Esto es lo que le pasa a tu ánimo y a tu cerebro cuando dejas el alcohol por completo. ESCRITO POR: Rocío Navarro Macías

Con confinamiento o sin él, en España el consumo de bebidas espirituosas está muy arraigado y socialmente aceptado. El estudio sobre el Consumo de riesgo de alcohol durante la pandemia, publicado por Salud Pública, enfatiza cómo ante una crisis, esta sustancia se ingiere también para sobrellevar emociones desagradables. “En este contexto, el alcohol puede ser utilizado por algunas personas para reducir la intensidad de su respuesta a la ansiedad, estrés o depresión”, indica la citada investigación.

No obstante, recurrir a bebidas alcohólicas para mejorar el estado de ánimo es contraproducente. “Hay una serie de cuestiones que se generan al ingerir el alcohol, entre las que destacan la desinhibición, una cierta euforia inicial, aunque realmente es un depresor del sistema nervioso, por lo que luego provoca todo lo contrario”, explica José Antonio Molina, doctor en psicología, profesor en la Universidad Complutense y autor de SOS tengo una adicción (Pirámide, 2011).Lee también Javier Ricou

18 - 04 - 2008 / Barcelona / Absentismo laboral los lunes por resaca del fin de semana / Foto: Llibert Teixido

Bien sea por las resacas, que con la edad pasan cada vez más factura, o porque el wellness ha calado en el estilo de vida, lo cierto es que muchas personas se deciden a cortar con el alcohol de forma definitiva o temporal, mediante iniciativas como el dry january  (enero seco) que comenzó hace unos años como una campaña impulsada por las autoridades sanitarias británicas y acabó por convertirse en un fenómeno en redes sociales que algunos toman como referencia para iniciar su particular “mes seco”, sea enero o no.

Huelga decir que el hecho de abandonar radicalmente el alcohol conlleva numerosos beneficios, pero también puede tener cierto peso sobre el estado de ánimo. Repasamos los motivos por los que pasar a ser abstemio puede agriar temporalmente el carácter sin necesidad de que quien la hace bebiera mucho antes de tomar tal decisión.

El alcohol y las emociones

Tomarse una copa de vino o una copa cuando las cosas se ponen difíciles es una escena común. Incluso el cine se ha encargado de reforzar este hábito para modular el estado de ánimo. Paradójicamente, el consumo de alcohol causa el resultado contrario. Aunque en un primer momento pueda desinhibir o provocar cierta euforia, en realidad esta sustancia es un depresor del sistema nervioso central. “Provoca que estemos bajos de ánimo, no en el momento de su consumo, sino posteriormente”, mantiene el experto en adicciones.

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Asociamos una cerveza o una copa de vino a momentos de relax y disfrute Getty Images/iStockphoto

De hecho, el alcohol sirve para que las emociones oscilen, pero no en el sentido deseado, ya que puede transformar la alegría en nerviosismo o depresión en cuestión de minutos. 

Pero ¿cómo un par de copas tienen el poder de despertar sensaciones opuestas? La respuesta está en que el alcohol afecta a diversos sistemas de neurotransmisores. “Esto hace que se pueda pasar de estados relacionados con la alegría, relajación, seguridad y felicidad al cansancio, la agresividad, inquietud o irritabilidad”, comparte Alexia de la Morena, doctora en neurociencias aplicadas y comportamiento humano y autora (junto a Gemma Sala Grau) del libro Secretos de tu cerebro (Kairós, 2020).

Se puede pasar rápidamente de la alegría y la relajación a la irritabilidad

Alexia de la MorenaDoctora en neurociencia

Una explicación fácil es que esta sustancia disminuye los niveles de serotonina en el cerebro, conocida como la hormona de la felicidad y, como consecuencia, aumenta la irritabilidad y la depresión.

El impacto en el cerebro

La experiencia de sensaciones antagónicas aumenta a medida que crece el consumo de alcohol. “Al comenzar a beber los centros cerebrales empiezan a deprimirse y se suprimen las partes racionales. Esto hace que disminuyan las tensiones e inhibiciones y el cerebro se sienta anestesiado”, comparte De la Morena. 

Esto despierta la espontaneidad, la impulsividad, la confianza e, incluso, el atractivo. Pero a medida que se avanza este proceso, también disminuye el sentido de la ética en la interacción social, aumenta la apatía, la irritabilidad, la tristeza y la agresividad. Por ejemplo, se puede partir de una sensación de euforia que se transforme en ansiedad y estrés.

