¿Cómo cambiar nuestra creencias? Por Sandra Montejano

Para finalizar esta serie de artículos sobre los modelos de realidad, hablaremos del proceso de cambio de creencias, de cambio de esos modelos de realidad, para hacerlos más eficaces y que nos permitan sentirnos mejor e interactuar de forma efectiva con las situaciones.

A modo recordatorio, hagamos un somero repaso a los cuatro anteriores artículos: 

En el primer artículo de esta serie definíamos los modelos de realidadcomo el estado de la mente en el que una persona supone verdadero el conocimiento o la experiencia que tiene acerca de un suceso o cosa, o lo que es lo mismo, el conocimiento personal que cada uno de nosotros tenemos sobre los demás, sobre el futuro, sobre nosotros mismos y sobre el mundo y la mejor manera de interactuar con nuestro entorno y lo que hay en el.

En el segundo artículo de la serie exponíamos como vamos creando modelos de realidad a lo largo de toda nuestra vida a través de las conclusiones que extraemos de nuestras propias experiencias y de otras informaciones de las que extraemos conclusiones, ya sean cosas que nos han contado, lo que hemos observado en otros, o el aprendizaje social.

En el tercer artículo hablábamos de las hipótesis y como las elaboramos para pasar en el siguiente artículo a exponer los problemas de los modelos de realidad y como estos nos dificultan interactuar de forma eficaz con las situaciones a las que tenemos que hacer frente.

Cambiar las creencias.

Cambiar las creencias que tenemos sobre el mundo, sobre nosotros mismos y sobre los demás no es una tarea fácil, fundamentalmente porque no somos conscientes de cuales son esas creencias que tenemos que determinan nuestra manera de interactuar con el entorno. Pero lo que si sabemos es que cuando nos sentimos mal, sentimos que algo nos hace daño o que sufrimos en alguna situación entonces es muy posible que las creencias por las cuales interpretamos esa situación sean disfuncionales. 

Es en esos casos en los que podemos poner en marcha el cambio de creencias.

Para ello podremos seguir los siguientes pasos.

Apertura mental.

Por lo que la primera acción que debemos emprender para el cambio, es estar abierto a reescribir nuestros libros de instrucciones dándole otro significado a las cosas que se explican en ellos. Para ello es importante entender e interiorizar que los libros de instrucciones que usamos para explicarnos lo que ocurre a nuestro alrededor son hipótesis que estamos considerando válidas, pero que son sólo eso hipótesis y que por tanto no son leyes escritas en piedra.

Cuando asumimos que nuestra manera de ver las cosas, de sentirlas e interpretarlas son posibles explicaciones que aunque para nosotros tengan sentido no tienen porque ser ciertas y verdaderas es cuando nos abrimos al cambio de creencias.

mente-abierta

Búsqueda de  nuevas hipótesis.

Cuando estamos abiertos al cambio y hemos interiorizado que nuestra manera de entender las cosas no tiene porque ser infalible, es el momento de buscar otras hipótesis que también nos expliquen las cosas que sentimos, que percibimos o que pensamos. Para ello una buena pregunta que nos podemos hacer es ¿hay otras posibles explicaciones para lo que está pasando?, ¿si alguien estuviera en la misma situación que yo llegaría a las mismas conclusiones?. Incluso podemos preguntar a personas de nuestra confianza como interpretarían las cosas y a que conclusiones llegarían en la misma situación.

Validación de nuevas hipótesis. 

Cuando tenemos nuevas hipótesis, el trabajo a realizar será el verificar su veracidad. Es decir, buscar pruebas que validen la nueva hipótesis para que sustituya a la anterior. Para ello podemos apoyarnos en las siguientes estrategias:

Analizar los resultados obtenidos por las personas que se rigen por la hipótesis que quieres validar.Por ejemplo, si tu hipótesis de partida es que “si te niegas a hacer cualquier cosa que te piden los demás se enfadarán contigo y dejarán de apreciarte” y quieres cambiar tu creencia a “si te niegas a hacer las cosas que te piden los demás no se enfadarán y yo viviré menos presionado”, sería conveniente buscar personas que se den el derecho a “decir no” y ver como esto afecta a sus relaciones. Seguramente compruebes que se sienten mejor consigo mismos y sus relaciones personales siguen siendo igualmente satisfactorias.
Experimentar la nueva hipótesis.La estrategia más potente para cambiar creencias es la experimentación personal de la nueva hipótesis. Podemos hablar de “experiencias emocionales correctivas” cuando experimentamos en primera persona las nuevas hipótesis, lo cual hace que nuestro modelo de realidad cambie mucho más rápido.Por ejemplo para poder asimilar de forma rápida la nueva creencia “si te niegas a hacer las cosas que te piden los demás no se enfadarán y yo viviré menos presionado”, ponla a prueba, si alguien te pide algo que no te apetece hacer o no puedes hacer, comunícaselo asertivamente y comprueba los resultados. Te darás cuenta de que tu nueva hipótesis es válida y que los resultados son positivos.

