a sí mismas como “solitarias” están más atentas a las amenazas sociales como el rechazo o la exclusión (S. Cacioppo et al., 2016).
- Otra región importante para la homeostasis social es el hipocampo, el centro de aprendizaje y memoria del cerebro (Lee et al., 2021). Los círculos sociales exitosos requieren que aprendas comportamientos sociales, como el desinterés y la cooperación (Phillips, 2018), y que distingas a los amigos de los enemigos.
Varios estudios en animales muestran que incluso el aislamiento temporal de la edad adulta afecta tanto la memoria social (como reconocer un rostro familiar) como la memoria de trabajo (como recordar una receta mientras se cocina) (Almeida-Santos et al., 2019; Zorzo et al., 2019).
Un seguimiento a expedicionarios antárticos encontró que habían encogido el hipocampo después de solo 14 meses de aislamiento social (Stahn et al., 2019). De manera similar, los adultos con círculos sociales pequeños tienen más probabilidades de desarrollar pérdida de memoria y deterioro cognitivo más adelante en la vida (Evans et al., 2019).
Por más que tu cerebro se adapte al aislamiento, lo mismo puede ocurrir con la reconexión social
La resocialización podría revertir los efectos de la ansiedad y el estrés asociados al aislamiento, sugieren que la resocialización repara estos efectos (Mumtaz et al., 2018).
Un estudio encontró que los titíes anteriormente aislados primero tenían niveles más altos de estrés y cortisol cuando se resocializaban, pero luego se recuperaban rápidamente (Smith et al., 2011). También hallaron que los animales que alguna vez estuvieron aislados pasaron más tiempo aseando a sus nuevos amigos.
La memoria social y la función cognitiva también parecen ser muy adaptables.
Los estudios con ratones (Liu et al., 2018) y ratas informan que, si bien los animales no pueden reconocer a un amigo inmediatamente después de un aislamiento a corto plazo, recuperan rápidamente la memoria después de la resocialización.
Por otra parte, un estudio escocés reciente encontró que los residentes tenían cierto deterioro cognitivo durante las semanas más duras de encierro debido a la pandemia, pero se recuperaron rápidamente una vez que se aliviaron las restricciones (Ingram et al., 2021).
Aún son necesarias más investigaciones en estas áreas, pero mientras tanto podés aprovechar esos pequeños momentos sociales en el ascensor (aunque resulten incómodos), para recordar el camino hacia el restablecimiento de tu homeostasis social.
Referencias bibliográficas:
- Almeida-Santos, A. F., Carvalho, V. R., Jaimes, L. F., de Castro, C. M., Pinto, H. P., Oliveira, T. P. D., Vieira, L. B., Moraes, M. F. D., & Pereira, G. S. (2019). Social isolation impairs the persistence of social recognition memory by disturbing the glutamatergic tonus and the olfactory bulb-dorsal hippocampus coupling. Scientific Reports, 9(1), 473. https://doi.org/10.1038/s41598-018-36871-6
- Berridge, K. C., & Kringelbach, M. L. (2015). Pleasure Systems in the Brain. En Neuron (Vol. 86, Número 3, pp. 646-664). https://doi.org/10.1016/j.neuron.2015.02.018
- Cacioppo, J. T., Hawkley, L. C., Ernst, J. M., Burleson, M., Berntson, G. G., Nouriani, B., & Spiegel, D. (2006). Loneliness within a nomological net: An evolutionary perspective. En Journal of Research in Personality (Vol. 40, Número 6, pp. 1054-1085). https://doi.org/10.1016/j.jrp.2005.11.007
- Cacioppo, S., Bangee, M., Balogh, S., Cardenas-Iniguez, C., Qualter, P., & Cacioppo, J. T. (2016). Loneliness and implicit attention to social threat: A high-performance electrical neuroimaging study. Cognitive Neuroscience, 7(1-4), 138-159. https://doi.org/10.1080/17588928.2015.1070136
- Campagne, D. M. (2019). Stress and perceived social isolation (loneliness). En Archives of Gerontology and Geriatrics (Vol. 82, pp. 192-199). https://doi.org/10.1016/j.archger.2019.02.007
