¿Cómo son las relaciones basadas en la dependencia emocional? POR: Aroa Quer

Las personas que experimentan esta alteración afectiva acostumbran a tener dificultades para detectar donde empiezan y terminan sus necesidades afectivas.

Al no visualizar los límites que se establecen entre ambos miembros de la pareja, la persona queda atrapada en una especie de limbo emocional en el cual puede terminar atrapado por un largo periodo de tiempo.

Las características de la dependencia emocional en la pareja

Por lo general, el dependiente emocional tiende a sentirse atraído por personas dominantes o con rasgos narcisistas y, además, esta atracción suele ser mutua con este tipo de perfiles.

Al no haber realizado un correcto aprendizaje acerca de lo que supone tener una relación de pareja saludable, estos sujetos pueden verse envueltos en relaciones disfuncionales y de desigualdad en las que existe un juego de roles. Habitualmente, uno de los miembros de la pareja es el dominante, y el otro se someterá tomando uno posición de sumisión.

Existen algunos casos en los cuales estos roles se van alternando entre ambos sujetos, pero difícilmente llegan a percibirse como iguales, al contrario de lo que ocurre las relaciones de apego seguro.

Señales de alerta

El inicio de la relación suele estar marcado por uno intensidad acentuada y un tanto desproporcionada. Los fuegos artificiales son la banda sonora de este encuentro.

No obstante, la persona que desarrolla este desajuste afectivo asociado a una relación empieza a entrar en un bosque encantado donde, paulatinamente, empezará a desdibujarse.

La persona dependiente suele quedar atrapada en una relación que, a medida que transcurre el tiempo, va dejando de aportar valor a su vida. Sin embargo, el sabor de boca que dejaron los fuegos artificiales del inicio de la relación provoca un deseo profundo de volver a experimentarlos.

Aunque la sensación de malestar pueda prolongarse en el tiempo, y el dependiente no es capaz de abandonar la relación, pues permanece con la esperanza de recuperar la intensidad experimentada anteriormente.

Al no encontrarla de manera positiva, va a tender a buscarla aunque sea de forma negativa, como por ejemplo a través de discusiones acaloradas y desproporcionadas.

Personas dependientes emocionalmente

Una relación disfuncional que mantiene a las personas atrapadas

El narcisista y el dependiente comparten una carencia afectiva que suplen el uno con el otro. Así como el dependiente cree que necesita a otra persona para dejar de sentir el vacío permanente con el que está acostumbrado a vivir, el narcisista también necesita del otro para existir, puesto que suelen ser personas completamente vacías y que se nutren de la energía vital de los que le rodean.

El dependiente colma de amor incondicional a su narcisista con tal de que este no lo abandone y, de este modo, evita reconectar con el vacío emocional inherente en él.

La persona narcisista puede abusar del dependiente realizando juegos de poder y en algunas ocasiones, puede que tome una posición de sumisión si ve que puede extraer algún beneficio de esta manera. Las relaciones de dependencia emocional son peligrosas, ya que ambos miembros de la pareja corren el riesgo de perder su identidad como individuos y, además, pueden quedar enganchados a su pareja a la que suelen ver como un subministrador afectivo.

Los casos de violencia de genero reflejan en gran parte la dependencia de aquellas personas que se ven atrapadas en las garras de su maltratador o maltratadora que, posiblemente, esta última persona es alguien con carácter narcisista y con rasgos celotípicos.

En los casos más graves, ambos miembros de la pareja quedan completamente anulados por su compañero y pueden encontrar serias dificultades para romper ese círculo vicioso.

La dependencia emocional es comparable a la adicción que producen ciertas sustancias químicas en los drogodependientes; estas personas también comparten patrones conductuales similares, puesto que se activan los mismos procesos neurológicos que los que sufren una adicción a algún estupefaciente. Es habitual que cuando la persona consigue abandonar la relación, transite por un periodo de readaptación en el cual pueden aparecer sintomatologías derivadas de la abstinencia que supone la privación del subministrador afectivo.

Las bases neuropsicológicas del problema

Generalmente, en los procesos de enamoramiento el cerebro segrega una serie de hormonas que son las causantes de que se produzca un apego sano y necesario hacia la pareja. Sin embargo, cuando hay un desajuste en este proceso, se produce un coctel hormonal que puede derivar en un enganche similar al que puede sentir un alcohólico con la bebida.

El dependiente suele ser una persona altamente demandante hacia su pareja, ya que por más que la otra persona le preste toda su atención, este nunca tiene suficiente y cada vez necesita más demostraciones afectivas.

¿Qué se puede hacer?

Cada uno de nosotros merece disfrutar de una relación sana que le ofrezca un auténtico bienestar y que nos aporte seguridad emocional. La terminación de este círculo vicioso es un proceso complicado, pero no imposible.

Normalmente, estas situaciones se dan en personas que están marcadas por heridas emocionales profundas, y por eso, la clave para empezar a superar este desequilibrio afectivo es detectar la herida para posteriormente empezar a sanarla.

Una de las heridas más frecuentes que se esconden detrás de estas conductas es la herida emocional del abandono. La persona puede haber experimentado un abandono real en su etapa infantil e incluso es probable que no se haya vivenciado un abandono de manera real, sin embargo, el infante puede haberse sentido desamparado o tener la sensación de abandono de alguno de sus progenitores.

Esta herida se activa cuando la persona entra en contacto con su mundo emocional, dejando aflorar el dolor que emana y posteriormente creando estos patrones conductuales.

Antes de emprender una nueva relación es indispensable colmarnos de amor propio para después poder compartirlo con otra persona, pues no podemos entregar lo que no hemos cultivado previamente.

Aprender a estar solos y a disfrutar de nuestra propia compañía puede ser una experiencia reveladora si nos abrimos a ella sin oponer resistencia. Recuerda que en tu interior todavía existe el niño que un día fuiste, deseando ser colmado de amor y solamente tu eres el responsable de que lo reciba adecuadamente.

Aroa Quer es coach especializada en la atención a mujeres en áreas como la gestión de las emociones y de la autoestima. Sus servicios, que ofrece tanto en su consulta de Barcelona como de manera online, consisten en acompañar a mujeres durante un proceso de crecimiento personal en el cual aprenden a mantenerse alineadas consigo mismas.