Conclusiones.

Los modelos de realidad son marcos que determinan nuestras actuaciones e interacciones con el mundo que nos rodea y nuestra manera de sentirnos respecto a él. 

Cuando nos sentimos ansiosos, deprimidos, frustrados, iracundos, etc de forma generalizada hay algo en nuestro modelo de realidad que es disfuncional. Cambiarlo nos permite sentirnos mejor y desarrollar estrategias eficaces para conseguir nuestros objetivos. 

Recuperado de: https://www.psicoglobal.com/blog/como-cambiar-nuestras-creencias

Ataque de Pánico [parte 2] Por Sandra Montejano

El trastorno de pánico, se caracteriza por la aparición de ataques de ansiedad o crisis de pánico, en las que se experimenta una sensación de terror con la sensación de una muerte inminente.

¿Cómo trata un psicólogo el trastorno de pánico?.

Hay diferentes estrategias para tratar el trastorno de angustia, dependiendo de la orientación que tenga el profesional. Ahora bien, el tratamiento más eficaz desde el punto de vista psicológico es el cognitivo conductual.

Desde este marco terapéutico, En PsicoGlobal establecemos diferentes objetivos a alcanzar a través de los cuales diseñamos la terapia.

Primer objetivo: Psicoeducación.

En esta fase buscamos que la persona entienda cual es su situación, que conozca el trastorno, porqué se da, qué circunstancias hace que se mantenga. Además trabajamos para que se familiarice con diferentes términos que utilizaremos a lo largo de la terapia y se responden y disipan todas las dudas que tenga la persona respecto al problema.

Segundo objetivo: Relajación.

Todos los trastornos de ansiedad conllevan una alta activación corporal, taquicardias, opresión en el pecho, dificultad respiratoria etc. Pero en el trastornos de pánico esta activación es extrema. De ahí que entrenar en relajación como respuesta opuesta a la ansiedad ayuda al control de estos síntomas. Las técnicas de respiración profunda o de relajación física progresivas son las más eficaces a la hora de controlar la activación fisiológica.

Tercer objetivo: Reestructuración.

Cuando una persona padece pánico, tiene pensamientos catastrofistas sobre lo que esta ocurriendo. Interpreta sus signos de ansiedad, como una verdadera amenaza a su vida, piensa que efectivamente va a morir o que lo que le está pasando es muy grave. Nada más lejos de la realidad, la ansiedad es muy incómoda y molesta pero no es peligrosa. Por tanto enseñar a hacer una correcta atribución de los síntomas de ansiedad, reencuadrarlos y gestionar los pensamientos catastróficos que aparecen antes y durante de un ataque de ansiedad, es fundamental para el control de la misma y por tanto una pieza fundamental de la terapia.

Cuarto objetivo: Exposición.

Para la persona que sufre pánico, los estímulos que activan la ansiedad son estímulos internos. Centra su atención en su corazón, en su respiración, en su tensión corporal, son conscientes de la reacciones de su cuerpo, que como decíamos antes, atribuyen a una causa peligrosa con consecuencias catastróficas.

La exposición a estos estímulos internos pretende por un lado darnos el control sobre nuestras propias reacciones corporales y por otro, habituarnos a los estímulos sin que se desate el ataque de pánico.

Una vez conseguidos estos objetivos y conseguido el control del pánico, las siguientes sesiones se centrarán en la prevención de recaídas, dando por finalizada la terapia.

Recuperado de: https://www.psicoglobal.com/blog/ataque-panico-parte2

Ataque de pánico [parte 1] Por Sandra Montejano

La ansiedad es uno de los trastornos psicológicos más extendidos hoy en día. Se estima que hasta un 20% de la población española puede padecer alguno de los trastornos de ansiedad a lo largo de su vida en cualquiera de sus manifestaciones: ansiedad generalizadapánicofobiastrastorno obsesivo compulsivoagorafobia o estrés postraumático.

 En cuanto al trastorno de pánico se estima que un 1% de la población española lo padece, aunque estudios revelan que este trastorno puede estar subdiagnosticado, por lo que podrían ser muchos más casos.

Se estima que un 20% de la población española padecerá un trastorno de ansiedad a lo largo de su vida, de los que un 1% padecerá el trastorno de pánico.

Ataque de Pánico

El trastorno de pánico, se caracteriza por la aparición de ataques de ansiedad o crisis de pánico, en las que se experimenta una sensación de terror con la sensación de una muerte inminente.

Padecer estas sensaciones es desagradable en extremo por lo que la persona que lo sufre, tiende a evitar aquellas situaciones susceptibles de propiciar un nuevo ataque, esta evitación es lo que llamamos agorafobia.

Así, la persona va a reduciendo sus actividades, deja de hacer deporte, deja de ir a lugares donde se siente atrapado… llegando incluso a recluirse en casa, único lugar donde se siente seguro. Al fin y al cabo se busca la protección y la seguridad, evitando estas situaciones, se evita el miedo a volver a padecer miedo.

