Déficits en lectura en niños con TEA – Neuropsicologia Bogota

José Ramón Alonso

La habilidad para leer con soltura es uno de los resultados más importantes de la educación de un niño. El deseo de una mayor inclusión hace que los niños con necesidades educativas especiales sean, siempre que sea posible, educados en aulas generales. La investigación sobre las intervenciones exitosas en los niños con Trastornos del espectro del autismo (TEA) tiende a centrarse en aspectos concretos asociados a los déficits centrales de esta condición: la comunicación y las habilidades sociales. Sin embargo, la independencia como adulto necesita habilidades más allá de estos dos campos y, en concreto, necesita de una lectura fluida. Leer es una habilidad clave que amplía las posibilidades de aprender, de conseguir habilidades para la vida cotidiana, posibilita un futuro empleo y mejora, en general, la calidad de vida.

La infancia temprana es un período importante para el desarrollo de la lectura. Los niños neurotípicos muestran, ya a los dos años de edad, comportamientos prelectores. Estos comportamientos emergentes incluyen darse cuenta del material impreso (las letras y las palabras tienen significado), practicar habilidades del lenguaje oral (recitar rimas y pronunciar letras) y de algunas convenciones sobre el material impreso (conocimiento de la orientación de un libro o del proceso de pasar páginas). El análisis de estos comportamientos previos a la lectura en niños con TEA ha mostrado que tienen un conocimiento del alfabeto comparable al de sus compañeros neurotípicos pero, sin embargo, muestran peores resultados en el concepto de material impreso, en el vocabulario y en el conocimiento fonológico.

Los resultados de estudios previos sobre las habilidades lectoras en niños con TEA han sido heterogéneos. Se piensa que las habilidades lectoras se correlacionan en gran medida con las habilidades lingüísticas y ya que uno de los déficits centrales asociados al diagnóstico del TEA es un retraso en el desarrollo del lenguaje, no es extraño que se hayan encontrado asociaciones entre pobres habilidades de lenguaje y escasas habilidades en la lectura. En conclusión, los niños con TEA deben considerarse como una población en riesgo de sufrir retrasos o dificultades en la lectura.

En general la decodificación y la comprensión de un texto se desarrollan simultáneamente. Sin embargo, esto puede no ser el caso para niños con trastornos del neurodesarrollo. Uno de los perfiles de lectura más comunes en niños con TEA es que muestren una lectura avanzada de palabras o buenas habilidades de descodificación pero poca comprensión lectora. La hiperlexia es la habilidad para reconocer palabras escritas por delante de la edad y el funcionamiento cognitivo y afectaría a parte  de estos niños. Se calcula que entre el 5 y el 10% de las personas con TEA son hiperléxicos.

Nally y colabores (2018) han profundizado en las habilidades lectoras de niños con TEA intentando mejorar los estudios previos disponibles por tres caminos. Utilizar una muestra mayor (126 niños). No excluir a una parte en función de su nivel cognitivo lo que hace que tengan una muestra más representativa de la población con TEA (se incluyeron niños con discapacidad intelectual, epilepsia, dislexia, dispraxia, trastorno obsesivo compulsivo, síndrome de Down, trastorno desafiante oposicional, ansiedad, problemas de vista, etc.) y finalmente explorar diversos parámetros incluyendo habilidades de decodificación, exactitud en leer texto conectado, vocabulario y ritmo de lectura. Los investigadores dividieron la muestra en dos grupos de edad (de 3 a 5 años y de 6 a 17 años). Los principales resultados son que los niños de ambos grupos mostraban una alteración en las habilidades de lectura en todos los componentes analizados con la excepción de prerrequisitos de lectura de palabras en el grupo 1 y ritmo de lectura en el grupo 2. Todos los niños en la muestra presentaban al menos una habilidad de lectura gravemente afectada. Muchos participantes puntuaban en el nivel más bajo en los test estandarizados y en particular fallaban en comprensión (82%) y en la percepción de los fonemas (62%). Las habilidades de lectura se valoraron frente a la gravedad de los síntomas de TEA y se encontró que las relaciones más claras eran entre gravedad del autismo y el vocabulario y un análisis de regresión múltiple mostró que la gravedad del autismo permitía predecir las puntuaciones de lenguaje indicando que los niños con los síntomas más graves de TEA mostrarían los mayores déficits en la lectura.

