Qué es el apego seguro y cómo desarrollarlo?
POR: SHARON LAURA CAPELUTO
Mostrar sensibilidad a las necesidades de los niños fomenta el desarrollo del apego seguro. En la adultez, es posible superar el apego inseguro a través del autoconocimiento.
Todo psicólogo competente reconoce que la formación del apego en la infancia no es moco de pavo, pues es un aspecto crucial y está lejos de ser algo trivial. Un apego seguro es fundamental para confiar —tanto en los demás como en nosotros mismos—, establecer las bases para construir vínculos sanos y experimentar una mayor felicidad.
Aunque es preferible desarrollar este estilo de apego durante la niñez, transformar un apego inseguro en otro más adaptativo y menos doloroso no es tarea imposible. En este artículo, exploraremos en detalle qué implica este concepto, consideraciones y claves para fomentarlo en los niños y cómo podemos cultivarlo en nosotros mismos como adultos.
¿En qué consiste el apego seguro?
John Bowlby es el psicólogo británico que revolucionó nuestra comprensión de las relaciones afectivas. Junto a Mary Ainsworth, experta en psicología del desarrollo, formuló la teoría del apego, la cual investiga cómo los vínculos tempranos influyen en la forma en la que nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos en la adultez.
La base del apego seguro se establece en tanto los cuidadores responden de manera sensible y consistente a las necesidades de los niños. Cuando los pequeños reciben este tipo de atención, se sienten amados y seguros.
Los resultados de este tipo de apego son invaluables, pues aquellas personas que lo han experimentado están mejor equipadas para establecer relaciones saludables y satisfactorias. Además, cuentan con los recursos afectivos necesarios para amar y dejarse amar, pero, al mismo tiempo, valoran su autonomía emocional y respetan la independencia de los demás.
Principales características del apego seguro
Se destaca por una serie de elementos esenciales que promueven el desarrollo emocional y psicológico saludable a lo largo de la vida. Estas son algunas de las características notables durante la infancia:
- Confianza y seguridad: el niño confía en que sus cuidadores estarán allí para él, al responder a sus necesidades físicas y emocionales con afecto y responsabilidad.
- Exploración y autonomía: el pequeño se siente tranquilo para aventurarse y explorar su entorno. La clave aquí es que el menor tiene la certeza de que cuenta con un refugio seguro al que volver cuando lo necesite.
- Seguridad en la separación: el niño comprende que su madre, padre o cuidador regresará, aunque se ausente de forma temporal.
- Autoimagen positiva: el pequeño se ve a sí mismo como merecedor y digno de amor, al sentar las bases de una autoestima con suficiente solidez para enfrentarse a cualquier desafío de la vida en el futuro.
Otros estilos de apego
Dependiendo de cómo los cuidadores se relacionen con el niño (ya sea de forma consciente o inconsciente), este desarrollará un estilo de apego particular. Como mencionamos en líneas anteriores, el apego seguro crea cimientos robustos para conexiones saludables.
Por el contrario, las carencias en el cuidado afectivo generan apegos inseguros, que tienen repercusiones negativas en la manera en que las personas se vinculan de forma emocional a lo largo de su vida. Entre los estilos inseguros se encuentran los siguientes:
- Apego ansioso ambivalente: los cuidadores son inconsistentes en sus respuestas a las necesidades del niño. A veces son afectuosos y otras veces muestran frialdad o, incluso, hostilidad. Esto genera ansiedad en el menor y una necesidad constante de confirmación afectiva, al sentir que su valía personal está en juego.
- Apego evitativo: surge cuando los padres son distantes o muestran una falta de sensibilidad o interés hacia el hijo. El pequeño desconfía de ellos y, aunque esto le cause sufrimiento, prefiere evitar el contacto. Como resultado, desarrolla una autosuficiencia excesiva.
- Apego desorganizado: los cuidadores adoptan comportamientos contradictorios y confusos. En ocasiones, este estilo puede surgir a partir de experiencias de violencia, abusos o negligencias. El niño presenta una combinación de síntomas del apego evitativo y el ansioso, al manifestar a la vez rechazo y anhelo de la cercanía de sus padres.
Es importante aclarar que los tipos de apego no representan categorías rígidas y determinantes, sino que pueden modificarse a lo largo del tiempo. Tal como se advierte en un estudio difundido en Current Opinion in Psychology, los cimientos no son el destino.
Sin importar del tipo de apego del que partas, puedes avanzar hacia un apego seguro al crecer.
