¿Qué es una evaluación neuropsicológica?

POR: SARA CLEMENTE

La evaluación neuropsicológica o cognitiva es un método diagnóstico diseñado específicamente para explorar el funcionamiento cognitivo de las personas. Blinda información muy valiosa que puede pasar desapercibida en otras metodologías de estudio, por lo que se usa de manera complementaria a las técnicas de neuroimagen o pruebas radiológicas.

Permite estudiar la actividad y el funcionamiento de los sistemas cognitivos cerebrales mediante la exploración de las capacidades superiores. Por eso se lleva a cabo tanto en pacientes con daño o lesión cerebral; con el fin de conocer su grado de alteración intelectual. También se realiza a personas que quieren supervisar su funcionamiento mental durante las diferentes etapas de su vida.

Tipos de evaluación neuropsicológica

No hay dos pacientes iguales. Cada uno ha de considerarse como un universo particular. Por eso, la evaluación neuropsicológica ha de ser flexible y adecuarse a cada caso clínico. De ahí que no se pueda establecer una taxonomía de los tipos de exploración cognitiva como tal, aunque en función de su objetivo, esta puede ser:

Evaluación Cognitiva

Su objetivo principal es conocer en profundidad cómo funcionan la atención, la memoria, el lenguaje o las funciones ejecutivas (planificación, prevención, control, supervisión, organización…). Para ello, se emplean pruebas estandarizadas que registran información, tanto cuantitativa como cualitativa.

En este sentido, es tan o más importante que el profesional se fije en los resultados del paciente en las pruebas que se le han aplicado, como en su actitud y modo de ejecución de las mismas. Es decir, es importante la interpretación de la puntuación numérica que obtiene alguien con una alteración intelectual, pero también lo es la que haga el profesional de la conducta que este presenta a la hora de realizarlas.

En la mayoría de las ocasiones, la información que aportan los familiares del paciente es fundamental. Porque en algunas alteraciones psicológicas, el afectado no es consciente de que sus funciones intelectuales se han visto alteradas; por lo que los datos que aportan las personas más allegadas a él son necesarias para la elaboración de ese perfil neuropsicológico.

De las funciones ejecutivas y la cognición social

Este tipo de evaluación neuropsicológica es muy habitual en niños. Los pequeños han de realizar una serie de baterías neuropsicológicas que permiten conocer su nivel de madurez y rendimiento cognitivo. Estos test tratan de examinar el control inhibitorio, así como múltiples habilidades multitarea y sociales. El objetivo último es la adecuación de las estrategias interpersonales que emplean en su día a día.

Una de estas pruebas más utilizadas es la de BANFE (Batería neuropsicológica de funciones ejecutivas y lóbulos frontales). Evalúa las funciones ejecutivas mediante 15 procesos, agrupados en tres áreas cerebrales específicas: orbitomedial, prefrontal anterior y dorsolateral. Su principal ventaja es que permite obtener un índice global y uno específico para cada región evaluada.

Específica de funciones visoespaciales

Las habilidades visoespaciales son muy útiles en nuestro día a día, ya que nos permiten representar, analizar y manipular objetos mentalmente. Sin ellas nos sería imposible, por ejemplo, echar agua a un vaso de una jarra sin derramarla.

En muchas ocasiones, los fallos que tenemos a priori pueden parecer defectos visuales; sin embargo, algunas veces poco tienen que ver con los órganos primarios sensoriales (los ojos). Al contrario, estas faltas están relacionadas con etapas posteriores de procesamiento de la información, es decir, con procesos gnósicos relacionados con las áreas de asociación de la corteza cerebral.

Las pruebas tipo Poppelreuter, en las que se presentan una serie de figuras superpuestas y entrelazadas, son unas de las más empleadas en este tipo de evaluación neuropsicológica. También son muy usados el test de los 15 objetos y los relojes de Luria.

Como se ha podido observar, la evaluación neuropsicológica típica implica medir distintos aspectos. Entre ellos, la capacidad intelectual general, el lenguaje, la personalidad y el temperamento, la atención, la memoria y otras destrezas de alto nivel de ejecución. Dependiendo de cada caso y de las necesidades del paciente, se analizarán unas habilidades más en profundidad que otras.

Su aplicación puede ser la clave del diagnóstico

La evaluación neuropsicológica tiene diversas aplicaciones y usos. Entre ellas, que permite identificar áreas o funciones intelectuales alteradas. Por ejemplo, trastornos o problemas de memoria que, de no haberse realizado pruebas de naturaleza cognitiva, no podrían haberse detectado.

De hecho, muchas veces las baterías neuropsicológicas son las únicas herramientas de las que se puede valer el profesional para detectar precozmente algunas patologías. Asimismo, son muy empleadas en el diagnóstico de enfermedades neurodegenerativas como el  Alzheimer o en alteraciones atencionales asociadas a la diabetes o el alcoholismo.

Además, permite diferenciar entre posibles diagnósticos (diagnóstico diferencial) en base a un mismo cuadro clínico. Es decir, la evaluación neuropsicológica es clave para diferenciar entre enfermedades: puede determinar cuándo la alteración cognitiva de un paciente es debida a un accidente cerebrovascular o es fruto de una profunda depresión.

No obstante, es fundamental no confundir la evaluación neuropsicológica con la mera administración de pruebas o tests neuropsicológicos. No es solo eso: la administración de pruebas es solo una de las fases de este tipo de evaluación. Te podría interesar…

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