Los cambios emocionales durante el ciclo menstrual. POR: LAURA RUIZ

El ciclo menstrual es un período que consta de diversas fases y que suele tener una duración de 28 días de media, con variaciones dependiendo de cada mujer.

Cada fase del ciclo menstrual está supeditada a una serie de cambios biológicos. Y estos cambios a su vez producen cambios a nivel emocional en la mujer, los cuales influyen en su rutina y en las relaciones con los demás.

A continuación, y para tener una idea previa de en qué consiste el ciclo menstrual, vamos a analizarlo en etapas. Seguidamente, explicaremos cuáles son los principales cambios emocionales durante el ciclo menstrual.

Mujer triste por los cambios emocionales durante la menstruación

Etapas del ciclo menstrual

El ciclo menstrual conlleva a su vez dos ciclos: el ciclo ovárico y el ciclo uterino. El ciclo ovárico hace referencia a cambios que se dan en los ovarios, y el ciclo uterino a cambios en el útero. Esto implica que ambos ciclos tienen lugar de forma simultánea.

Ciclo ovárico

Consiste en la fase folicular y la fase lútea. Durante la fase folicular, los ovarios se preparan para liberar el óvulo. En esta fase, se generan diversos folículos en diferentes estados de madurez, de los cuales quedará un folículo dominante, que será el que contendrá un óvulo para ser liberado por el ovario.

En la fase lútea, este folículo se convertirá en el cuerpo lúteo, e irá acompañado de un aumento de estrógenos y progesterona. La fase lútea cierra el ciclo del ovario y vuelve a empezar la fase folicular.

Ciclo uterino

El ciclo uterino engloba diferentes fases: el período, la fase proliferativa y la fase secretora.

El período

El período, término popularmente conocido como “la regla”, implica el sangrado que proviene de tejidos viejos del útero que son expulsados por la vagina.

Fase proliferativa

La fase proliferativa implica el crecimiento del revestimiento interno del útero para compensar la pérdida de tejido expulsado durante la menstruación. Finalizada la fase proliferativa, tiene lugar la ovulación.

Fase secretora

Consiste en el recubrimiento interno del útero, el cual secreta sustancias químicas necesarias para albergar un embarazo en el caso de que el óvulo sea fertilizado, o se desprende si no tiene lugar dicha fertilización. La fase secretora cierra el ciclo del útero y vuelve a empezar el periodo.

Con tantos cambios fisiológicos en el cuerpo durante el ciclo menstrual, no es de extrañar que esto produzca en una serie de cambios emocionales en la mujer.

A continuación, los clasificamos en función de si son síntomas premenstruales o postmenstruales, ya que la fase de periodo o menstruación conlleva variaciones importantes en cuanto a niveles hormonales.

Cambios emocionales durante el ciclo menstrual: síntomas premenstruales

Justo antes de la menstruación, los estrógenos y la progesterona están muy bajos, lo que produce un conjunto de cambios emocionales característicos:

Irritabilidad

Es considerado uno de los cambios más frecuentes, incluso muchas mujeres lo viven como una señal de que les va a venir pronto el periodo.

Es un síntoma muy fácil de detectar porque aumenta la tendencia a la irritación o el enfado.

Ansiedad

La ansiedad también es considerada como un síntoma habitual. Antes de la menstruación, el cuerpo se ha preparado para desarrollar un posible embarazo, y viene de tener un cambio hormonal muy oscilante.

Estado de ánimo deprimido o fatiga

Un estado de ánimo deprimido también es característico del período premenstrual. Este suele estar asociado a un descenso en la energía, ya que el cuerpo está destinando mucha energía a modificar estados del óvulo y a desprender tejido uterino.

Problemas para conciliar el sueño

Los cambios hormonales van paralelos a cambios en los ritmos circadianos del cuerpo. Es decir, alteraciones de sustancias químicas que regulan el sueño y la vigilia en el organismo.