- Evans, I. E. M., Martyr, A., Collins, R., Brayne, C., & Clare, L. (2019). Social Isolation and Cognitive Function in Later Life: A Systematic Review and Meta-Analysis. Journal of Alzheimer’s Disease: JAD, 70(s1), S119-S144. https://doi.org/10.3233/JAD-180501
- Hawkley, L. C., Cole, S. W., Capitanio, J. P., Norman, G. J., & Cacioppo, J. T. (2012). Effects of social isolation on glucocorticoid regulation in social mammals. Hormones and Behavior, 62(3), 314-323. https://doi.org/10.1016/j.yhbeh.2012.05.011
- Ingram, J., Hand, C. J., & Maciejewski, G. (2021). Social isolation during COVID-19 lockdown impairs cognitive function. Applied Cognitive Psychology. https://doi.org/10.1002/acp.3821
- Lee, C. R., Chen, A., & Tye, K. M. (2021). The neural circuitry of social homeostasis: Consequences of acute versus chronic social isolation. Cell, 184(10), 2794-2795. https://doi.org/10.1016/j.cell.2021.04.044
- Liu, Y., Lv, L., Wang, L., & Zhong, Y. (2018). Social Isolation Induces Rac1-Dependent Forgetting of Social Memory. Cell Reports, 25(2), 288-295.e3. https://doi.org/10.1016/j.celrep.2018.09.033
- Matthews, G. A., & Tye, K. M. (2019). Neural mechanisms of social homeostasis. Annals of the New York Academy of Sciences, 1457(1), 5-25. https://doi.org/10.1111/nyas.14016
- Mumtaz, F., Khan, M. I., Zubair, M., & Dehpour, A. R. (2018). Neurobiology and consequences of social isolation stress in animal model—A comprehensive review. En Biomedicine & Pharmacotherapy (Vol. 105, pp. 1205-1222). https://doi.org/10.1016/j.biopha.2018.05.086
- Phillips, T. (2018). The concepts of asymmetric and symmetric power can help resolve the puzzle of altruistic and cooperative behaviour. Biological Reviews of the Cambridge Philosophical Society, 93(1), 457-468. https://doi.org/10.1111/brv.12352
- Smith, A. S., Birnie, A. K., & French, J. A. (2011). Social isolation affects partner-directed social behavior and cortisol during pair formation in marmosets, Callithrix geoffroyi. Physiology & Behavior, 104(5), 955-961. https://doi.org/10.1016/j.physbeh.2011.06.014
- Stahn, A. C., Gunga, H.-C., Kohlberg, E., Gallinat, J., Dinges, D. F., & Kühn, S. (2019). Brain Changes in Response to Long Antarctic Expeditions. En New England Journal of Medicine (Vol. 381, Número 23, pp. 2273-2275). https://doi.org/10.1056/nejmc1904905
- Tomova, L., Wang, K. L., Thompson, T., Matthews, G. A., Takahashi, A., Tye, K. M., & Saxe, R. (2020). Acute social isolation evokes midbrain craving responses similar to hunger. Nature Neuroscience, 23(12), 1597-1605. https://doi.org/10.1038/s41593-020-00742-z
- Zorzo, C., Méndez-López, M., Méndez, M., & Arias, J. L. (2019). Adult social isolation leads to anxiety and spatial memory impairment: Brain activity pattern of COx and c-Fos. Behavioural Brain Research, 365, 170-177. https://doi.org/10.1016/j.bbr.2019.03.011
Fuente: The Conversation
RECUPERADO DE: https://www.psyciencia.com/neurociencias-adaptarse-vida-sin-distanciamiento-social/
¿Dependes emocionalmente de los demas? POR: ELENA SANZ
La dependencia emocional es un concepto que ha ido ganando relevancia y notoriedad a lo largo de los últimos tiempos. Sin embargo, muchas personas lo malinterpretan e incluso lo consideran positivo. Es necesario, por tanto, tener claro el significado de este término para poder dilucidar si verdaderamente amas, o dependes emocionalmente de los demás.
El concepto de amor romántico instaurado en libros, películas e incluso historias infantiles ha desvirtuado el verdadero significado de amar. No solo en las relaciones de pareja, sino en amistades o vínculos familiares, es frecuente creer que conductas directamente asociadas a la dependencia son positivas y deseables.