 ¿Cuándo acudir al psicólogo en busca de ayuda?.

Si padeces ataques de ansiedad y tienes persistente preocupación por tener nuevos ataques o estás preocupado/a por las implicaciones de los ataques o por sus consecuencias como perder el control, sufrir un ataque al corazón, “perder la cabeza”, quizás sea el momento adecuado para pedir ayuda profesional para que valore tu situación.

En muchas ocasiones nos encontramos en la consulta, personas que tienen un trastorno de pánico de larga duración, llevan muchos años padeciéndolos y lo han “normalizado” dentro de su rutina habitual. Cuando se da esta situación el tratamiento es más complicado y lento ya que el proceso está muy instaurado como patrón de conducta.

Por el contrario, hay personas que acuden cuando el trastorno es incipiente, pues han padecido pocos ataques de ansiedad, por lo que normalmente el tratamiento es mucho más rápido y eficaz. En este contexto se necesitan menos sesiones para la total recuperación y el índice de recaídas es menor.

Recuperado de: https://www.psicoglobal.com/blog/ataque-panico-parte1

¿Puede afectar la autoestima a la adicción?

Tal vez te hayas preguntado alguna vez si, en realidad, cómo te ves a ti mismo puede influir de alguna forma en la posibilidad de desarrollar una adicción, ya sea a una sustancia o a un comportamiento. De eso es de lo que vamos a hablar en este artículo.

Es necesario señalar, aunque es algo que ya hemos indicado en otros artículos anteriores, que en el desarrollo de una dependencia puede haber una gran cantidad de factores que influyen en ello, y sí, la autoestima, la forma en la que nos percibimos nosotros mismos, es uno de esos factores determinantes. Así pues, veamos cómo interactúan las adicciones y la autoestima.

¿Por qué es tan importante la autoestima como factor en el desarrollo de las adicciones?

Podemos decir que la autoestima es la percepción que tiene el individuo de su propio valor. Se ha descrito como una”evaluación emocional y cognitiva de uno mismo como ser humano”. Este elemento es fundamental, porque directamente influye en cómo se sienten y se perciben a sí mismas las personas, pero también influye en cómo actúan con los demás.

Es más fácil que las personas que tienen un nivel aceptable de autoestimas se sientan mucho mejor en todos los ámbitos de su vida. También es importante indicar que la estima que alguien tenga de sí mismo tiene mucho que con sus experiencias y sus vivencias, y a que no es lo mismo haber pasado por situaciones negativas que no haberlo hecho. Esto puede ocasionar culpa y otros sentimientos que puede hacer autopercibirte de una manera que no es real y que puede acabar lastimándote.

Lo realmente negativo de todo esto es que, si esa mala autoestima se prolonga demasiado, puede llevar al desarrollo de una adicción que te haga sentir mejor.

Autoestima y trastornos adictivos

La autoestima es algo fundamental

El no percibirnos positivamente influye en todos los ámbitos de nuestra vida. Todo lo que hacemos, pensamos y decimos está mal, nada puede ir bien porque no podemos hacer nada bien. No lo podemos evitar, es como nos sentimos, y por lo tanto, actuamos en consecuencia.

Por poner un ejemplo, en el caso de que un chico vive en un entorno en el que siempre, por mucho que se esfuerce, se le dice que no hace nada bien, durante muchos años va a escucharlo. Ese bombardeo continuo hará que tarde o temprano acabe interiorizando la idea de que es verdad, que no hace nada bien, y poco a poco y sin él mismo quererlo, va adaptando su comportamiento a esa creencia que, para él, es un absoluto.

Adicciones y autoestima: ¿cuál es la relación?

La autoestima se puede lograr a corto plazo a través de la validación externa, lo que puede resultar en una falta de motivación y una menor autoestima. Por otro lado, otros creen que una alta autoestima conduce a la independencia y la confianza que son necesarias para una salud mental positiva.

Es importante notar que no siempre podemos controlar cómo nuestras acciones impactan en nuestro sentido de la identidad. La relación entre adicciones o comportamientos negativos como el abuso de sustancias y la baja autoestima se ha estudiado durante mucho tiempo, y hay, como hemos dicho antes, muchos factores involucrados en esta relación, como el entorno, la genética, las experiencias pasadas, los entornos sociales… Parece plausible que estos factores puedan contribuir a que algunas personas desarrollen adicciones.

Realmente, esta es la pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso en el que un aspecto se alimenta del otro: cuando no te valoras a ti mismo, buscas una manera de aliviar todo el malestar que te genera. Eso lo haces con el alcohol, las drogas o cualquier otro objeto adictivo, pero, por otro lado, cuando consumes, te sientes mal porque lo estás haciendo, y de nuevo, estás en el punto de partida.

Cómo una adicción puede afectar la mente y el cuerpo

La adicción es un término que se refiere a cualquier tipo de comportamiento o sustancia que un individuo usa para satisfacer una necesidad psicológica o fisiológica. Aunque no siempre conduce a la adicción física, puede causar dependencia mental y emocional de la sustancia o comportamiento adicto, lo que lleva a consecuencias para la salud a largo plazo.