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Al  beber se inhiben las partes racionales del cerebro y aumenta la espontaneidad y la impulsividad Getty Images/iStockphoto

Otro de los efectos que se produce en el cerebro es que el alcohol lo inflama e involucra a receptores (TLR4) del sistema inmunitario. “También se altera la mielina (sustancia que se encarga de la transmisión de los impulsos nerviosos y se produce la muerte neuronal”, explica De la Morena. 

El resultado es una alteración en las funciones cognitivas. En la práctica, puede verse a través de la pérdida de memoria, que puede ser inmediata y temporal, o a medio y largo plazo si el hábito se mantiene de forma crónica. “Se produce un déficit en los procesos básicos cognitivos, como la atención, la percepción y, sobre todo, una inestabilidad emocional, no solo a nivel cognitivo, sino también del propio cerebro”, añade Molina.

Los efectos “secundarios” de dejar el alcohol

Los neurotransmisores se reajustan

Al dejar el alcohol, los sistemas de neurotransmisores del cerebro recuperan, poco a poco, su equilibrio. Pero incluso quienes beben de forma moderada (entre una y tres bebidas a la semana), pueden acusar el reajuste en forma de patrones de sueño irregulares o cambios de humor. 

Un peaje temporal hasta que las conexiones vuelven a la normalidad y comienzan a sentirse los beneficios. “Mejora la actividad mental como consecuencia de que nuestros procesos cognitivos son más ágiles”, comenta la neuropsicóloga.

En quienes tienen más integrado el hábito (más de tres bebidas al día), el alcohol deja una huella más profunda que puede ir desde la agitación al insomnio. Una reacción que se deriva del exceso de actividad de los sistemas neurotransmisores que intentan equilibrar los efectos inhibidores del alcohol.

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Al dejar el alcohol puede aparecer irritabilidad e insomnio Getty Images/iStockphoto

Para ayudar a mitigar los efectos secundarios de la abstinencia, De la Morena propone acompañar esta con cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, reforzarse con pensamientos como “por una vez, tengo cero preocupaciones” o “no voy a dañarme”. “También les recomendaría una dieta equilibrada rica en antioxidantes, vitaminas, minerales, aceites Omega 3 y 6, cúrcuma…”, aconseja.

Además, un gran beneficio en quienes dejan de tomar bebidas alcohólicas es que entonces actúan de forma coherente con sus creencias. “Dejar de consumir una sustancia produce efectos desde el momento en el que se decide. Se eliminan conductas que están fuera de los propios principios o valores, lo que va a fomentar que te sientas mejor contigo mismo”, concluye Molina.

Enfrentarse a los problemas

Otra de las consecuencias que se producen al elegir una vida abstemia pasa por la toma de conciencia de aspectos personales difíciles o desafiantes. “El alcohol intenta tapar situaciones problemáticas; si lo quitamos, se hacen más evidentes”, sugiere Molina. 

Para manejar estos obstáculos el primer paso es identificarlos. A partir de ahí, el experto propone trabajar con diferentes técnicas de psicoterapia, como las de resolución de problemas. “De esta forma es posible enfrentarse a ellos y empezar a vivir emociones sin contaminarlas con el uso de una sustancia”, continúa.

El alcohol intenta tapar problemas; si lo quitamos, se hacen más evidentes

José Antonio MolinaPsicólogo

Otra de las áreas que hay que trabajar a nivel cerebral cuando se abandona el consumo de alcohol es el sistema de recompensa, ya que el alcohol lo activa. “Es importante estimularlo con otro tipo de actividades gratificantes que premien a la persona de manera natural, como el deporte u otras formas de ocio”, aconseja el psicólogo.

RECUPERADO DE: https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20210316/6375570/que-le-pasa-animo-cerebro-dejas-alcohol-completo.html

Trombos cerebrales sin plaquetas, la extraña dolencia por ver si se relaciona con la vacuna. ESCRITO POR: MARTIO VICIOSA

Las trombosis de senos venosos del cerebro son muy inhabituales, por eso ha llamado la atención que se hayan producido 11 casos en poco tiempo
Actualidad

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El segundo fin de semana de marzo, el Ministerio de Sanidad y la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS) conocieron el caso de un trombo en una persona vacunada contra la COVID-19 que sufrió, concretamente, trombosis venosa en el seno del cerebro.