En el período premenstrual, estas sustancias se alteran y pueden dar lugar a problemas de sueño o insomnio. Aunque estas no sean alteraciones emocionales propiamente dichas, sí pueden originarlas debido al cansancio acumulado.

Mujer en la cama intentando dormir

Cambios emocionales durante el ciclo menstrual: síntomas postmenstruales

Los cambios emocionales durante el ciclo menstrual de tipo postmenstrual no son tan variados ni tan frecuentes. Consisten básicamente en los siguientes:

Aumento de energía y entusiasmo

Pasado el período de baja energía y fatiga, se produce un período en el que hay un aumento de energía en el organismo. La mujer experimenta un estado de mayor actividad y entusiasmo.

Hay que tener en cuenta que la raíz de este conjunto de cambios emocionales es la alteración hormonal que experimenta el organismo.

Depresión y fatiga

Estas alteraciones que mencionamos no son solo a nivel de ovario o útero, sino que conectan con el cerebro. Así, también se han descrito variaciones en la serotonina, un neurotransmisor muy relacionado con la depresión, la fatiga o los problemas para conciliar el sueño.

En conclusión, es importante conocer el ciclo menstrual, así como tener una idea de los síntomas que puedan aparecer en él. Conocer los síntomas nos ayudará a poder entenderlos y a tratarlos sin prejuicios, con efectividad y naturalidad.

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/cambios-emocionales-durante-ciclo-menstrual/

La autoestima durante el proceso de divorcio. POR: Alejandra Alonso

Está bien. Sé que el titulo es un poquito exagerado. No es la peor pregunta del mundo, pero hoy quiero reflexionar un poco sobre la forma en que iniciamos las sesiones. Hablo del clásico: “¿Cómo te fue en la semana?”, y sus variantes. Esta pregunta en realidad no tiene nada de malo por naturaleza, expresa interés por escuchar a la persona, pero en la consulta es una pregunta demasiado abierta y poco útil para ayudar a los consultantes que tienen problemas para mantenerse enfocados en las sesiones, poca motivación y dificultades para progresar en el tratamiento.

Al utilizar un lenguaje preciso y al planear muy bien nuestras intervenciones evitaremos distraernos con pequeños problemas que surgen entre sesiones y nos mantendrá a nosotros y a los consultantes en los objetivos del tratamiento. 

Russ Harris en su libro Getting unstuck in ACT algunas preguntas y estrategias que podemos usar en la consulta para generar el cambio que los consultantes necesitan. He puesto a prueba estas recomendaciones con bastante éxito y aprovecho para compartirlas contigo. 

En vez de empezar con la clásica pregunta “¿Cómo te fue en la semana?”, podemos empezar con estas preguntas abiertas y directas como las que leerás a continuación (por favor adáptalas a tu estilo y propio lenguaje):

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  • “Cuéntame, ¿cómo te fue en términos de vivir según tus valores?”
  • “¿Cómo fue tu experiencia con los ejercicios de defusión”? ¿Qué notaste al practicar el ejercicio de aceptación, exposición, etc.)?”
  • “¿Pudiste usar la hoja de registro que usamos en la sesión anterior? ¿Qué pudiste detectar?”

Si la consultante pudo practicar o hacer los ejercicios, procedemos con preguntas más reflexivas:

  • “¿Qué diferencia encontraste?”
  • “¿En qué otras ocasiones pudiste hacerlo?”
  • “¿Cómo afectó a tu pareja (amigos, hijos, etc.)?
  • “¿Cómo podrías seguir practicando esta habilidad o seguir haciéndola?”
  • “¿Cómo puedes practicar estas habilidades en otras áreas de tu vida?”