El cerebro se ve afectado por la adicción de muchas formas diferentes, lo que puede provocar problemas de salud, como ansiedad, depresión e incluso intentos de suicidio.

Fromm Bienestar es un centro de salud ubicado en Mairena del Aljarafe (Sevilla) y especializado en los procesos de desintoxicación y tratamiento de adicciones, así como en la atención psicológica a pacientes y familias. En sus instalaciones trabaja un equipo de profesionales del ámbito de la psicología y las actividades físicas que permite mejorar en un entorno tranquilo y en el que resulta fácil expresarse.

Recuperado de: https://psicologiaymente.com/drogas/puede-afectar-autoestima-adiccion

Cómo se manifiesta la ansiedad en el cuerpo. Por: Raque Rodriguez

La ansiedad es algo que sufren personas alrededor de todo el mundo. En España, la prevalencia de este trastorno es elevada, ya que 9 de cada 10 personas manifiestan haber sufrido estrés alguna vez y 4 de cada 10 lo ha sentido de manera frecuente (Infocop, 2018). Unas cifras que, sin lugar a duda, son bastante elevadas.

Para poder ser diagnosticada de manera correcta es importante que la población conozca qué es la ansiedad, cómo se manifiesta en el cuerpo, en qué trastornos se producen estos síntomas físicos y qué tipos de tratamiento existen.

¿Qué es la ansiedad?

Como ya hemos comentado en otros artículos dedicados a la ansiedad, la ansiedad es una reacción que se produce en el ser humano y que todo el mundo experimenta. Cuando hay un peligro o una amenaza nuestro cuerpo se prepara para dar respuesta. Esta respuesta es fruto de la ansiedad por lo que podríamos decir que, en ocasiones, es un mecanismo de protección.

Sin embargo, a veces nos activamos o preparamos para dar respuesta sin que exista un estímulo o una amenaza o nos activamos mucho más de lo que corresponde. En estos casos estaríamos hablando de una ansiedad patológica porque no es funcional. Al activarnos sin motivo o al activarnos en exceso nos generamos angustia y otro tipo de reacciones desfavorables e inoportunas.

La ansiedad en estos casos puede provocar diferentes tipos de reacciones: fisiológicas, cognitivo emocionales o conductuales. En el artículo de hoy nos vamos a centrar en las primeras, en las fisiológicas o las que se manifiestan en el cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas físicos de la ansiedad?

Es importante tener en cuenta que para poder reconocer la ansiedad es importante conocer cómo se manifiesta en nuestro cuerpo. Según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2013) las manifestaciones corporales podrían ser las siguientes:

  • Aumento de los latidos del corazón
  • Sudores
  • Temblores u hormigueos
  • Sensación de que nos falta el aire o ahogo
  • Dolor en el pecho o tórax
  • Malestar en el estómago o abdomen
  • Mareos o inestabilidad
  • Escalofríos

Además, otras investigaciones también añaden a estos síntomas los siguientes: agitacióntensión en diferentes músculos del cuerpo, cansanciodolores de cabeza y/o problemas al orinar (dolor o aumento de la frecuencia).

¿En qué trastornos se producen con más frecuencia los síntomas físicos?

Lo cierto es que los síntomas físicos pueden producirse en cualquiera de los trastornos de ansiedad. Sin embargo, pueden ser más frecuentes o cobrar más importancia en los siguientes:

  • Fobias específicas. En este las reacciones del cuerpo hacen que la persona pueda incluso llegar a marearse ante, por ejemplo, la presencia de una aguja.
  • Trastorno de ansiedad social. Uno de los síntomas de este trastorno es que las personas afectadas tienen miedo a que el resto de personas puedan ver que manifiestan síntomas. Estos síntomas suelen ser: temblores, sudores, rubor facial, etc. En otras palabras, los síntomas corporales.
  • Trastorno de pánico. La mayoría de los síntomas del trastorno de pánico suelen ser físicos. Como, por ejemplo: palpitaciones, sensación de que falta el aire, dolor de estómago, inestabilidad o incluso mareos que pueden derivar en un mareo con pérdida de conocimiento.

Además de en estos trastornos de ansiedad, también pueden estar presentes en otros trastornos como: trastorno de síntomas somáticos, trastorno de ansiedad por enfermedad, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), etc.

Tratamientos para la ansiedad

Existen diferentes tratamientos para los síntomas físicos de la ansiedad. Se debe tener en cuenta que, en muchos casos, los síntomas físicos vienen después de los cognitivos o emocionales. Por ello, es importante realizar un abordaje completo.

Los más eficaces, según diferentes guías clínicas, son los siguientes:

Tratamiento farmacológico

Los medicamentos más utilizados suelen ser los siguientes:

  • Antidepresivos de tipo ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina) como: Paroxetina, Sertralina, Escitalopram o similares.
  • Benzodiacepinas de acción corta (Alprazolam, Clotiazepam, Lorazepam, Lormetazepam, Triazolam, Zolpidem y Zopiclona) o acción larga (Bronacepam, Clorazepato dipotásico, Diazepam, Flunitrazepam, Flurazepam y Halazepam).