Este episodio, por sí solo, no hubiera hecho saltar ninguna alerta si no fuera porque se ha detectado otra decena de trombos de este tipo en territorio europeo. En concreto, “entre tres y 14 días después” de la administración de la dosis de AstraZeneca, según la directora de la AEMPS María Jesús Lamas.

Tanto la OMS como la Agencia Europea del Medicamento (EMA) han recomendado no suspender la vacunación con AstraZeneca. No obstante, investigan estos casos concretos, en el contexto de una treintena de problemas de coagulación diferentes registrados tras la vacunación en distintos países.

Se da la circunstancia de que los trombos o problemas de coagulación no se han podido relacionar causalmente con la vacuna, pero sí con la covid. Hasta un 26 % de quien requiere ingreso en UCI termina desarrollando trombos. Y han visto trombosis asintomáticas en un 15 % de pacientes ingresados por coronavirus en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Qué son los trombos de senos venosos: Síntomas a los que prestar antención

Los síntomas de una trombosis de senos venosos del cerebro con falta de plaquetas pueden caracterizarse por:

  • Dolor de cabeza muy intenso, persistente a pesar de tomar analgésicos
  • Sangrados irregulares
  • Visión borrosa y mareos
  • Náuseas

El síntoma más frecuente de la trombosis de senos venosos cerebrales es la cefalea. José Miguel Láinez, Presidente de la Sociedad Española de Neurología, explica que este dolor de cabeza “puede tener un inicio súbito, y localizarse sólo a un lado de la cabeza y empeora al recostarse o realizar ejercicio”.

En la gran mayoría de los pacientes, este dolor, presente en el 90 % de los casso, “va a acompañado de otros síntomas similares a los de un ictus”.

Ante un cuadro así, habiéndose administrado la vacuna o no, es recomendable consultar lo antes posible con el médico, según ha señalado la EMA en un documento dirigido tanto a pacientes como a profesionales sanitarios.

“Generalmente y, si se trata a tiempo, los pacientes que padecen trombosis de senos venosos cerebrales tienen un pronóstico favorable”, precisa el doctor. Solo en los casos graves en los que se demore el tratamiento, puede generar discapacidad o tener un desenlace fatal.

Existe un Código Ictus, un protocolo de atención desde el inicio de síntomas hasta la hospitalización que ha hecho que “el pronóstico de esta enfermedad cada vez es mejor”, añade Láinez.

¿Tienen esos casos otro vínculo ajeno a la vacuna?

Según explica la agencia, los eventos que involucran coágulos de sangre, algunos con características inusuales como un bajo número de plaquetas, han ocurrido en un número muy pequeño de personas que recibieron la vacuna.

Se trata de ver si entre esos casos tan concretos de trombos cerebrales hay conexiones. Por ejemplo, precondiciones de salud comunes, algún tipo de enfermedad previa no diagnosticada o estaban bajo algún otro tratamiento. 

“La EMA está trabajando en estrecha colaboración con la empresa, con expertos en trastornos sanguíneos y con otras autoridades sanitarias, incluida la MHRA del Reino Unido, basándose en su experiencia con alrededor de 11 millones de dosis administradas de la vacuna”, independientemente de lotes concretos de la vacuna, explican.

A día 15 de marzo, han suspendido la vacunación con cualquier lote de AstraZeneca: EspañaDinamarca, Noruega, IslandiaItalia, Alemania y Francia.

RECUPERADO DE: https://www.newtral.es/que-son-trombos-cerebrales-plaquetas-vacuna/20210316/

Trastorno límite de la personalidad, cascadas emocionales y redes bayesianas temporales. ESCRITO POR: CARLOS PELTA

El trastorno límite de la personalidad (TLP) es un trastorno psiquiátrico caracterizado por síntomas como inestabilidad afectiva, impulsividad, autolesiones y alteraciones de la identidad [1]. Este síndrome causa conductas como suicidio, autolesión no suicida (NSSI), dolor crónico, abuso de sustancias, atracones y violencia de género. La teoría pionera y quizás más completa del TLP ha sido la de Linehan [2]. Es una teoría biológica, psicológica y social que afirma que las personas con TLP desarrollan una vulnerabilidad emocional extrema.

Selby et al. [3] proponen en su Modelo de cascada emocional (MCE) que el ciclo de afecto negativo y rumiación (la cascada emocional) conduce a un comportamiento desregulado que funciona para distraer la atención de esta experiencia interna negativa.