Es necesario hacer una valoración temprana de las dificultades lectoras en los niños con TEA. Estos muchachos presentan déficits en las habilidades lectoras pero también una habilidad similar a la media en algunos componentes de la lectura. Sin embargo esta competencia se reducía con la edad o con los avances en la complejidad de la lectura con lo que, con el tiempo, los niños con TEA se retrasaban más frente a sus compañeros, en particular en la comprensión lectora.

Los resultados ponen de manifiesto los importantes déficits en la lectura que afectan a esta población y la necesidad de diseñar intervenciones personalizadas para que puedan mejorar en la lectura, además del esfuerzo habitual en algo que está mucho más asumido, la necesidad de trabajar en el desarrollo del lenguaje. Una dedicación más intensa a la lectura es especialmente necesaria para aquellos con síntomas graves de autismo. Es el camino para evitar el riesgo, cada vez mayor, de un déficit en lectura en esta población .

Para leer más:

  • Nally A, Healy O, Holloway J, Lydon H (2018) An analysis of reading abilities in children with autism spectrum disorders. Research in Autism Spectrum Disorders 47: 14-25.

Tomado de: https://autismodiario.org/2019/10/18/deficits-en-lectura-en-ninos-con-tea/ Neuropsicologia Bogota

Niños tratados con antipsicóticos tendrían mayor riesgo de aumentar de peso y de diabetes – Neuropsicología Bogotá

Por: Maria Fernanda Alonso

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Niños y adolescentes (entre 6 y 18 años) tratados con medicamentos antipsicóticos en un periodo de doce semanas fueron menos sensibles a la insulina, incrementándose su riesgo de diabetes, y ganaron una cantidad significativa de grasa corporal, según un estudio publicado en JAMA Psychiatry.

Los investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y de la Facultad de Medicina Charles E. Schmidt de la Universidad Florida Atlantic, examinaron a 144 jóvenes que habían sido diagnosticados con uno o más trastornos psiquiátricos. Estos fueron tratados al azar con 1 de 3 antipsicóticos comúnmente utilizados: aripiprazol, olanzapina y risperidona, todos ellos son usados para tratar condiciones como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, la depresión, irritabilidad asociada con autismo y síndrome de Tourette. Recientemente, estas drogas también han sido utilizadas para tratar trastorno por déficit de atención e hiperactividad en niños que no responden a la medicación estimulante, como Ritalin, según la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington.

FUERON MENOS SENSIBLES A LA INSULINA, INCREMENTÁNDOSE SU RIESGO DE DIABETES, Y GANARON UNA CANTIDAD SIGNIFICATIVA DE GRASA CORPORAL

Esta investigación encontró que luego de 12 semanas, la grasa corporal se había incrementado, y que los que tomaron olanzapina mostraron el mayor aumento. Al inicio del estudio, cerca del 30% de los participantes fueron clasificados con sobrepeso u obesidad. Al finalizar las 12 semanas ese porcentaje escaló al 46.5. Adicionalmente, la medida primaria de la sensibilidad a la insulina disminuyó significativamente. Mejoras de comportamiento se observaron con todos los tratamientos.

Reportan los investigadores en su informe que cerca de la mitad del aumento de peso era agua y la otra mitad grasa nueva, según resultó de los escaneos de absorciometría de rayos X de energía dual que tomaron de cada participante para medir toda la grasa corporal al finalizar las 12 semanas, y que fueron contrastados con los escaneos tomados al inicio del estudio.