Tal y como comenta de la Mata (2005) el uso excesivo de estos medicamentos puede hacer que se medique en exceso a personas que no lo necesitan. Además, en muchos casos, si no se siguen las pautas indicadas las benzodiacepinas pueden tener efectos adversos como: dependencia al fármaco, deterioro cognitivo, etc. (Markota, Rummans, Bostwick y Lapid, 2016).

pastillas-ansiedad

Tratamiento en terapia psicológica

Dentro de la terapia psicológica la que más respaldo tiene y más eficaz ha demostrado ser es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC). Las técnicas más utilizadas y eficaces son las que explicamos en este apartado:

  • Psicoeducación. Es importante conocer qué es la ansiedad, cómo se manifiesta, qué mecanismos la operan y mantienen, cuáles son los tratamientos, etc. para poder hacerle frente.
  • Relajación. La Relajación Progresiva Muscular de Jacobson es muy conocida y, si se practica de manera constante, puede ser muy eficaz.
  • Respiración. Llevar un correcto control de la respiración es esencial para que el cuerpo reciba el oxígeno necesario para funcionar de manera correcta. Las respiraciones son muy útiles porque rebajan los síntomas físicos, pero al tener que llevar el control de las veces que se respira puede hacer que la gente se abstraiga dejando de lado también los síntomas psicológicos. Existen diferentes tipos de respiración: profunda, contada, intercostal, abdominal, alternada, etc.
  • Meditación. En los últimos tiempos han aparecido diferentes programas de meditación. Como en el caso de la respiración o la relajación, lo que se pretende es relajar el cuerpo a nivel físico y controlar el pensamiento.
  • Reestructuración cognitiva. Con el objetivo de modificar los pensamientos que nos hacen daño y pueden dar lugar a los síntomas físicos de la ansiedad, también se puede utilizar la reestructuración cognitiva para generar pensamientos alternativos más funcionales y saludables.

Aunque las anteriores son las más conocidas, tal y como vimos en el artículo sobre técnicas de relajación para el control de los ataques de pánico hay muchas más: yoga, relajación diferencial, imaginación de escenas relajantes, etc.

Es importante tener en cuenta también que, en muchas ocasiones, la TCC y la terapia farmacológica se utilizan de manera conjunta. Todo ello dependerá de cada caso.

En el caso de que estés teniendo ansiedad y no puedas controlarla te recomendamos que realices terapia online, ya que tiene muchas ventajas y puede ayudarte a llevar una vida más relajada.

Conclusiones

La ansiedad es algo que está presente en la vida de muchas personas.Por eso, es importante saber lo que es y ver cómo se manifiesta en nuestro cuerpo para poder identificarla y ponerle solución. Algunos de los síntomas físicos más comunes son: temblores, mareos, problemas estomacales, sudores, etc. y están presente en muchos trastornos mentales. Para poder mitigarlos existen diferentes tipos de terapia siendo las más usadas la farmacológica y la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

Las 5 causas de los problemas de sueño en la crisis del COVID-19. Por:

Durante más de un año, la crisis del coronavirus se ha infiltrado en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en lo personal y privado como en lo profesional y público.

Lo que empezó siendo un problema de tipo sanitario que afectaba sobre todo a la salud física, rápidamente se transformó también en un problema social, económico e incluso político con implicaciones en nuestra manera de comportarnos, de sentir y de pensar.

Por eso, no sorprende que una de las facetas del día a día en las que la pandemia ha tenido mucha influencia sea nuestra capacidad para dormir bien y las horas suficientes. A fin de cuentas, dedicamos gran parte del día a esta actividad, y de ella depende nuestro bienestar. Por eso, en este artículo vamos a hablar de las principales causas de los problemas de sueño desencadenados por la crisis del COVID-19.

¿Por qué la falta de sueño es un problema psicológico importante?

Empecemos aclarando por qué hay que tomarse en serio el impacto en la calidad del sueño de una crisis como la del COVID-19.

Muchas personas asumen que el hecho de no dormir bien o no hacerlo durante las horas suficientes genera, como máximo, un sentimiento de malestar que se prolonga durante casi todo el día siguiente. Sin embargo, lo cierto es que las consecuencias negativas de esta clase de problemas van más allá de esa sensación de malestar, y tienen implicaciones objetivas, no solo subjetivas.

El simple hecho de dormir mal en una sola jornada de descanso da lugar a estos desajustes a corto plazo:

  • Serias dificultades para concentrarse en tareas, conversaciones, etc.
  • Menor capacidad para memorizar y evocar recuerdos.
  • Mayor predisposición a la irritabilidad y a reaccionar con frustración o enfado a los imprevistos.
  • Mayor predisposición a adoptar una actitud de pasividad: la persona se involucra menos en cualquier acción.