¿Cómo fomentar el apego seguro en los niños?
Es evidente que criar a un niño es uno de los trabajos más complejos que una persona puede asumir. Los errores forman parte del camino. No existe la madre o padre ideal y, de manera afortunada, la perfección no es necesaria para cultivar un apego seguro en un hijo.
Sin embargo, hay ciertas medidas y cuidados que se pueden tomar en la vida diaria para fomentar este tipo de apego.
1. Mostrar sensibilidad ante sus necesidades
Es esencial responder de manera afectuosa a las necesidades del niño desde que es bebé, al ofrecer consuelo y apoyo en momentos desafiantes. En este sentido, es crucial encontrar un punto intermedio entre estar disponible y permitir la autonomía, al evitar los peligros de la sobreprotección.
Por ejemplo, si el pequeño sufre una caída leve, es importante acercarse y brindar apoyo de manera proporcionada, sin reacciones excesivas de preocupación. De esta manera, no solo demostramos que estamos allí para él, sino que también le enseñamos a enfrentar adversidades de forma equilibrada.
2. Ser consistente y previsible
Establecer rutinas claras y coherentes es imprescindible para brindar confianza y estabilidad al niño en el día a día. La consistencia en nuestras acciones cotidianas, desde las comidas hasta la hora de dormir, refuerza esa sensación de seguridad y contribuye al desarrollo de un apego seguro.
3. Hacer que se sienta querido y valorado
Sin lugar a dudas, esta es una de las responsabilidades que no podemos pasar por alto. Amar y valorar a nuestro hijo no es suficiente por sí solo; es esencial hacérselo saber con nuestras acciones:
- Aceptarlo tal y como es.
- Validar las emociones del infante, sin juzgarlas ni minimizarlas.
- Hacerle caricias, darle abrazos y decirle que lo queremos.
- Escuchar al niño y tener en cuenta su opinión.
- Respetar tanto sus gustos como intereses, y reconocer lo que lo hace único.
- Pasar tiempo de calidad con él, ya sea dedicado al juego, una charla o un paseo.
- Prestar atención cuando quiere enseñarnos algo que ha hecho o que le apasiona.
- Responder a sus pedidos de atención. Por ejemplo, si nos dice: «¡Mira, papá, cómo salto a la piscina!» o «¡Mamá, mira cómo pateo la pelota!», es importante hacerle saber que valoramos sus esfuerzos y nos alegran sus logros.
Además, a través de estos cuidados, potenciamos el sano desarrollo de su autoestima y autoconfianza, alentándolo a explorar el mundo con curiosidad y seguridad.
¿Cómo desarrollar un apego seguro en la adultez partiendo de uno inseguro?
Si tus cuidadores no lograron construir un apego seguro en tu infancia, y ahora, como adulto, enfrentas las consecuencias de ese apego inseguro en tus vínculos, tienes que saber que aún puedes transformar esa dinámica hacia otra más adaptativa. Hay oportunidad para mejorar tu autoestima, potenciar tu independencia e, incluso, construir una relación de pareja basada en un apego seguro.
No queremos engañarte: el proceso no es sencillo ni lineal. Más bien, es un camino que demanda valentía, paciencia y esfuerzo. El primer paso es el autoconocimiento.
Es esencial entender cómo te relacionas y las raíces que influyen en ello. En este contexto, la psicoterapia es una herramienta valiosa para explorar y abordar esos patrones, tal como indica un trabajo publicado en la Revista de Psicoterapia.
Una vez que tomas consciencia del tipo de apego que has construido, es crucial enfocarse en lo esencial de cada uno. Si vienes arrastrando un apego evitativo, concéntrate en aprender a confiar y ganar seguridad, para crear conexiones más profundas.
En este caso, puede ser necesario abordar el miedo al abandono o al rechazo, así como superar el temor a mostrarte vulnerable.
Por otro lado, si buscas poner en práctica técnicas para superar el apego ansioso, no pierdas de vista que tu desafío radica en deshacerte de la dependencia emocional. En este sentido, implica cultivar una mayor autonomía, fortalecer tu autoestima y amor propio, mientras aprendes a marcar límites de manera asertiva.
Para finalizar, una vez que se tiene claridad sobre las causas y los efectos del apego desorganizado, es posible transformarlo en uno seguro. Sin embargo, puede ser más difícil, ya que puede surgir de experiencias traumáticas y de profundo dolor. En este escenario, el apoyo psicoterapéutico se vuelve imprescindible para sanar las heridas del pasado y aprender estrategias para lidiar con las batallas internas.