RECUPERADO DE: https://psicologiaymente.com/pareja/relaciones-dependencia-emocional

Estrategias de reevalución cognitiva pueden mejorar el rendimiento de las personas con ansiedad por las matemáticas. POR: Maria Fernanda Alonso

Cuando hablamos de matemáticas no pensamos en ellas como algo especialmente “emocional”, sin embargo, resulta muy interesante comprender cómo interactúan las emociones en los procesos de aprendizaje: personas que sienten un alto nivel de ansiedad ante problemas matemáticos pueden experimentar grandes dificultades para abordarlos. Un estudio reciente sugiere que utilizar una estrategia de reevaluación cognitiva puede ayudar a las personas ansiosas por las matemáticas a regular sus emociones negativas en torno a tales operaciones. ¿De qué manera? Los hallazgos arrojan evidencia neuronal de que esta reevaluación permite mayor actividad en las regiones del cerebro responsables de la aritmética, allanando el camino para un mejor rendimiento matemático.(Pizzie et al., 2020).

Por qué es importante

La ansiedad matemática se caracteriza por sentimientos de angustia o miedo que surgen cuando se enfrentan tareas matemáticas, de modo que interfiere u obstaculiza la capacidad de una persona para abordar las matemáticas o realizar cálculos matemáticos. Tal ansiedad puede acompañar al sujeto toda su vida y afectar no solo el rendimiento matemático en la escuela, sino también interferir en decisiones cotidianas u otras más trascendentes como qué carrera estudiar, con probabilidades de descartar aquellas que impliquen habilidades cuantitativas como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Es importante comprender cómo funcionan estos procesos emocionales en el contexto de la educación, de modo que podamos crear mejores métodos de intervención para ayudar a las personas a tener una experiencia más positiva y reducir el impacto de las emociones negativas en el rendimiento.

Qué metodología usaron

El objetivo de los autores fue explorar una estrategia de intervención que pudiera aliviar los efectos de la ansiedad matemática al enfocarse en su componente emocional. La estrategia que propusieron se centró en la reevaluación cognitiva: la práctica de replantear una situación emocional antes de que tenga la oportunidad de dar su impacto emocional. Propusieron que limitar el componente afectivo de la ansiedad matemática debería liberar recursos cognitivos que luego pueden asignarse a tareas matemáticas.

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La muestra estuvo compuesta por 74 estudiantes de entre 13 y 22 años que participaron en un experimento de laboratorio. Los estudiantes presentaron diferentes niveles de ansiedad matemática, según lo medido por un cuestionario al final del estudio. Mientras estaban conectados a un escáner de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), los sujetos pasaron por una serie de pruebas en las que se les presentaron problemas de matemáticas o analogías de palabras.

Al comienzo del estudio, los estudiantes fueron entrenados en una estrategia de reevaluación cognitiva que les enseñó a replantear el problema imaginando que se encontraban en un escenario de bajo riesgo (por ejemplo, imaginarse a sí mismos explicando el problema a un amigo) o replantear su respuesta de estrés al problema (por ejemplo, recordarse a sí mismos que la ansiedad puede ser útil y potencialmente mejorar su enfoque en el problema). Para cada bloque de los seis ensayos, se instruyó a los estudiantes para que usaran una estrategia de reevaluación o simplemente abordaran las tareas como lo harían normalmente.

Qué encontraron

En primer lugar, como se esperaba, los investigadores encontraron que los estudiantes con mayor ansiedad matemática se desempeñaron peor en los problemas matemáticos en comparación con aquellos con baja ansiedad matemática. Sin embargo, la estrategia de reevaluación cognitiva pareció reducir las diferencias de rendimiento entre los dos grupos. Los estudiantes con ansiedad matemática obtuvieron mejores resultados en los problemas matemáticos cuando usaron una estrategia de reestructuración, en comparación con cuando abordaron los problemas como lo harían normalmente.

Además, la estrategia de reevaluación pareció ser más eficaz entre aquellos con mayor ansiedad matemática: cuanto mayor era la ansiedad matemática de los estudiantes, más mejoraba su precisión durante los experimentos de reevaluación en comparación con los experimentos en que no se usó la reevaluación. Los estudiantes con mayor ansiedad matemática también tendieron a calificar su experiencia de manera menos negativa en los ensayos de reevaluación.

El hallazgo más interesante fue la evidencia neuronal que encontraron y que podría explicar por qué las estrategias de reevaluación mejoraron el rendimiento matemático de los estudiantes. Primero, los estudiantes que utilizaron la estrategia de reevaluación mientras resolvían los problemas de matemáticas mostraron un patrón de actividad dentro de una red de áreas del cerebro que normalmente se activan durante la reformulación de los estímulos emocionales. Esto sugiere que los estudiantes pudieron aplicar efectivamente la reevaluación cognitiva a las tareas de matemáticas.

Además, entre los estudiantes ansiosos por las matemáticas, las mejoras en el rendimiento matemático que se atribuyeron a la estrategia de reevaluación se relacionaron con una mayor actividad en partes del cerebro involucradas en la aritmética, particularmente el surco intraparietal bilateral. Este hallazgo sugiere que la estrategia de reevaluación mejoró el desempeño de los estudiantes ansiosos por las matemáticas al impulsar la participación de las regiones del cerebro involucradas en la aritmética.

Es decir que al observar la actividad cerebral de los participantes mientras utilizaban la reevaluación cognitiva al hacer cálculos matemáticos, los investigadores encontraron un aumento de la actividad cerebral en las mismas redes de regiones cerebrales que se utilizan para reevaluar los estímulos negativos tradicionales. En otras palabras, aunque los participantes estaban reevaluando matemáticas (contenido que no es considerado como particularmente “emocional”), el equipó registró mayor actividad en las mismas redes de regiones del cerebro que procesan la regulación del afecto negativo mediante la reevaluación.

Limitaciones del estudio

Los participantes de esta investigación completaron las tareas mientras se encontraban en un escáner de resonancia magnética funcional, es decir, que no estaban en un escenario de la vida real en que debían resolver una cuestión matemática.

Además, estaban familiarizados con las tareas utilizadas en los experimentos: problemas aritméticos de orden de operaciones. Usar una técnica como la reevaluación puede ser muy diferente cuando las personas están menos familiarizadas con el material o participan activamente en el proceso de aprendizaje. Por otro lado, es importante tener presente que las personas que experimentan ansiedad por las matemáticas pueden representar un conjunto diverso de antecedentes educativos y experiencias de aprendizaje, y aunque la reevaluación puede ser una técnica flexible para implementar en una amplia variedad de contextos, este estudio no ha abordado cómo estas diferentes experiencias y contextos del mundo real podrían afectar el tipo de resultados que arrojó el estudio.