Referencia del estudio: Ginger E. Nicol, MDMichael D. Yingling, MSKaren S. Flavin, RN, CCRC; et alJulia A. Schweiger, CCRCBruce W. Patterson, PhDKenneth B. Schechtman, PhDJohn W. Newcomer, MD. Metabolic Effects of Antipsychotics on Adiposity and Insulin Sensitivity in YouthsA Randomized Clinical Trial. doi:10.1001/jamapsychiatry.2018.1088

Tomado de: https://www.psyciencia.com/antipsicoticos-riesgo-obesidad-ninos/?fbclid=IwAR0y48IlZsvoAgdggdbuJPGwIRano1PCUViVY2DKsEstyKMC-b_JuFfZ6A4 Neuropsicologia Bogota

Disfunción autonómica y ansiedad en el autismo – Neuropsicología Bogotá

 Manuel Casanova

Durante muchos años, he estado interesado en el papel que juega el sistema nervioso autonómico (SNA) en el trastorno del espectro autista (TEA). El SNA inerva nuestros órganos internos y se encarga de las funciones corporales que se llevan a cabo automáticamente, sin nosotros tener conciencia de las mismas; por ejemplo, sudoración, dilatación pupilar, respiración y ritmo cardíaco. Los signos de un sistema nervioso autonómico mal ajustado incluyen trastornos del sueño, ritmo cardíaco, temperatura corporal, frecuencia respiratoria, digestión, y sensación de la piel.

Mi creencia personal es que la disfunción autonómica subyace la ansiedad generalizada y crónica experimentada por muchas personas autistas. Esto es importante ya que medidas de excitación autonómica, así como perfiles de regulación de respuestas cardíacas, podrían ser útiles para distinguir subgrupos de individuos autistas y dictar pautas para su tratamiento. A manera de ejemplo, creo que muchos médicos pudieran utilizar drogas betabloqueantes (por ejemplo, Inderal) para tratar la ansiedad experimentada por personas autistas.  Estas drogas actúan sobre la activación del sistema nervioso simpático al bloquear su efecto sobre el corazón. Espero que en el futuro, esta y otras drogas similares, proporcionen mejores resultados que el tratamiento convencional con ansiolíticos (e.g., benzodiacepinas como Librium, Xanax o Valium). Los medicamentos ansiolíticos se recetan principalmente para uso a corto plazo, son propensos al abuso y tienen efectos de abstinencia cuando la persona deja de utilizar las mismas.

El SNA está directamente involucrado en manifestaciones de afecto, la expresión emocional, gestos faciales, comunicación vocal y comportamientos sociales. La disfunción de este sistema a menudo contribuye a anormalidades en las respuestas cognitivas, emocionales y de comportamiento en niños con autismo. En efecto, la literatura medica reporta que la baja reactividad cardíaca durante compromisos sociales resulta en una disminución en la flexibilidad del comportamiento y una capacidad reducida de atención a estímulos relevantes.  En los TEA la excitación autonómica atípica puede explicar algunos de los síntomas centrales, en particular, los comportamientos repetitivos estereotipados y la esquivación de interacciones sociales.

Siempre me ha parecido interesante que la sobre-activación simpática a menudo se asocia a trastornos de ansiedad.  Los trastornos de ansiedad son una de las preocupaciones clínicas más apremiantes en el autismo debido al impacto negativo que las mismas tienen en el bienestar físico y emocional de un individuo autista, al igual que a su alta prevalencia en esta población.

El desarrollo de nuevos métodos de neuromodulación destinados a reducir la excitación autónoma en niños con autismo es, por lo tanto, una importante iniciativa de la investigación clínica. Desafortunadamente, el gobierno federal proporciona poco en términos de financiamiento para estas iniciativas, aun cuando los mismos pudieran tener efectos inmediatos y profundos en la vida de nuestros niños.

Referencias

Casanova M. Autism Updated: Symptoms, Treatment and Controversies

Tomado de: https://autismodiario.org/2019/10/17/disfuncion-autonomica-y-ansiedad-en-el-autismo/ NEuropsicologia Bogota