La rumiación es típica en personas con TLP y predice un comportamiento desregulado. Es una forma de pensamiento repetitivo en la que los individuos centran su atención en estímulos emocionalmente relevantes. La rumiación suele magnificar el afecto negativo. Según el MCE, la relación recíproca entre el afecto negativo y el rumiativo origina procesos que resultan en una “cascada emocional”. La cascada emocional es iniciada por un evento que provoca una emoción. Este evento hace que el individuo rumie intensamente, aumentando la intensidad de la emoción. A medida que aumenta la intensidad de la emoción es más difícil escapar de la experiencia emocional prestando total atención al estímulo emocional. Luego, se genera un ciclo de retroalimentación positiva entre la rumiación y el afecto negativo. Existe un efecto sinérgico entre la rumiación y la emoción negativa que predice los comportamientos impulsivos típicos del TLP y que forman cascadas emocionales. Las cascadas emocionales crean un trastorno complejo que puede estar involucrado en la aparición del TLP.

La emergencia es el fenómeno por el cual un sistema complejo surge de la interacción de su red de componentes. En términos generales, existe una bidireccionalidad entre las cascadas emocionales y los síntomas del TLP.

Selby y col. [4] han propuesto un modelo de Red Bayesiana Temporal(RBT) [5] para examinar el MCE en una muestra de adolescentes y adultos jóvenes que se autolesionan activamente y que incluyen a aquellos con TLP.

RBT es una extensión de la técnica bayesiana que incorpora la dependencia temporal. Un modelo de RBT consta de varios grupos de nodos conectados, cada grupo correspondiente a un único paso temporal. Los grupos de nodos en diferentes pasos de tiempo están interconectados de la misma manera dentro de cada grupo. Las conexiones entre los conglomerados de nodos corresponden a la dependencia temporal de las variables, actualizando el conocimiento de otras variables mediante el cálculo de la distribución de probabilidad posterior sobre el resto de variables, dada la evidencia obtenida.

Se modelaron y utilizaron cuatro características centrales del MCE en la evaluación de la predicción del modelo: (a) la rumiación y la emoción negativa generan retroalimentación positiva entre sí, (b) generan retroalimentación positiva sobre sí mismos, (c) estas retroalimentaciones positivas provocan un comportamiento desregulado, y (d) el comportamiento desregulado reduce la rumiación y la emoción negativa.

Variables invariantes psiquiátricas se especificaron en los diagnósticos. Estas variables fueron el TLP, el trastorno depresivo mayor (TDM) y el trastorno de estrés postraumático (PSD), que se utilizaron para determinar la precisión predictiva del modelo de diagnóstico con respecto al TLP, la rumiación, la emoción negativa y la existencia de conductas desreguladas. A continuación, se evaluó la precisión predictiva basándose en datos del mundo real. Inicialmente se construyeron varios modelos provisionales. Para cada uno de los modelos, primero se generó una estructura de modelo utilizando nodos conectados causalmente correspondientes a la emoción negativa momentánea, rumiación y comportamiento desregulado, medido en cinco pasos de tiempo durante cada día, y que también incluía nodos correspondientes a los estados de diagnóstico de los participantes. El análisis de RBT sugirió que el MCE predijo el diagnóstico del TLP (con estimaciones de precisión de alrededor del 90%) y la predicción momentánea de rumiación, emoción negativa y conductas desreguladas con estimaciones de precisión superiores al 80% y alcanzando hasta el 100%, según el nivel seleccionado de predicción momentánea.

Referencias

[1] Frías, A. Vivir con el trastorno límite de la personalidad. Bilbao, Desclee de Brouwer, 2017.

[2] Linehan, M. Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite. Barcelona, Paidós, 2003

[3] Selby, EA., Anestis, MD, Bender, TW y Joiner, TE. An exploration of the emotional cascade model in borderline personality disorder. Journal of Abnormal Psychology, 118(2): 375-87.

[4] Selby, E. et al. Temporal bayesian network modeling approach to evaluating the emotional cascade model of borderline personality disorder. Personality Disorders: Theory, Research and Treatment, 12(1): 39-50.

[5] Dean, T. y Kanazawa, K. Probabilistic temporal reasoning, AAAI-88 Proceedings: 524-28.

RECUPERADO DE: https://www.investigacionyciencia.es/blogs/psicologia-y-neurociencia/100/posts