Más allá de estas advertencias, los autores concluyen que la reevaluación cognitiva se muestra prometedora como estrategia de intervención para mejorar el rendimiento matemático entre los que tienen una alta ansiedad matemática.

Referencia bibliográfica: Pizzie, R. G., McDermott, C. L., Salem, T. G., & Kraemer, D. J. M. (2020). Neural evidence for cognitive reappraisal as a strategy to alleviate the effects of math anxiety. Social Cognitive and Affective Neuroscience15(12), 1271-1287. https://doi.org/10.1093/scan/nsaa161

Fuente: Psypost

RECUPERADO DE: https://www.psyciencia.com/reevalucion-cognitiva-mejorar-rendimiento-personas-ansiedad-matematica/

Científicos usan videojuegos para explorar el vínculo entre la actividad motora y la visión. POR: MARIA FERNANDO ALONSO

Transcripción y adaptación por Julia Balakuniec.

Un proyecto de Grupo ACT y Psyciencia.

La idea de ambos es compartir algunas pautas que puede ser útil tener en cuenta a la hora de transmitir conocimientos en psicología. El foco primario está en mejorar las actividades de divulgación científica en psicología, pero creo que algunas de estas pautas les pueden servir para preparar clases y materiales escritos en general.

Querría aclarar que todas las pautas que aquí se detallarán aquí son fruto de mi experiencia personal, no son principios absolutos, ni siquiera diría que es la mejor manera de divulgar y comunicar, simplemente constituyen una forma de compartir conocimientos a partir de mi experiencia. Hace más de diez años que hago actividad de divulgación en psicología, mayormente dirigida a profesionales y estudiantes, y quizá, algunas de estas ideas puedan ser de utilidad a alguien que esté pensando en divulgar conocimientos en psicología ya sea escribiendo un artículo, haciendo un video o dando una clase.

Cinco criterios para transmitir

Discutiremos cinco criterios o aspectos a tener en cuenta para organizar el contenido que están intentando transmitir. Pueden pensarlos como una serie de preguntas o cuestiones que operan como filtros. El objetivo de estos filtros es que, al preparar una presentación en vivo, o algún material escrito (artículo, tesis, libro, etc.), o algún otro formato de transmisión, si aquello que están creando no cumple con alguno de los criterios, si no pasa por alguno de los cinco filtros que describiremos a continuación, es probable que necesiten revisarlo.

Estos criterios pueden ser utilizados para organizar nuestro contenido, estructurar aquello que vamos a estar diciendo o escribiendo, y transmitir el contenido lo más efectivamente posible. Los cinco criterios se refieren a:

  1. El tema
  2. Medio
  3. Relevancia
  4. Audiencia
  5. Objetivo

Veamos con más detalle de qué se trata cada uno.

Tema

El primer criterio a tener en cuenta lo podemos condensar en esta pregunta: ¿podrían resumir el tema central en uno o dos párrafos?

Esto es, cuando están diseñando su material, sean clases o artículos, deberían ser capaces de resumir en uno o dos párrafos el contenido que están tratando de transmitir. Si se trata de materiales extensos, como por ejemplo un libro, deberían poder resumir en uno o dos párrafos los puntos centrales de cada sección o capítulo. Si no pueden hacer esto, probablemente necesiten simplificar los contenidos, refinarlos, o separarlos en secciones más breves.

Por ejemplo, si tuviera que resumir el tema central de este artículo, lo pondría así: al diseñar clases o materiales escritos con fines de divulgación, es fundamental tener en cuenta cuál es el tema central, que ofrece el medio que será utilizado, tener en claro y transmitir el motivo por el cual el tema es importante, tener en cuenta la audiencia con la que vamos a estar lidiando, y tener en claro cuál es el objetivo a alcanzar con nuestra clase o material escrito

Los dos formatos en que ofrecemos este contenido son relativamente extensos. La clase grabada es de una hora y el artículo tiene un par de miles de palabras, pero la esencia está condensada ese párrafo.

Planteo esto porque por lo general las personas tienden a recordar solo una pequeña parte de lo que decimos o escribimos. Esto aplica especialmente con los contenidos en vivo (clases) en las cuales las personas tienen que seguir el ritmo de quien presenta y no pueden retroceder y revisar algún punto que les resulta difícil. Como regla general yo diría que, en vivo, el público tiende a recordar alrededor de un diez por ciento de lo presentado por el ponente. Lógicamente esto dependerá del tipo de contenido, de la eficacia con la cual transmitimos, entre otras variables, pero nunca llegará a su audiencia el cien por ciento de lo que estén intentando transmitir. De manera que, si el contenido que están proponiendo tiene muchas partes, si es demasiado complicado o no se puede resumir de manera sencilla, probablemente su audiencia se pierda una gran parte de ellos. En general, pueden tener más impacto transmitiendo material breve pero manera efectiva, que transmitir contenidos extensos de manera ineficaz.

Permítanme un ejemplo. En la sección anterior enumeré los cinco criterios a tener en cuenta ¿pueden recordar cuáles son sin volver a leerlos? Probablemente puedan recordar uno o dos, pero apuesto mi riñón izquierdo a que no pueden recordar los cinco sin volver atrás y eso es lo mismo que le va a pasar a su audiencia si su contenido es muy denso, o si no está claramente estructurado. 

Por supuesto esto no es una regla que se pueda seguir siempre, existen algunos medios en los cuales es inevitable que el tema quede complejo o tenga muchos detalles importantes, por ejemplo, si escribimos un artículo científico un trabajo de tesis. Pero si lo que estamos tratando de hacer es transmitir algún tipo de contenido para colegas o público en general, es preferible que el tema sea lo más sencillo posible porque, insisto, las personas se van a olvidar de la mayor parte de lo que digan o escriban. 

La forma de corroborar esto es intentar resumirlo: si el resumen de una clase de una hora y media es más de una página (y eso ya es mucho), probablemente necesiten reconsiderar el abordaje. 