En caso de que el consultante no haya podido practicar las actividades propuestas en la sesión anterior, Harris recomienda decir algo así (nuevamente adaptalo a tu estilo): 

“Es muy frecuente que digamos que vamos a hacer algo y no lo hagamos. Todo el mundo lo hace. A mí me pasa muchas veces. ¿Te parece si podemos comenzar esta sesión explorando que se interpuso en tu práctica y como podemos abordar esta dificultad la próxima vez que aparezca?”

Es una intervención breve, respetuosa y directa.

Una vez que el consultante ha aceptado nuestra propuesta podemos utilizar el acrónimo FEAR (miedo) para explorar las dificultades que experimentó el consultante. Es algo parecido al análisis de enlaces perdidos en DBT, pero mucho más breve y adaptado a los procesos de ACT.

  • F = Fusión. Cuando nos proponemos hacer cambios significativos en nuestra vida es normal que nuestra mente nos arroje pensamientos “negativos” con los que nos fusionamos rápidamente. Algo como: estoy demasiado ocupada, no puedo hacerlo, fallaré, es demasiado difícil, todos se reirán de mí, no vale la pena hacerlo, etc. Estos pensamientos en sí mismos no son un problema, son pensamientos, pero cuando nos fusionamos con ellos nos estancamos en nuestro sufrimiento. 
  • E = Objetivos demasiado grandes (excesivos). Cuando nos planteamos objetivos demasiado grandes o cuando no tenemos los recursos y habilidades, es muy probable que fracasemos y nos demos por vencidos. Los recursos necesarios podrían incluir habilidades, tiempo, dinero y salud física. 
  • A = Alejarse (evitación) de la incomodidad. El cambio suele generar sentimientos incómodos, sobre todo ansiedad. Si no estamos dispuestos a aceptar esta incomodidad, no podremos avanzar y construir la vida que queremos.
  • R = Retirado de mis valores. Si perdemos contacto con nuestros valores o no parece importante, entonces perdemos la motivación. ¿Para qué estoy haciendo todo este esfuerzo, sino tengo claro porqué lo hago?. Esto se presenta comúnmente en cuatro formas: (1) los consultantes no quieren o no pueden acceder a sus valores; (2) confunden las reglas y la moral con los valores; (3) declaran un valor, pero no se conectan realmente con ellos y / o (4) usan los valores de su religión, cultura o sus padres en vez de los propios. 

Para abordar los obstáculos presentados podemos usar la herramienta DARE (atrévete):

  • D = Defusión. Identificamos los pensamientos que nos detienen y nos defusionamos de ellos. 
  • A = Aceptación de la incomodidad. Le hacemos espacio a los pensamientos y sensaciones dolorosas, no porque nos gusten, sino porque así podemos hacer lo que es realmente es importante para nosotros. 
  • R = Objetivos realistas. Si no estamos listos para alcanzar nuestros objetivos, podemos hacer dos cosas.
    • Podemos crear un nuevo objetivo que nos permita obtener las habilidades o recursos necesarios para alcanzar el objetivo final que buscamos. Si no tenemos las habilidades necesarias, nuestro objetivo es aprenderlas. Por ejemplo, si el consultante no tiene tiempo, probablemente necesite aprender a organizar mejor su horario. Si no tiene dinero, necesita habilidades de presupuesto, etc. La idea es ayudarlo a construir las habilidades que necesita para construir el camino para el objetivo mayor. 
    • En caso de que el consultante no pueda aprender las habilidades o no tenga los recursos necesarios, entonces tenemos que aceptar dichas limitaciones y cambiar los objetivos lo mejor que se pueda. 
  • E = Encuentro con mis valores. Si el consultante no tiene la motivación para empezar a realizar los cambios que necesita. Debemos tomarnos un tiempo en reflexionar junto con la consultante cual es la razón. Podemos preguntarle si es realmente es importante este valor y por qué. 

¿Por qué la pandemia de coronavirus ha impulsado los casos de adicciones?. POR: Nahum Montagud Rubio

La pandemia por coronavirus ha traído consigo no únicamente una crisis sanitaria médica de grandes proporciones, sino también un incremento de problemas de salud mental, sobre todo la depresión y la ansiedad.