Además, si estos problemas de sueño se van acumulando a lo largo de los días, aparecen otros problemas psicológicos a medio y largo plazo. Los más significativos son los siguientes:

  • Mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
  • Mayor riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo.
  • Se incrementan las posibilidades de caer en el consumo de sustancias adictivas legales o ilegales.

Y, por supuesto, a todo eso hay que añadirle los problemas de salud física, como una mayor predisposición a la obesidad y a las enfermedades cardiovasculares, una aceleración del envejecimiento, y otras alteraciones que llegado el caso incluso podrían tener como desenlace la muerte si la situación se prolonga demasiado y se duerme muy poco.

Las principales causas de los problemas de sueño en la pandemia del coronavirus

Evidentemente, durante la crisis del coronavirus es posible tener problemas para dormir muy diversos, y basados en una amplia pluralidad de causas. Además, raramente un problema psicológico tiene un solo desencadenante; siempre hay que hablar de multicausalidad.

Sin embargo, si concentramos el foco en las causas de los problemas del sueño característicos de esta época, cabe destacar los siguientes.

1. Problemas de ansiedad basados en la inseguridad laboral y financiera

Las economías de muchos Estados se han tambaleado mucho durante la pandemia, y esto se ha visto reflejado en la salud mental de cientos de miles de trabajadores y trabajadores, especialmente en le caso de las personas en situación de precariedad, a las que un despido o el cierre de un negocio les puede salir más caro.

Ante esta clase de fuentes de ansiedad, es habitual tener problemas para conciliar el sueño, ya que el cerebro tiende a mantenerse “en marcha” y con un alto nivel de activación anticipando situaciones catastróficas y/o buscando soluciones urgentes.

2. Rumiación por el miedo a los contagios

El hecho de que el COVID-19 tarde varios días en generar síntomas hace que muchas personas se obsesionen con la idea de tener el virus, dando lugar a la rumiación: la tendencia a darle vueltas una y otra vez a un tipo de pensamientos que producen preocupación. Esto se da sobre todo en personas con aprensión a las enfermedades y fácilmente sugestionables, ya que interpretan una gran variedad de eventos como un signo o síntoma de patología potencialmente severa.

3. Síntomas depresivos asociados a la soledad por medidas de confinamiento

Tanto las medidas de confinamiento aplicadas sobre la población general como las situaciones de cuarentena pueden desbordar emocionalmente a las personas, sobre todo a las más extravertidasNo es fácil adaptarse a una rutina caracterizada por la falta de trato cara a cara con los demás, y esto puede llevar a problemas para dormir bien.

4. Desestructuración de los horarios

Un cambio como pasar de trabajar en la oficina a hacerlo desde casa puede eliminar muchos referentes temporales que estructuraban el día a día de la persona que teletrabaja.

Por ejemplo, puede caer en la trampa de dejar buena parte de sus tareas para el anochecer, lo cual retrasa el momento de irse a dormir (sobre todo si no logra terminar a tiempo y procura compensar eso despertándose temprano). Además, la desorganización en los horarios también es algo que de por sí perjudica a la calidad del sueño, incluso si la persona duerme las horas suficientes.

5. Problemas familiares o por duelo

Finalmente, las causas de los problemas de sueño pueden estar facilitados por la pandemia de manera indirecta, por las crisis que ha podido generar en la familia: discusiones en casa, familiares enfermos, muerte de seres queridos, etc.

Las posiciones de poder incrementan la percepción de responsabilidad de otros. Por Maria Fernanda Alonso

Estar en una posición de poder puede llevar a las personas a considerar que sus subordinados no tienen excusa para no cumplir con sus responsabilidades de la manera exacta en que les fueron encomendadas. Al fin y al cabo, el resultado de su trabajo es el fruto de sus propias decisiones. Pero, ¿puede existir alguna limitación legítima que justifique no haber podido cumplir en tiempo y forma en algún momento?Únete a la comunidad de Psyciencia y accede a recursos clínicos, artículos, análisis y descuentos en cursos de formación profesional que impulsarán tu trabajo.

Cuando alguien tiene una “mentalidad de elección” considera que los comportamientos de las personas son elecciones o acciones deliberadas impulsadas por sus propios motivos y preferencias. Consecuentemente, sienten que tienen control sobre su propio destino (Feldman et al., 2014), por ejemplo, y obtienen mejores resultados en las negociaciones (Ma et al., 2019). Por otra parte, este tipo de mentalidad también puede llevar a la culpabilización de la víctima, a una falta de atención por la desigualdad y a un menor interés en los actos de bien social (Savani et al., 2011). Recientemente, investigadores encontraron que las personas en posiciones de poder tienden a adoptar una mentalidad de elección, y esto les hace más propensos a responsabilizar a otros por los errores más allá del contexto (Yin et al., 2021).

El estudio

El equipo realizó tres estudios. Para el primero, pidieron a 363 participantes que completaran dos encuestas en un orden aleatorio. Una midió el sentido de poder de los voluntarios, preguntando cuánto estaban de acuerdo con afirmaciones como “puedo conseguir que otros hagan lo que quiero”. La otra miró su tendencia a repartir culpas. 