Hay algunas vías de acción posibles para esto. Pueden, por ejemplo, considerar cuáles serían los tres, cinco, o diez puntos que como mínimo querrían que su audiencia se pudiera llevar, y construir el material de ahí. Por ejemplo, en esta clase y artículo hemos condensado los contenidos en cinco puntos a considerar: 1) cuál es el tema que quieren transmitir, 2) cuál es el medio que van a usar, 3) cuál es la relevancia de lo que van a decir, 4) cuál es su audiencia, y 5) cuál es el objetivo que quieren alcanzar. Si su contenido es denso y si tienen la posibilidad, puede ser preferible descartar parte del material, separarlo en secciones o en capítulos, o transmitirlo en distintas instancias.

Otra sugerencia es repetir de distintas maneras los puntos que querrían que su audiencia retuviera, creando listas de puntos destacables, enumeraciones, haciendo resúmenes de los expuestos, recapitulaciones, etcétera. Notarán también que es lo que acabamos de hacer en el párrafo anterior, repitiendo los cinco criterios enumerados al principio de tema, medio, relevancia, audiencia, y objetivo.

Todo esto quizá les parezca un poco elemental, pero es el motivo por el cual recordamos los slogan de las publicidades: simplicidad y repetición. 

Si no pueden resumir el tema central en una o dos oraciones, es conveniente que revisen sus materiales: cuanto más simple sea la comunicación, más efectiva será. 

Medio

El segundo aspecto a considerar es ¿qué recursos me ofrece el medio que estoy utilizando? 

Hace 30 años las únicas vías para la divulgación eran la escritura o las clases presenciales —que además eran raramente acompañadas por alguna apoyatura visual (gráficos, ilustraciones, etc.), pero hoy la gama de medios que podemos utilizar es amplia y cada medio tiene cosas que podemos aprovechar. 

Por ejemplo, si estamos escribiendo un artículo para un blog podemos usar hipervínculos (enlaces) y esto puede ayudar a enriquecer un artículo sin cargarlo de contenidos. Una clase en línea puede apoyarse en gráficos, no solo slides de presentación, sino con un poco de maña, imágenes insertadas superpuestas, videos, audios, entrevistas.

Tengan en cuenta, sin embargo, que si usan muchos recursos específicos de un medio les dificultará su adaptación a otro medio. Por ejemplo, si hacemos un video y nos apoyamos mucho en lo visual será bastante difícil transcribirlo a texto, cuanto más específico sea un medio, más difícil será su traducción a otro.https://player.vimeo.com/video/497268711?dnt=1&app_id=122963versión en video

Relevancia

El tercer aspecto a considerar es ¿por qué este tema me resulta relevante?

Este es un filtro por el cual tienen que poder pasar al contenido que quieren transmitir si lo que quieren es generar interés. El interés siempre es en principio personal, siempre empezamos por allí, lo que se transmite a otras personas es el propio entusiasmo por tema. Cuando una persona nos habla de un tema por el cual siente mucho entusiasmo, es muy difícil que nos resulte completamente aburrido. El entusiasmo, de alguna manera, se desborda y derrama hacia los demás.

Entonces la cuestión a tener en claro es ¿por qué les parece importante escribir o hacer un video o una clase sobre este tema?, ¿qué consecuencias positivas creen que el tema que están abordando tiene para la disciplina? ¿Qué aplicaciones o implicaciones puede tener el tema?

Tener en claro la relevancia de lo que quieren divulgar les permitirá comunicarlo mejor.

No siempre hace falta enunciar esto (aunque en general no viene mal), pero sí es necesario que lo tengan claro. Si no saben por qué es importante lo que están tratando de transmitir, vuelvan a plantearse el tema, o si no tienen opción porque tienen que hablar de ese tema, investiguen qué es lo importante de él, qué consecuencias tiene para la disciplina, qué lo haría relevante. 

Y si van a explicitar las razones por el cual su tema les parece importante, háganlo al principio, no al final, de manera de mantener la atención de las personas durante la exposición. 

Audiencia

El cuarto aspecto a considerar es ¿a quién le están hablando?

Diferentes públicos van a demandar diferentes tipos de escritura y una de las peores cosas que podemos hacer es sentarnos a escribir o hacer un video sin tener en mente quienes son las personas a las cuales les voy a estar hablando. No podemos escribir para todo el mundo.

Por ejemplo, para un mismo contenido, si su público objetivo fueran personas que tienen dos doctorados en psicología podrían utilizar un vocabulario más técnico, si en cambio se trata de una exposición para el público general necesitarán traducirlos a términos un poco más generales, más accesibles para personas sin una formación específica.

Por ejemplo, si estamos hablando de análisis de la conducta para público general, sería una mala idea hablar de estímulo discriminativo sin definirlo porque lo más probable es que las personas no lo entiendan. Y aun si los definimos, si los términos son muchos la exposición puede volverse difícil de seguir.

Una sugerencia general es esto: ¿a quién pueden imaginarse que represente a su público objetivo? Esto es, piensen en una persona concreta, alguien a quien conozcan directa o indirectamente, pero una persona, con nombre y apellido, que represente mejor el tipo de público al cual están intentando llegar. Esto puede ayudar mucho a organizar el contenido y darle claridad. 

Por ejemplo, sí creo que mi público objetivo estaría representado por mi madre, como población general, puedo imaginar que le cuento el tema a ella, lo cual me llevará a usar cierto tipo de lenguaje y cierta forma de argumentación. Si en cambio mi público objetivo es una audiencia especializada puedo imaginar que le estoy escribiendo a mi director de tesis y organizar el contenido de otra manera y usar un lenguaje diferente. 

Por ejemplo, si quisiera transmitir el concepto de “reforzamiento” a mi hermana ¿qué necesitaría decirle a ella para que pueda captar esto?, ¿qué contexto conceptual necesitaría ella para captar esto?

No importa quién sea, tener en mente a una persona en particular puede ayudar a que organicen el contenido. Además, les ayudará en los momentos en que estén perdidos sin saber muy bien qué decir, por ejemplo, cuándo están empezando a armar su material. En ese caso la pregunta que podrían hacerse es ¿qué es lo que querría que esa persona supiera?

Objetivo

Este es el último aspecto, y se puede resumir en estas preguntas: ¿cuál es mi propósito al transmitir esto?, ¿a qué personas pretendo impactar y de qué manera?, ¿qué tipo de conductas querría promover en ellas?, ¿qué querría evitar?