Un esfuerzo que merece la pena
Ya sea que desempeñes el papel de madre o padre, o bien, si tienes el propósito de mejorar tu propio apego emocional, invertir tiempo y esfuerzo en este proceso puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida, tanto para ti como para tus hijos.
En última instancia, desarrollar un apego seguro se refleja en vínculos más satisfactorios y una vida más plena y enriquecedora. Además de sanar el pasado, este trabajo aligera el presente y establece cimientos sólidos para un futuro emocionalmente más saludable.
FUENTE: https://lamenteesmaravillosa.com/apego-seguro-y-como-desarrollarlo/
¿Qué es una evaluación neuropsicológica?
POR: SARA CLEMENTE
La evaluación neuropsicológica o cognitiva es un método diagnóstico diseñado específicamente para explorar el funcionamiento cognitivo de las personas. Blinda información muy valiosa que puede pasar desapercibida en otras metodologías de estudio, por lo que se usa de manera complementaria a las técnicas de neuroimagen o pruebas radiológicas.
Permite estudiar la actividad y el funcionamiento de los sistemas cognitivos cerebrales mediante la exploración de las capacidades superiores. Por eso se lleva a cabo tanto en pacientes con daño o lesión cerebral; con el fin de conocer su grado de alteración intelectual. También se realiza a personas que quieren supervisar su funcionamiento mental durante las diferentes etapas de su vida.
Tipos de evaluación neuropsicológica
No hay dos pacientes iguales. Cada uno ha de considerarse como un universo particular. Por eso, la evaluación neuropsicológica ha de ser flexible y adecuarse a cada caso clínico. De ahí que no se pueda establecer una taxonomía de los tipos de exploración cognitiva como tal, aunque en función de su objetivo, esta puede ser:
Evaluación Cognitiva
Su objetivo principal es conocer en profundidad cómo funcionan la atención, la memoria, el lenguaje o las funciones ejecutivas (planificación, prevención, control, supervisión, organización…). Para ello, se emplean pruebas estandarizadas que registran información, tanto cuantitativa como cualitativa.
En este sentido, es tan o más importante que el profesional se fije en los resultados del paciente en las pruebas que se le han aplicado, como en su actitud y modo de ejecución de las mismas. Es decir, es importante la interpretación de la puntuación numérica que obtiene alguien con una alteración intelectual, pero también lo es la que haga el profesional de la conducta que este presenta a la hora de realizarlas.
En la mayoría de las ocasiones, la información que aportan los familiares del paciente es fundamental. Porque en algunas alteraciones psicológicas, el afectado no es consciente de que sus funciones intelectuales se han visto alteradas; por lo que los datos que aportan las personas más allegadas a él son necesarias para la elaboración de ese perfil neuropsicológico.
De las funciones ejecutivas y la cognición social
Este tipo de evaluación neuropsicológica es muy habitual en niños. Los pequeños han de realizar una serie de baterías neuropsicológicas que permiten conocer su nivel de madurez y rendimiento cognitivo. Estos test tratan de examinar el control inhibitorio, así como múltiples habilidades multitarea y sociales. El objetivo último es la adecuación de las estrategias interpersonales que emplean en su día a día.
Una de estas pruebas más utilizadas es la de BANFE (Batería neuropsicológica de funciones ejecutivas y lóbulos frontales). Evalúa las funciones ejecutivas mediante 15 procesos, agrupados en tres áreas cerebrales específicas: orbitomedial, prefrontal anterior y dorsolateral. Su principal ventaja es que permite obtener un índice global y uno específico para cada región evaluada.
Específica de funciones visoespaciales
Las habilidades visoespaciales son muy útiles en nuestro día a día, ya que nos permiten representar, analizar y manipular objetos mentalmente. Sin ellas nos sería imposible, por ejemplo, echar agua a un vaso de una jarra sin derramarla.
En muchas ocasiones, los fallos que tenemos a priori pueden parecer defectos visuales; sin embargo, algunas veces poco tienen que ver con los órganos primarios sensoriales (los ojos). Al contrario, estas faltas están relacionadas con etapas posteriores de procesamiento de la información, es decir, con procesos gnósicos relacionados con las áreas de asociación de la corteza cerebral.