Se les dijo a los participantes que los investigadores estaban buscando una solución a un problema real en su departamento: dar o no un bono a un asistente administrativo que no había cumplido con el plazo para una subvención, y afirmó que no tenía otra opción porque estaba “atrapado en otro trabajo”. Luego se les preguntó cuántas opciones tenía la asistente para no completar el trabajo y si creían o no que era culpable de no cumplir con el plazo. Finalmente, se les pidió que votaran si debería recibir el bono o no.

El equipo descubrió que los participantes con mayor sentido de poder creían que la asistente tenía más opciones y era menos probable que votaran a favor de darle la bonificación. Del mismo modo, quienes percibieron que la asistente tenía más opciones la culparon más. Este siguió siendo el caso incluso al excluir a los participantes que no creían que el escenario fuera real.

En el segundo estudio, los investigadores querían saber qué pasaba cuando las personas se sentían más o menos poderosas. Para ello, les dijeron a los participantes que habían sido colocados en equipos para clasificar en orden de importancia una lista de consejos sobre cómo tener éxito en Mechanical Turk (el sitio web de crowdsourcing donde se llevó a cabo el estudio). En la condición de “bajo poder”, se les dijo a los participantes que se les había asignado el papel de un “trabajador” que era inferior a otros compañeros de equipo, mientras que en la condición de “mayor poder” eran supervisores.

Seguidamente les pidieron que resumieran una transcripción que supuestamente había hecho otro equipo: la transcripción estaba llena de errores, que les dijeron que se debían a que la conexión a Internet del trabajador era inestable. Luego respondieron preguntas sobre la transcripción, indicando si creían que el transcriptor tenía la opción de corregir sus errores, cuánta culpa tenía y si debería recibir el pago por la transcripción.

Nuevamente, los participantes en el grupo de mayor poder tenían más probabilidades de percibir que el transcriptor tenía otra opción en comparación los del grupo de bajo poder, lo que a su vez los hacía más propensos a culpar y castigar al transcriptor indicando que no se le debería pagar. Un tercer estudio también replicó estos hallazgos.

En los tres estudios, los participantes que se sentían más poderosos también eran más propensos a ver que los demás tenían más opciones y, por lo tanto, a responsabilizarlos más cuando algo salía mal, incluso si se les daba una explicación razonable. 

Los autores sostienen que esto no puede deberse solamente a que las personas en posiciones de poder quieren preservar su propia posición ya que en el primer estudio se pidió a los participantes que tomaran una decisión sobre alguien completamente ajeno a ellos y su propio lugar en una jerarquía social. En cambio, puede ser que las personas poderosas se beneficien psicológicamente al creer que la posición de todos está relacionada con la elección, lo que significaría que ellos habrían alcanzado su propia posición a través del mérito y el trabajo arduo.

Referencias bibliográficas:

  • Feldman, G., Baumeister, R. F., & Wong, K. F. E. (2014). Free will is about choosing: The link between choice and the belief in free will. En Journal of Experimental Social Psychology (Vol. 55, pp. 239–245). https://doi.org/10.1016/j.jesp.2014.07.012
  • Ma, A., Yang, Y., & Savani, K. (2019). “Take it or leave it!” A choice mindset leads to greater persistence and better outcomes in negotiations. En Organizational Behavior and Human Decision Processes (Vol. 153, pp. 1–12). https://doi.org/10.1016/j.obhdp.2019.05.003
  • Savani, K., Stephens, N. M., & Markus, H. R. (2011). The unanticipated interpersonal and societal consequences of choice: victim blaming and reduced support for the public good. Psychological Science22(6), 795–802. https://doi.org/10.1177/0956797611407928
  • Yin, Y., Savani, K., & Smith, P. K. (2021). Power Increases Perceptions of Others’ Choices, Leading People to Blame Others More. En Social Psychological and Personality Science (p. 194855062110161). https://doi.org/10.1177/19485506211016140

Los viajes de la mente y su aplicación a la terapia. Por: Pura Cano

Desde la psicología con perspectiva sistémica, habitualmente decimos que lo importante a la hora de acompañar a un cliente en su proceso, no es tanto saber cómo ha llegado al estado en el que se encuentra o al estado que le trae a pedir ayuda, sino el estado al que desea acceder.

Es decir, que nos gusta más mirar hacia adelante, ya que este es el camino que queda por recorrer, utilizando el pasado para recoger la gran cantidad de recursos que nos brindan las experiencias pasadas.

Cualquier comportamiento tiene una justificación, y conocerla a veces solo te ayuda a permanecer donde estás, ya que encontraste el motivo, pero curiosamente rara vez te ayuda a resolver la situación, ya que estando centrado en la causa no puedes diseñar lo deseado, más bien diseñas lo “no deseado”. En esta artículo te cuento por qué esta diferencia es importante.