Tener en cuenta qué efectos quieren que tenga su exposición puede ayudarles a llevarla a cabo de manera más efectiva. Esto es especialmente relevante en un contexto en el cual las redes sociales digitales favorecen los contenidos que son transmitidos de manera accesible, pero también refuerza los contenidos que son transmitidos con ironía, sarcasmo, burlas, o directamente insultos. Y el punto es: ¿qué quieren lograr? Si su objetivo es, por ejemplo, que profesionales de la psicología se familiaricen con algún concepto que les resulta ajeno (supongamos, que terapeutas de orientaciones humanistas se familiaricen con términos conductuales), la burla y el escarnio probablemente tiendan a alejarlos definitivamente. No sé ustedes, pero cuando las personas en un lugar me maltratan o se burlan de mí, tiendo a mantenerme alejado de ese lugar y de esa gente. Si en cambio su objetivo es coleccionar likes de personas que ya están de acuerdo con ustedes, burlarse de un adversario en común puede ser un buen medio para lograrlo.

Sí, lo sé, he escrito varios artículos con un tono menos que amable, por así decir. Pero de eso se trata transmitir mi experiencia, de que puedan cometer sus propios errores, y evitar en cierta medida algunos de los míos.

Mi sugerencia iría en esta línea: concéntrense en hablar sobre lo que quieren transmitir e ignoren aquello que no quieren comunicar.

Resumiendo

A la hora de diseñar una clase o texto, puede ser de utilidad dedicar un tiempo a considerar estas cuestiones:

  1. ¿Puedo resumir los puntos centrales del tema de una manera accesible?
  2. ¿Puedo utilizar el medio a mi favor, utilizando recursos que hagan más interesante el tema?
  3. ¿Tengo en claro y puedo comunicar por qué me resulta relevante este tema?
  4. ¿A qué público me estoy dirigiendo?, ¿qué adaptaciones necesito hacer para que el contenido resulte accesible este público en particular?
  5. ¿Cuáles son mis objetivos al transmitir estos contenidos? ¿Qué querría generar en mi público? Las herramientas y estilo que estoy usando, ¿son los más adecuados para lograr ese objetivo?

No siempre es necesario tener respuestas para estas cuestiones, pero creo que sí es importante al menos plantearlas y considerarlas.

Finalmente, ténganse paciencia y compasión y recuerden que transmitir es cuestión de práctica. Escribir o dar clases es una tarea difícil, pero la habilidad va mejorando con la práctica y con el conocimiento del tema. 

Algunos artículos que hace diez años me llevaron dos meses hoy me llevarían una semana (misma pobre calidad, pero al menos con menos desperdicio de tiempo propio y ajeno). Pero la hoja en blanco me sigue costando, sin importar cuánta práctica tenga. Pero está bien. Escribir y enseñar son ante todo formas de aprender, formas que llevan mucho trabajo, paciencia, flexibilidad y coraje como para intentar distintos abordajes. 

Si tienen algo interesante que quieren compartir, la disciplina lo necesita. Empiecen por algún lado, empiecen por cualquier lugar, pero empiecen. Paso a paso. Una línea un día, una línea el otro día.

Avancen, con paciencia, presencia y práctica.

RECUPERADO DE: https://www.psyciencia.com/videojuegos-para-explorar-vinculo-actividad-motora-vision/

El cerebro comunicándose. POR: David Aparicio

El neurocientífico Uri Hasson investiga la base de la comunicación humana, y los experimentos de su laboratorio revelan que incluso en diferentes idiomas, nuestros cerebros muestran una actividad similar, o se “alinean”, cuando escuchamos la misma idea o historia. Este asombroso mecanismo neuronal nos permite transmitir patrones cerebrales, compartiendo recuerdos y conocimientos. “Podemos comunicarnos porque tenemos un código común que presenta un significado”, dice Hasson.

¿Qué pasa cuando se extirpa el hipocampo? POR: Maria Fernanda Alonso

Cuando era niño, Henry Molaison (H.M.) se rompió el cráneo en un accidente. Poco tiempo después comenzó a desmayarse y a tener convulsiones. En un intento por curarlo, el cirujano William Skoville (conocido por realizar cirugías riesgosas), le extirpó el hipocampo. A primera vista, la operación fue un éxito. Las convulsiones prácticamente desaparecieron, sin cambios en la personalidad, y su CI incluso mejoró. Pero hubo un problema: perdió la memoria. ¿Por qué sucedió esto? ¿Tenía el hipocampo una participación importante en el proceso de creación y consolidación de la memoria? Con los años, H.M. fue examinado por más de 100 neurocientíficos, siendo su mente la más estudiada de la historia. En este video compartimos lo que su caso nos enseñó sobre el cerebro y la memoria.

Las 5 trampas psicológicas en las que caen las personas politoxicómanas. POR: CLÍNICAS CITA

La politoxicomanía es una realidad que muestra hasta qué punto las adicciones tienen capacidad para infiltrarse en todos los ámbitos de la vida de una persona si no son tratadas a tiempo.

Este fenómeno, que consiste en desarrollar dependencia de varias drogas, hace que la persona que lo sufre se vuelva mucho más vulnerable tanto física como mentalmente.

Sin embargo, trazar una línea entre la adicción a una droga y la adicción a más de una sustancia no es tarea sencilla, porque una vez ha empezado a consolidarse la dependencia, esta puede quedar orientada hacia una gran variedad de elementos psicoactivos. Y esto es así porque cuanto más se acostumbra a consumir una droga el ser humano, más propenso es a caer en determinadas trampas psicológicas que lo adentran cada vez más en la politoxicomanía.

¿Qué es la politoxicomanía?

La politoxicomanía es el abuso y dependencia de dos o más drogas ante las cuales la persona siente que pierde capacidad de control sobre sus acciones. Esta puede plasmarse tanto en el uso combinado de drogas (tomarlas al mismo tiempo en un momento determinado, para combinar sus efectos) o en el consumo intercalado de estas (dejando varias horas de diferencia entre el consumo de cada una).

En todos los casos, la mezcla de sustancias psicoactivas con potencial adictivo sin prescripción médica tiene un efecto muy dañino para la salud física y mental de la persona. Este desgaste suele ser más intenso que si se consumiera un solo tipo de droga en la misma cantidad, ya que la combinación de sustancias potencia los efectos negativos de cada uno de los productos usados.

Además, aunque las personas que desarrollan politoxicomanías sean conscientes de este hecho, eso no es motivo suficiente para que dejen atrás definitivamente su adicción; el patrón de comportamiento en el que se basa su uso de las drogas o depende de si toman decisiones informadas o no, sino de otros aspectos psicofisiológicos que van más allá de las palabras. O bien ignoran el carácter dañino de la mezcla de drogas, o bien intentan no pensar en ello, dado que surge una gran dificultad para controlar su comportamiento.