Bajo la premisa del amor aceptamos comportamientos intrusivos y abusivos por parte de los demás. Incluso llegamos a profesarlos, desde la absoluta certeza de que solo estamos expresando cariño. Sin embargo, los celos, el control o el chantaje emocional surgen únicamente desde un vacío interior.
¿Por qué dependes emocionalmente?
El origen de la dependencia emocional suelen encontrarse en la infancia, concretamente en el establecimiento de un apego inseguro con nuestras figuras principales. Los bebés son criaturas indefensas y absolutamente dependientes. Requieren de los demás para satisfacer sus necesidades más básicas de protección, alimento y afecto.
Cuando los padres son capaces de atender de una forma adecuada y coherente las demandas del pequeño, este aprende a sentirse seguro, amado e importante. Va interiorizando durante su crecimiento un sentimiento de valía personal que le conducirá a establecer en el futuro vínculos sanos y sólidos.
En cambio, si las figuras de apego ignoran las necesidades del bebé o las atienden siguiendo un patrón intermitente, se establece un apegoinseguro. El niño comienza a sentir la indefensión y la incertidumbre de no saber si alguien acudirá cuando él lo necesite.
Se gesta entonces una personalidad ansiosa cuyo principal objetivo en el futuro será asegurarse de que sus personas queridas no lo abandonen. El sentimiento de no ser digno de amor y el vacío en sus necesidades básicas de afecto lo acompañarán durante toda su vida.
Signos de alerta
Existen diversos comportamientos que definen a una persona emocionalmente dependiente ya en la edad adulta:
- Con frecuencia me siento débil, desvalido o temeroso. Necesito de los demás para sentirme fuerte.
- Sufro mucho con la crítica y el rechazo, preciso que los demás aprueben quién soy y las decisiones que tomo.
- Con mis padres tuve una relación ambivalente, en la cual sentía a partes iguales una enorme necesidad y un gran rechazo.
- Exijo muestras constantes de amor a mi pareja o a mis seres queridos, puesto que nunca me siento seguro de su amor por mi.
- Siento un gran temor a ser abandonado y por ello trato de controlar a los demás.
- Mi estado de ánimo depende completamente de cómo los demás se comporten conmigo.
- En el fondo me siento insuficiente y temo que los demás se den cuenta y se alejen de mi.
¿Qué puedes hacer si dependes emocionalmente de los demás?
Toma conciencia de lo que está ocurriendo y de su origen. Una vez que aceptes que existe ese vacío emocional en tu interior, podrás comenzar a llenarlo. El primer paso es sanar el pasado , aceptar que las cosas fueron de un modo determinado y que tus padres hicieron lo que pudieron. Ahora tú eres el adulto y es tu responsabilidad ocuparte de ti.
La dependencia emocional consiste en buscar frenéticamente en otros aquello que no hay en nosotros mismos. Por tanto, comienza a darte tú todo lo que necesitas de los demás. Trabaja tu autoestima, aprende a amarte y a aprobarte. Conviértete en tu mejor amigo y en tu mayor fan. Es muy importante que te coloques en el número uno de tu lista de prioridades y comiences a tratarte como tal.
Por último, transforma la manera en que ves las relaciones. Comprende que el amor solo es válido cuando se da porque nos sobra, y no porque nos falta. Entiende que las personas pueden acompañarnos en nuestro camino, pero nunca caminar por nosotros. Valórate y valora a las personas que te rodean como seres independientes.Recuerda que eres lo más preciado que tienes y que únicamente mereces lo mejor, no reclames ni aceptes migajas. Si te tienes a ti mismo, nadie te puede abandonar.Te podría interesar.
RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/dependes-emocionalmente-de-los-demas/
Cómo se forman los recuerdos y cómo los perdemos. POR: Maria Fernanda Alonso
Si hablamos específicamente del ámbito laboral, la relación que tengas con tu jefe es, probablemente, la que más puede afectar tu bienestar personal. La forma en que una persona subordinada es dirigida por su superior puede determinar su rendimiento, su compromiso con la empresa y su nivel de autoconfianza. Frecuentemente, los trabajadores informan que una de las razones más importantes por las que dejan un trabajo es su jefe.