Las pruebas tipo Poppelreuter, en las que se presentan una serie de figuras superpuestas y entrelazadas, son unas de las más empleadas en este tipo de evaluación neuropsicológica. También son muy usados el test de los 15 objetos y los relojes de Luria.
Como se ha podido observar, la evaluación neuropsicológica típica implica medir distintos aspectos. Entre ellos, la capacidad intelectual general, el lenguaje, la personalidad y el temperamento, la atención, la memoria y otras destrezas de alto nivel de ejecución. Dependiendo de cada caso y de las necesidades del paciente, se analizarán unas habilidades más en profundidad que otras.
Su aplicación puede ser la clave del diagnóstico
La evaluación neuropsicológica tiene diversas aplicaciones y usos. Entre ellas, que permite identificar áreas o funciones intelectuales alteradas. Por ejemplo, trastornos o problemas de memoria que, de no haberse realizado pruebas de naturaleza cognitiva, no podrían haberse detectado.
De hecho, muchas veces las baterías neuropsicológicas son las únicas herramientas de las que se puede valer el profesional para detectar precozmente algunas patologías. Asimismo, son muy empleadas en el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o en alteraciones atencionales asociadas a la diabetes o el alcoholismo.
Además, permite diferenciar entre posibles diagnósticos (diagnóstico diferencial) en base a un mismo cuadro clínico. Es decir, la evaluación neuropsicológica es clave para diferenciar entre enfermedades: puede determinar cuándo la alteración cognitiva de un paciente es debida a un accidente cerebrovascular o es fruto de una profunda depresión.
No obstante, es fundamental no confundir la evaluación neuropsicológica con la mera administración de pruebas o tests neuropsicológicos. No es solo eso: la administración de pruebas es solo una de las fases de este tipo de evaluación. Te podría interesar…
Leerlo en La Mente es Maravillosa
Accidentes cerebrovasculares: causas y tipos
FUENTE: https://lamenteesmaravillosa.com/que-es-una-evaluacion-neuropsicologica/
¿Cuánto coeficiente intelectual hay que tener para ser superdotado?
POR: OKDIARIO
¿Crees que eres superdotado? Salir de dudas es relativamente fácil, tan solo has de hacer un test para medir tu coeficiente intelectual o CI y saber exactamente qué nivel tienes. Ahora bien, qué evalúa exactamente esta prueba y cómo.
El CI es el coeficiente intelectual de una persona. Sin embargo, el hecho de tenerlo muy elevado no tiene por qué incidir en el carácter de una persona. Muchos psicólogos e investigadores creen en la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, quiere decir que el coeficiente intelectual mediría sobre un total de un 8% de inteligencia del individuo, pues existen otras como la sensorial, social, etc.
Sea como fuere, la capacidad de una persona para calcular mejor o tener mayor facilidad para leer, etc., sí se mide por medio del CI, cuyo test fue elaborado inicialmente por Alfred Binet en 1900.
Este psicólogo francés creó este ensayo para poder analizar la capacidad de los alumnos y saber a cuáles de ellos debían ayudar más en la escuela. Así pues, fue el gobierno francés quien encargó a Binet la creación de esta herramienta.
Por ello, Binet desarrollaría el concepto de edad mental, de forma que muchas preguntas serían planteadas a los niños teniendo en cuenta la edad. Es decir, que para adultos o para chicos, las cuestiones pueden y deben variar.
Cómo medir el coeficiente intelectual
El coeficiente intelectual de un individuo se mide en puntos, aunque hay ciertos términos a considerar. Uno es la Curva de Bell, que traza un gráfico en forma de campana que representa las puntuaciones más bajas y altas que la media, la cual estima el promedio al sumar todas las puntuaciones. También existe la desviación estándar, una medida de variabilidad según la población, que suele estar en 15 o 16.
Por lo general, las puntuaciones arrancan desde 1 y pueden superar los 200 puntos. Así pues, según el rango, se puede saber si la persona tiene algún tipo de discapacidad mental o superdotación. Por lo general, la media entre la mayoría de la gente suele estar entre 85 y 115, lo que se considera inteligencia media.
Ahora bien, para saber si una persona puede ser considerada como superdotada, ha de obtener una puntuación por encima de 140. Si supera los 160, es considerado como genio, y si es capaz de elevar su nota por encima de 200, es un genio inconmensurable, también llamado profundamente dotado. Esas son las medias en las que se mueve este test actualmente.
FUENTE: https://okdiario.com/curiosidades/cuanto-coeficiente-intelectual-hay-que-tener-ser-superdotado-3104604