Es por ello que la politoxicomanía es un fenómeno tan habitual y frecuente entre quienes consumen drogas; hay incluso investigadores que la consideran una de las etapas de máxima consolidación de los trastornos adictivos, delineando una “escalera de consumo” que va de la experimentación con una sola droga al uso constante de sustancias psicoactivas de todo tipo.

Y es que si las adicciones dependiesen de la información de la que dispone la gente, cada peldaño sería una línea que la persona sabe que no debe cruzar, pero no es así. Sin embargo, se estima que en los países occidentales, aproximadamente la mitad de las personas con una adicción a las drogas presenta adicción a varias sustancias al mismo tiempo, y la mayoría de quienes sufren dependencia del alcohol, de los opioides, del cannabis o, sobre todo, de la cocaína y la heroína.

Por supuesto, eso no significa que sea imposible superar un problema de drogadicción una vez se ha consolidado la politoxicomanía; lo que ocurre es que es más complicado, y la intervención por parte de profesionales de la salud se vuelve más urgente que nunca.

Trampas psicológicas de consolidación de la politoxicomanía

Estos son los mecanismos psicológicos que actúan como una “pendiente resbaladiza” que conduce hacia la politoxicomanía.

1. El límite entre lo sano y lo insano se difumina

El uso combinado o intercalado de drogas hace que cada una de estas sustancias quede banalizada, que pase por un elemento más del día a día, difuminándose con el resto de objetos cotidianos que rodean a la persona.

Esto hace que la reacción emocional de peligro y/o precaución impulsada desde las campañas de concienciación y en contra del uso de drogas desaparezca; la persona tiene menos motivos para pensar en si el uso de esas sustancias va bien o mal para su salud, ya que el concepto de “droga” queda normalizado y despojado de la mayoría de sus connotaciones negativas.

2. Se normaliza en consumo de una sola sustancia

Si la dinámica de comportamiento impulsada por las politoxicomanías en sus etapas más tempranas ya normaliza en sí el consumo de varias sustancias a la vez, aún lo hace más con el consumo de un solo tipo de droga.

Por ejemplo, facilita que el hecho de beber alcohol sin esnifar cocaína en la misma jornada parezca algo “sano”, algo que prácticamente no cuenta, porque en comparación con la idea de tomar varias cosas a la vez, a los ojos de quien ya tiene un problema de adicción casi no parece ni reseñable.

3. Aparece la aceptación del uso de drogas con efectos opuestos

Otra de las trampas psicológicas asociadas a la politoxicomanía es la idea de que resulta aceptable usar drogas que aparentemente “se cancelan entre sí” (aunque en realidad eso no es cierto). Por ejemplo, el uso de una sustancia depresora de la actividad del sistema nervioso, como las benzodiacepinas, para contrarrestar la toma previa de un psicoestimulante como la cocaína.

4. Surge el autoengaño de intentar tratar una adicción impulsando otra

Por otro lado, también es habitual que los politoxicómanos se autoengañen asumiendo que tomando una droga están contribuyendo a salir de una adicción a otra droga, aunque no lo hagan siguiendo indicaciones médicas ni usando medicamentos recetados.

5. La persona se rodea de entornos sociales con fácil acceso a varias drogas

Finalmente, las personas con adicciones se acostumbran a invertir su tiempo libre sobre todo en las relaciones con otras personas que también son adictas. Esto hace que, debido a la disponibilidad de varios tipos de drogas propiciada por el hecho de exponerse a otras personas con problemas similares, el uso de diferentes sustancias sea visto como un modo de integración en un grupo, o prácticamente un ritual social.

¿Buscas tratamiento para las adicciones?

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¿Practicar ejercicio protege frente a la enfermedad de Parkinson?. POR: Nahum Montagud Rubio

n muchas ocasiones se habla del deporte como uno de los mejores factores de protección frente a enfermedades de todo tipo.

Si bien es evidente que la práctica de ejercicio sirve para enfermedades cardiovasculares, la obesidad o la diabetes, su efecto sobre enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson, aunque sospechado, no estaba tan claro.

¿Practicar ejercicio protege frente a la enfermedad de Parkinson? Esta es la pregunta a la que vamos a responder en los próximos párrafos. ¡Sigue leyendo para descubrir la respuesta!

¿Practicar ejercicio regularmente protege de la enfermedad de Parkinson?

Muchas veces oímos eso de que practicar deporte puede ser beneficioso no sólo para nuestra salud física, sino también la mental. Se suele decir que la práctica de actividad física regular puede ser un factor de protección y prevención de enfermedades asociadas a la vejez. Dada la frecuencia, gravedad y el gran coste familiar y social que implican ciertas enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, muchas investigaciones han tratado de ver si hay un menor riesgo de padecer estos problemas al hacer ejercicio.

A lo largo de las décadas varias de estas investigaciones han ido revelando pruebas de que sí, practica ejercicio protege frente a la enfermedad de Parkinson y otras demencias. El primer estudio en abordar esta cuestión fue el de Sasco y colegas, de 1992. Su grupo investigador tuvo el mérito de ser los primeros que revelaron que un alto nivel de actividad física podría reducir el riesgo de enfermedad de Parkinson. En su caso, se trataba de un estudio epidemiológico, con casos y control.

Más de una década tarde, en 2005, se publicaría un trabajo realizado por el grupo de Chen y colegas en el que también se aportaron pruebas que daban fuerza a la idea de que ejercitarse a grandes niveles se asociaba con un riesgo reducido de padecer Parkinson en hombres. En su caso estudiaron una muestra compuesta por 48.574 varones y 77.254 mujeres, todos ellos pertenecientes al ámbito de las ciencias de la salud, siguiendo cómo progresaba su salud durante 19 años.

En este segundo estudio se observó que los varones que practicaban ejercicio intenso una media de 10 meses al año se beneficiaban de una reducción significativa del riesgo de desarrollar Parkinson. Los individuos que tenían una vida activa tenían cerca de un 60% menos de posibilidades de padecer enfermedades neurodegenerativas en comparación con aquellas personas que, de media, se ejercitaban dos o menos meses al año.