A su vez, estos dos problemas psicológicos han contribuido a que, combinados con las medidas de confinamiento y la incertidumbre económica y social que se vivió durante los momentos más duros de la pandemia, se haya producido lo que bien podríamos denominar como una segunda pandemia: la de las adicciones. En este artículo veremos qué es lo que ha hecho que se hayan incrementado tanto los casos de drogodependencias durante la crisis sanitaria.

Aparición y consolidación de adicciones durante la pandemia del coronavirus

El estrés y la incertidumbre que ha provocado el COVID-19 ha dado como resultado un incremento en la demanda de servicios de salud mental. La ansiedad y la depresión han sido dos problemas psicológicos que han crecido con fuerza desde que comenzara la crisis sanitaria en marzo del 2020, pero no son los únicos problemas que han incrementado su número de casos, siendo de hecho factores de riesgo para presentar varios trastornos mentales, entre ellos la adicción a sustancias.

Los psicoterapeutas y otros profesionales encargados de la salud mental han visto cómo el uso y abuso de sustancias, como opioides y psicoestimulantes, ha crecido enormemente. Muchas personas han caído en adicciones, consolidadas en la pandemia a causa de varios factores, entre ellos la soledad, el aburrimiento, el estrés y el miedo a contagiarse del virus, condiciones que todas ellas combinadas han creado la tormenta perfecta para que no solo hablemos de una pandemia vírica, sino también de adicciones.

Añadido a los riesgos para la salud que trae por sí solo el trastorno por consumo de sustancias, se ha visto que las personas drogodependientes son más propensas a desarrollar los peores síntomas de la enfermedad por COVID-19, tener más secuelas una vez se haya superado la enfermedad y haber un aumento significativo de las posibilidades de acabar hospitalizado y morir por coronavirus.

Atendiendo a datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, en el mes de junio de 2020 se reportó que cerca del 13% de los ciudadanos del país empezó e incrementó el consumo de sustancias adictivas, tanto lícitas como ilícitas. La principal explicación detrás de este incremento fue que la población consumía drogas como método de afrontamiento al estrés y las emociones negativas producidas por la crisis sanitaria.

Si bien que la población comenzara a tomar más drogas no significa que todas las personas cayeran en adicciones, sí que este fenómeno resulta ser muy preocupante puesto que, derivado de él, aumentaron también los casos de sobredosis, disparados ya desde el inicio de la pandemia. El sistema ODMAP, un aplicativo para monitorizar los casos de sobredosis en los Estados Unidos, indicó que en los primeros meses de la pandemia hubo un aumento del 18% de estos casos en comparación con los mismos meses de 2019.

Adicciones en la crisis del coronavirus

La crisis del COVID y los trastornos por consumo de sustancias

En base a las investigaciones y la observación clínica llevada a cabo durante la pandemia, los expertos consideran que uno de los mayores causantes del incremento del consumo de sustancias tiene directamente que ver con la incertidumbre económica, el sentimiento de soledad y el miedo provocado por el miedo a contraer la enfermedad.

Todos ellos se dieron de forma combinada al principio de la pandemia, momentos en que todas las personas se sintieron más estresadas y solas, lo cual las predispuso a tomar decisiones poco saludables, entre ellas beber y tomar drogas.

A medida que las personas van sintiendo más estrés, sienten que tienen menos formas efectivas de manejar esta emoción, y más si tenemos en cuenta la naturaleza de las medidas antiCOVID-19 de la mayoría de los gobiernos del mundo. Por ejemplo, actividades que pueden verse como favorecedoras de la resiliencia, como hacer ejercicio al aire libre o quedar con los amigos, no fueron posibles debido a la prohibición de toda actividad no esencial ni debidamente justificada.