Un jefe con tendencias narcisistas suele dar una buena primera impresión, sin embargo, sus verdaderos rasgos se ven expuestos con el tiempo, revelando que su interés por los demás tiende a ser superficial, y que se preocupan sobre todo por ellos mismos (Watts et al., 2013). Hay quienes caracterizan al “liderazgo tóxico” como aquel ejercido con nula receptividad de comentarios, mentiras o inconsistencias, autocracia, manipulación, intimidación, acoso y narcisismo.
Estudios recientes han encontrado que uno de los grandes problemas de los jefes narcisistas es que no cuentan con las herramientas para desarrollar buenas relaciones con sus empleados, sostenibles en el tiempo, ya que su comportamiento tiende a ser egoísta y su desprecio por los demás erosiona la base de todas las relaciones buenas: la confianza (Hamstra, et al., 2021).
Las personas narcisistas se consideran más importantes, talentosos y atractivos que los demás, pero también se sienten inseguros de sí mismos y tienen una gran necesidad de ser admirados. De forma simultánea anhelan la reafirmación y validación de su autoimagen inflada por parte de otras personas, y se sienten con derecho a atención y admiración.
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Esta dualidad de anhelar y sentirse con derecho a la admiración lleva a los individuos narcisistas a considerarse a sí mismos nacidos para ser líderes y a sentirse con derecho a posiciones de liderazgo, posiciones en las que pueden ser vistos y admirados (Grapsas et al., 2020).
El liderazgo narcisista se caracteriza por el egoísmo, comportarse como si se tuviera prerrogativas, la arrogancia y la explotación de otras personas en beneficio personal (Rosenthal & Pittinsky, 2006).
Desafortunadamente, tendemos a interpretar el exceso de confianza de un individuo narcisista como una señal de que, de hecho, es competente y que sería un buen líder. Los narcisistas cautivan a los demás con su seductor encanto, su visión audaz y su inquebrantable confianza en sí mismos. Todo esto, combinado con sus buenas primeras impresiones, los llevan a ascender jerárquicamente y, como resultado, los rasgos narcisistas son relativamente comunes entre los jefes
Entonces, la aspiración de los narcisistas por puestos de liderazgo combinada con las buenas primeras impresiones que hacen puede hacer que suban en las jerarquías, lo que da como resultado que los rasgos narcisistas sean relativamente comunes entre los jefes (Grijalva et al., 2013).
Pero un liderazgo eficaz requiere desarrollar relaciones de colaboración, reciprocidad y confianza con los demás, y la evidencia muestra que los jefes narcisistas son considerados menos confiables por quienes trabajan para ellos. Esto se debe a que desarrollar la confianza requiere integridad y preocupación por los otros, y nada de esto es natural para las personas narcisistas quienes tienden a anteponer sus propios intereses sobre los de los demás e incluso no tienen problema en pisotear a otros cuando sea necesario para lograr un beneficio personal. Consecuentemente, un jefe narcisista y poco confiable hará que las personas se sientan inseguras para tomar riesgos, cometer errores y expresarse abiertamente.
¿Se puede detectar a un narcisista?
Existen diversas pruebas de selección utilizadas en los reclutamientos organizacionales que procuran detectar a las personas con estos rasgos para evitar asignarlos a puestos de liderazgo. Y, desde luego, las personas narcisistas no son tímidas en admitir que quieren ser admiradas o incluso que pasan por alto los intereses de los demás. De hecho, en general, los narcisistas no se presentan como agradables o modestos (Paulhus & John, 1998). Sin embargo, los narcisistas no son incompetentes y tienen la capacidad de aprender que pueden ser aún más efectivos en la consecución de sus metas egoístas si se presentan de una manera socialmente aceptable o, en otras palabras, si camuflan su falta de interés.
Un hallazgo constante es que algunos jefes narcisistas desarrollan técnicas para manejar la impresión que otros tienen de ellos: buscan activamente comportarse de manera que los haga parecer sinceros a los demás. Cuando tienen éxito con estas técnicas, los empleados tienden a percibirlos como más confiables que sus contrapartes altamente narcisistas que no utilizan técnicas para manejar las impresiones de los demás y, debido a esto, sus empleados se sienten más seguros para expresarse abiertamente.
¿Cómo es el falso interés?