Deporte y Parkinson

Otro estudio de Xu et al. (2010) publicado en la revista Neurology, con 213.701 participantes y obteniendo resultados similares al caso anterior. En este caso, los participantes formaban parte de la cohorte del Estudio de Dieta y Salud del Instituto Nacional de Nutrición de EEUU (NIH-AARP). Mediante su investigación, se comprobó que las personas que hicieron ejercicio moderado-intenso a los 25-29 años y en los diez años previos a la finalización del estudio tenían un 40% menos de riesgo de sufrir la enfermedad de Parkinson comparados con los participantes sedentarios.

Podríamos seguir hablando de las tantas investigaciones que han abordado esta misma cuestión y han obtenido resultados similares, variando en género y en nacionalidad. Lo que la mayoría de ellos concluyen es que llevar un estilo de vida activo es un buen factor de protección ante la posibilidad de padecer enfermedades neurodegenerativas, sobre todo si se realiza deporte de forma moderada a intensa.

Daba igual el tipo de deporte: natación, tenis, jogging, ciclismo, ejercicios aeróbicos y anaeróbicos… Todo parece indicar que la práctica de deporte, al menos en términos generales, protege frente al Parkinson.

Metaanálisis sobre el Parkinson y el deporte

Como decíamos, se han realizado muchos estudios que han abordado sobre cómo practicar ejercicio puede funcionar a modo de factor de protección ante la enfermedad de Parkinson. Esto fue investigado en forma de metaanálisis en el año 2018 con un estudio publicado en JAMA Neurology. Este trabajo consiste en una gran revisión sistemática y metaanálisis de estudios prospectivosrelacionados con el tema y que dio todavía más fuerza a los beneficios que supone el ejercicio a la hora de prevenir el Parkinson.

El objetivo planteado por el grupo de Fang y colegas detrás de este metaanálisis fue el de cuantificar la asociación dosis-respuesta entre la actividad física y el riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson. Para ello se llevó a cabo una revisión sistemática en búsqueda de aquellos artículos que abordaran el tema, hallándolos en fuentes de prestigio y rigor científico como PubMed, Embase y Web of Science.

En su investigación lograron identificar ocho estudios prospectivos que sumaban 544.336 participantes y fueron seguidos durante una media de 12 años (6,1 a 22 años). El total de casos de Parkinson identificados en el transcurso de los estudios fue de 2.192. Como resultado, los investigadores observaron una asociación tanto entre un alto nivel de actividad física total (21%) como entre uno moderado-intenso (29%) y una reducción del riesgo de padecer la enfermedad neurodegenerativa, especialmente entre los hombres. La actividad física ligera no se asoció con reducción del riesgo.

¿Cómo prevendría el Parkinson la actividad física?

En base a las múltiples investigaciones que abordan el tema, parece ser claro el hecho de que la práctica regular de ejercicio es un importante y efectivo factor de protección ante el padecimiento de la enfermedad de Parkinson. Ahora, vendría la pregunta clave: ¿cómo reduce el riesgo de sufrir esta enfermedad el ejercicio? En torno a ello se han sugerido diversos mecanismos que podrían explicar el gran efecto neuroprotector de la actividad física.

Se ha visto con animales de laboratorios que la práctica de ejercicio regular contribuye en la conservación de la función dopaminérgica, función que se ve gravemente afectada en la enfermedad de Parkinson debido a la destrucción de las células de la sustancia negra. Añadido a esto, se ha observado que la actividad física regular reduce el daño de las células dopaminérgicas de los circuitos motores, como en el núcleo estriado y el sistema mesocortical.

Otro de los posibles mecanismos que explicarían los beneficios del ejercicio en la prevención del Parkinson sería que la actividad física reduce la inflamación celular y el estrés oxidativo. Añadido a esto, el ejercicio físico tiene un efecto neuroprotector, contribuyendo en la expresión de factores de desarrollo como el factor neurotrópico derivado del cerebro y el factor neurotrópico derivado de la glía.

¿El ejercicio físico puede ayudar a quienes ya padecen la enfermedad?

Se ha visto que el ejercicio físico no sirve únicamente para prevenir la enfermedad de Parkinson sino que, también puede ayudar a quienes ya sufren neurodegeneración, algo que de hecho ya se aplica en terapia con este tipo de pacientes.

La actividad física forma parte de la terapia y manejo de la condición, y sirve para retrasar el deterioro motor responsable de los signos típicos asociados con la enfermedad como los temblores, la rigidez articular y la lentitud de movimientos, prolongando la independencia funcional de los afectados.

Los ejercicios que potencian la fuerza y los estiramientos dinámicos ayudan notoriamente a retrasar la progresión de la sintomatología, tanto física como cognitiva. Un buen ejemplo de ejercicio con estas características es el Tai Chi, un arte marcial chino que mejora notablemente en equilibrio e incrementa la fuerza, movilidad y el estado mental, además de ser seguro y tener un riesgo muy reducido de sufrir caídas.

¿Cuánto ejercicio es necesario?

Llegados hasta aquí, mencionaremos cuánta actividad física se recomienda no solo para prevenir la aparición y desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, sino también para contribuir a tener un perfecto estado físico y psicológico a cualquier edad y ante cualquier condición.

Si bien existen diferentes guías sobre cuál es el nivel de ejercicio necesario para tener un buen estado físico y mental, nos basaremos en la Guía de Actividad Física elaborada por la Asociación Americana del Corazón estadounidense y que se suele usar como referencia a nivel mundial.

Los niños preescolares (3 a 5 años) deben ser físicamente activos todo el día, a fin de favorecer su crecimiento y desarrollo. Los niños y adolescentes (6 a 17) deben hacer un mínimo de 60 minutos de ejercicio moderado a intenso al día. A partir de los 17 años, en la adultez joven y mediana edad se aconseja realizar ejercicio aeróbico tanto ligero como moderado, con actividades como caminar rápido (150 a 300 minutos semanales) e intenso como hacer ciclismo o correr (75 a 150 minutos).

En cuanto a las personas de la tercera edad (65 o más años) se les aconseja la práctica de actividades físicas multicomponente, practicando el equilibrio y la flexibilidad, además de realizar ejercicios aeróbicos y de fuerza para reducir la atrofia muscular, las fragilidad y las caídas. En caso de padecer una enfermedad crónica o discapacidad se debe intentar practicar el ejercicio recomendado acorde a la edad, dentro de las posibilidades del paciente.