Ante estas prohibiciones, las personas que antes de la pandemia ya tenían problemas de ansiedad pero que los controlaban haciendo deporte, paseando o reuniéndose con sus amigos vieron como de la noche a la mañana tenían que ingeniárselas para aprender un nuevo método para gestionar sus emociones. Fue debido a esto que muchas personas recurrieron como método principal de afrontamiento estrategias poco sanas, entre ellas la sobreingesta de comida, el consumo de pornografía de forma abusiva y, tambén, el abuso de sustancias, siendo las estrellas el alcohol y el tabaco.

El impacto de la crisis del COVID-19 en los patrones de uso de drogas

El aumento en el uso de sustancias se ha dado tanto en términos de cantidad como de frecuencia, y en algunos casos se ha pasado a drogas más peligrosas.

Hay personas que ya abusaban de sustancias antes de la pandemia que las sustituyeron por otras nuevas, más fáciles de obtener desde casa pero también menos seguras, debido a que a causa de las restricciones y medidas de confinamiento no tenían acceso a los proveedores habituales.

Este cambio a una nueva droga es considerada una de las razones por las que la mortalidad asociada al consumo de sustancias se ha incrementadodurante la pandemia. Por ejemplo, una persona que antes consumía heroína, al empezar la pandemia y dejar de tener provisiones de esta droga, la puede haber sustituido por fentanilo, un opioide sintético similar a la morfina pero 100 veces más potente. Al no tener tanta experiencia con esta droga como con la cocaína, el consumidor puede infravalorar sus efectos y provocarse una sobredosis con efectos fatales.

También hay una explicación práctica al porqué del incremento de los casos de sobredosis, y no solo por el aumento del consumo de sustancias. Las personas han sido más propensas a morir por abuso de sustancias durante la pandemia debido a que en muchos casos estaban solas. Esto significa que no había nadie para detenerles o convencerles de reducir el consumo y, además, en caso de darse complicaciones no había nadie que pudiera llamar a los servicios de emergencias o administrar naloxona, una agente que revierte los efectos de los opiáceos.

La importancia de una correcta atención en psicoterapia

Los estresores que han incrementado el consumo de sustancias siguen todavía vigentes e, incluso cuando se dé por finalizada la pandemia de COVID-19, muchas personas tardarán meses, puede que años en reducir su consumo de tabaco, alcohol, café, drogas ilícitas o dejar de comer de forma abusiva.

El estrés y ansiedad detrás de estos comportamientos propiamente adictivos no se desvanecerá por arte de magia y seguirá habiendo mucha incertidumbre incluso cuando deje de haber crisis sanitaria, preocupación que de no ser debidamente tratada puede manifestarse en una sobredosis de drogas a la larga.

Si un paciente reconoce que ha estado consumiendo alguna sustancia, sea directa o indirectamente por la pandemia, la psicoterapia se enfoca en ayudar al paciente a entender qué factores estresantes lo han predispuesto a consumir sustancias. Añadido a esto, se buscan vías alternativas más sanas y adecuadas para enfrentarse al estrés, tanto al que provoca una crisis sanitaria como un desastre humanitario o problemas cotidianos en la vida del paciente.

Se ayuda al paciente a realizar un análisis funcional del rol que tiene la droga en su vida y, así, buscar algo que lo sustituya sin suponer riesgos para su salud.

Cabe destacar que, teniendo en cuenta cómo la pandemia ha incrementado el consumo de sustancias, debería convertirse en hábito entre los profesionales preguntar a su paciente si consume algún tipo de droga, por muy incómoda que pueda ser la pregunta, y conocer cuál consume, en qué cantidad y con qué frecuencia. Si bien esto forma parte de la fase de entrevista clínica, a veces es pasada por encima.

Además, no se debe asumir que un paciente no tenga un trastorno de consumo de sustancias no significa que no esté consumiendo drogas abusivamente ni sienta que ha perdido el control.