Puede ser difícil distinguir cuando alguien está fingiendo interés o lo está demostrado de forma genuina, sin embargo hay ciertas pistas que pueden servir de guías. En general, el hecho de que los individuos narcisistas necesiten aprender a dar a los demás la impresión de que les importan, significa que no pueden depender del comportamiento y las respuestas espontáneas. Esto quiere decir que es probable que su comportamiento aparentemente sincero parezca incómodo o guionado.
Por ejemplo, es probable que alguien que realmente se preocupe por ti te pregunte espontáneamente cómo estás y qué hay de nuevo en tu vida. Es menos probable que una persona a la que no le importes realmente, te lo pregunte de forma espontánea. Es más, puede ocurrir que sólo te hagan estas preguntas después de tí porque tu pregunta les recuerda que deben expresar interés recíproco. Además, es poco probable que te hagan preguntas de seguimiento después de haber mostrado su comportamiento superficialmente afectuoso. Después de todo, no están realmente interesados en ti.
Por otro lado, es probable que alguien que se preocupe de verdad escuche y sea más empático. Por el contrario, si te encuentras contando una historia sobre tu propia experiencia y la experiencia de repente parece ser sobre el otro, su respuesta aparentemente empática a tu historia podría ser solo una oportunidad para que esta persona cuente una historia sobre sí mismo. Del mismo modo, es posible que su reacción a tu historia no sea empática en absoluto, sino superficial y solo se ciña a los hechos.
Sin embargo, al mismo tiempo, si solo te dejan hablar y nunca comparten sus vivencias ni se relacionan con lo que estás diciendo, es muy posible que te hayan hecho creer que están interesados en ti, pero en realidad no les importa lo que estás compartiendo. Es probable que alguien que se preocupe por ti y sea digno de confianza también exprese su confianza compartiendo sobre su propia vida, por ejemplo, porque es probable que las personas confiables vean las relaciones como una calle de doble sentido.
La mayoría de las personas tienen una inclinación natural a confiar en otros que muestran signos de afecto, por lo que somos vulnerables a la suposición de que los narcisistas tienen buenas intenciones, especialmente aquellos narcisistas que se esfuerzan por parecer sinceros. Cierta conciencia de este efecto y de las formas en que podríamos reconocer el falso interés es útil para proteger a las personas bien intencionadas de ser explotadas y manipuladas.
Referencias:
- Grapsas, S., Brummelman, E., Back, M. D., & Denissen, J. J. A. (2020). The «Why» and «How» of Narcissism: A Process Model of Narcissistic Status Pursuit. En Perspectives on Psychological Science (Vol. 15, Número 1, pp. 150-172). https://doi.org/10.1177/1745691619873350
- Grijalva, E., Harms, P., Newman, D. A., & Gaddis, B. (2013). Narcissism and Leadership: A Meta-Analytic Review of Linear and Nonlinear Relationships. En Academy of Management Proceedings (Vol. 2013, Número 1, p. 11731). https://doi.org/10.5465/ambpp.2013.11731abstract
- Hamstra, M. R. W., Schreurs, B., Jawahar, I. M., Laurijssen, L. M. y Hunermund, P. (2021). Manager narcissism and employee silence: A socio-analytic theory perspective. Journal of Occupational and Organizational Psychology, 94, 29–54. https://bpspsychub.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1111/joop.12337
- Paulhus, D. L., & John, O. P. (1998). Egoistic and Moralistic Biases in Self‐Perception: The Interplay of Self‐Deceptive Styles With Basic Traits and Motives. En Journal of Personality (Vol. 66, Número 6, pp. 1025-1060). https://doi.org/10.1111/1467-6494.00041
- Rosenthal, S. A., & Pittinsky, T. L. (2006). Narcissistic leadership. En The Leadership Quarterly (Vol. 17, Número 6, pp. 617-633). https://doi.org/10.1016/j.leaqua.2006.10.005
- Watts, A. L., Lilienfeld, S. O., Smith, S. F., Miller, J. D., Keith Campbell, W., Waldman, I. D., Rubenzer, S. J., & Faschingbauer, T. J. (2013). The Double-Edged Sword of Grandiose Narcissism. En Psychological Science (Vol. 24, Número 12, pp. 2379-2389). https://doi.org/10.1177/0956797613491970
Fuente: Psypost
RECUPERADO DE: https://www.psyciencia.com/silencio-de-empleados-jefe-narcisista/