Las dos direcciones de la mente

Nuestra mente puede viajar en dos direcciones y de dos maneras distintas.

Viajes conscientes

  • Al futuro, para visualizar aquello que queremos alcanzar y contar con motivación.
  • Al pasado, para recoger los aprendizajes que realizamos a través del tiempo vivido, a través de lo experimentado. Aporta esperanza y seguridad.

Viajes inconscientes o automáticos

  • Al pasado: buscando causas y justificaciones. Atrae hacia uno mismo resentimiento y culpa.
  • Al futuro: queriendo resolver la incertidumbre. Atrae miedo y ansiedad

Los viajes de la mente

Gracias a que nuestro cerebro es capaz de crear imágenes y realizar las conexiones sinápticas pertinentes, podríamos decir que para él, es lo mismo que algo sea vivido o imaginado, ya que de las dos formas lo experimenta como real, y así queda registrado en en su interior para poder acceder a ello cuando lo necesite, como si de una experiencia vivida se tratase.

Por ejemplo: Si alguna vez visualizas que estás en un escenario con un traje rojo hablando sobre tu libro, mientras te aplauden y suena una canción de Janis Joplin de fondo, cuantas más veces realices esa visualización, más profundo se grabará ese contenido en tu mente, de tal manera que el día de mañana podrás acceder a esa visualización con tanta facilidad como cualquier otro recuerdo, incluso puedes llegar a creer que sucedió de verdad. Mágico, ¿verdad?

Por eso es tan importante estar conscientes cuando hacemos los dos viajes virtuales de la mente, porque podemos construir aquello que queremos con tanto detalle que casi podríamos dibujarlo.

Hay todo un mecanismo muy interesante, y fundamentado científicamente por lo que sucede esto; Te invito a que lo descubras, de momento quédate con esto: “El cerebro no ve aquello que no conoce”.

A nuestra mente le gusta lo que conoce, y por el contrario, le gustan poco los cambios, ya que nuestra amigadla (cerebro primitivo, encargado de nuestra supervivencia) está siempre en modo alerta por si hiciese falta algún movimiento extra ante una amenaza real o imaginaria. Por tanto, nuestra mente normalmente se enfoca en lo que conoce, tratando de automatizar y así consumir poca energía.

Ventajas de la visualización consciente

¿Cuál es la ventaja de que los pacientes de psicoterapia visualicen su futuro con todo lujo de detalles (con los cinco sentidos)? Pues que a su cerebro esa imagen le va a resultar familiar, y a partir de ese momento su foco va a estar disponible para todo aquello que se asemeje a lo deseado, eliminando todos aquellos estímulos o situaciones que no le llevan a esa imagen.

Asi es que por un lado tenemos la visión clara de lo que queremos, y por otro lado nuestro cerebro solo va a ver aquello que queremos, porque como ya sabes, con los ojos miramos, y con el cerebro vemos.

Visualización en terapia

Volviendo al diseño consciente del estado deseado por nuestro cliente, ¿qué pasará si nos centramos en averiguar por qué el cliente está en el estado que está? Pues simplemente que estaremos ayudándole a mantener el foco justo en aquello que no desea, con lo cual su estado de ánimo va a generar más dificultad para cambiar.

Si se presenta con ira, con miedo, con culpa o con rabia, o quizás con ansiedad o apatía, va a ser muy difícil que surja la creencia de que puede cambiar. Posiblemente estaremos ayudando a validar su estado y se marchará sabiendo el porqué pero no se llevará el cómo salir de su situación, porque no habrá un lugar atractivo a donde ir.

Y quizás se vea secuestrado por la incertidumbre; el miedo y estará creando un escenario poco atractivo, pero desgraciadamente es el que la mente reconocerá cuando se presente ante él, y lo seleccionará de entre todo lo demás, porque es lo que conoce.

El cerebro no juzga, pero es muy obediente y te dará aquello que creas, porque lo otro aún estará en el limbo y por descubrir.

¿Qué hacer?

Hay que acompañar de la mano a ese estado deseado que a veces la persona no se atreve a soñar porque no lo cree posible, enredada como está en averiguar las causas y en cuestionar el porqué, como si realmente tuviese algún control sobre todo aquello que no es ella, e intervenir desde la fisiología, el lenguaje, la respiración, el dibujo, la creatividad, el movimiento… para hacerlo lo más real posible.

Ese día, la persona no llegará a las causas, pero conocerá un destino por el que seguir adelante. Más tarde quizás la comprensión pase por esa mirada hacia atrás, para explorar todo aquello que ha de ser soltado y todo aquello que ha de ser mantenido para acercarse a lo que se quiere. Y poco a poco irá construyendo el “cómo”, porque ya lo hizo otras veces.

A mí me gusta cambiar su “porqué” por el “para qué”, pero de eso ya hablamos otro día.

Me gustaría ampliar mi conocimiento a través de tu punto de vista. Te invito a que comentes y hablemos.

Recuperado de: https://psicologiaymente.com/clinica/viajes-mente-aplicacion-terapia