Cabe decir que, por muy poco intensa que sea la actividad física realizada, esta es siempre mejor que tener un estilo de vida sedentario e inactivo. Lo ideal es conseguir los objetivos semanales recomendados pero, en caso de no poder conseguirlo, no desanimarse e intentar incorporar en la rutina semanal algo de ejercicio. En caso de realizarse más de lo que se recomienda, mejor que mejor, puesto que traerá consigo beneficios cardiovasculares añadidos, aunque siempre se deberá evitar el sobreesfuerzo y llevar el cuerpo al límite.

Si bien el ejercicio no nos asegura que no vayamos a sufrir enfermedad neurodegenerativa alguna, sí que reduce significativamente las posibilidades de padecerla. Esto debe verse como un mensaje de esperanza y de ánimo para quienes tienen antecedentes familiares de estas enfermedades y entender que la práctica frecuente de ejercicio es nuestra mejor medicina preventiva para todo tipo de enfermedades, entre ellas las neurodegenerativas como el Parkinson.

RECUPERADO DE: https://psicologiaymente.com/clinica/practicar-ejercicio-protege-parkinson

Cuando el estrés laboral eclipsa al resto de facetas de la vida. POR: TOMAS SANTA CECILIA

Para algunas personas, el trabajo es casi indistinguible de una afición o pasión con capacidad creativa. Para otras, es tan solo un medio a través del cual obtener lo que se necesita para vivir.

Pero hay una tercera posibilidad que combina elementos de ambas maneras de experimentar el trabajo y que da lugar a muchos problemas.

Se trata de la obsesión por el trabajo ligada al estrés laboral, en la que se busca desesperadamente llegar a los objetivos profesionales, y por otro lado estos “invaden” la mete de la persona durante todo el día, también en su vida privada.

La ansiedad y el estrés laboral como problemas psicológicos

Lo primero a destacar es que ni la ansiedad en general ni el estrés generado por los contextos laborales en particular son en sí un problema que debamos evitar. Ambas son respuestas emocionales naturales ante situaciones que nos plantean retos y que exigen de nosotros que nos adaptemos a una serie de limitaciones para lograr unas metas.

Y esto es lo que ocurre con los entornos en los que dedicamos horas de la semana al trabajo remunerado: tenemos objetivos de eficiencia y rentabilidad que aspiramos a alcanzar para satisfacer necesidades. Prácticamente nadie puede “ganarse la vida” manteniéndose constantemente en su zona de confort, siempre hay que aplicar esfuerzo y dedicación a una serie de tareas que nos permiten mantener o mejorar un determinado ritmo de vida, todo ello lidiando con la incertidumbre de qué nos deparará el futuro laboralmente hablando.

Y es que gracias a nuestra capacidad y predisposición a experimentar estrés en situaciones complicadas somos mejores reaccionando rápidamente a los momentos en los que debemos pasar a la acción para generar valor; forma parte del conjunto de elementos psicológicos que nos permite estar motivados por progresar en nuestras carreras laborales o mejorar nuestra situación económica, entre otras cosas. Sin el estrés, no se entendería ese interés por no quedarnos “rezagados” ante los cambios por los que pasa el mercado laboral y los ecosistemas de empresas.

Sin embargo, hay situaciones en las que el estrés deja de ser una ayuda y pasa a ser un problema, un obstáculo que no solo nos lleva a pasarlo mal, sino que desgasta nuestra calidad de vida y, por supuesto, nuestro desempeño laboral a medio y largo plazo.

Además, esta clase de problema suelen aparecer en forma de paradoja; nos sentimos muy estresados porque hay algo que creemos que nos supera, y eso nos lleva a obsesionarnos con ello de un modo disfuncional, que nos hace estar menos preparados para hacerle frente.

Además, las personas con un alto estrés laboral no consiguen desconectar mentalmente de su faceta profesional cuando termina su jornada de trabajo, lo cual les genera un alto desgaste psicológico.

Obsesión con el trabajo

Elementos del estrés laboral que hacen que el trabajo invada nuestras vidas

Estas son las principales fuentes de estrés laboral y que predisponen a las personas a obsesionarse con su trabajo.

1. La carga mental de trabajo

La carga mental de trabajo es el conjunto de exigencias psicofísicas asociadas a una tarea. Cuando nos pasamos demasiado tiempo concentrándonos a tareas complicadas, lo más posible es que no nos queden “fuerzas” para realizar ninguna otra tarea psicológicamente compleja: leer un libro, hablar con la familia, etc.

2. Mala gestión del tiempo de ocio o descanso en el lugar de trabajo

Muchas personas con estrés laboral se sienten tan preocupadas que casi sin darse cuenta, se mentalizan con la idea de pasar buena parte de su tiempo libre en su lugar de trabajo, para no alejarse demasiado del lugar “en el que tienen que estar”.

En otras ocasiones, el estrés hace que la persona se distraiga demasiado en horas en las que debería estar trabajando (como estrategia de evitación de situaciones ansiógenas, como por ejemplo comer sin hambre), y esto hace que el tiempo libre se mezcle con la jornada laboral, por lo que se va acumulando el trabajo.

3. La rumiación psicológica

La rumiación psicológica es la aparición cíclica, automática e indeseada de pensamientos intrusivos en la mente de la persona. Es una de las consecuencias de la ansiedad y el estrés, y normalmente los pensamientos en los que se basa son desagradables o perturbadores, y tienen que ver con lo que le preocupa a la persona.

Debido a la predisposición a atraer a la consciencia imágenes estresantes o angustiantes, las personas con estrés laboral están reviviendo constantemente recuerdos desagradables asociados a su puesto de trabajo, pronósticos catastróficos sobre su futuro laboral, etc.

4. Desajustes del horario del sueño

Como consecuencia de lo anterior, es habitual que el estrés laboral haga difícil conciliar el sueño a la hora adecuada.

Por un lado, aparece la desorganización en la realización de tareas, y por el otro, los pensamientos intrusivos hacen complicado relajarse estando en la cama.

5. El FOMO (Fear of Missing Out)

Por otro lado, el uso generalizado de smartphones y tablets con conexión a Internet hace que algunos trabajadores desarrollen temor a perderse información importante compartida por compañeros o superiores fuera del horario laboral, lo cual les lleva a chequear constantemente los chats de grupo, el correo electrónico, etc.

¿Qué hacer?

La clave para evitar que tu faceta laboral eclipse totalmente el resto de aspectos de tu vida es combinar una serie de aprendizajes en lo relativo a la gestión de las emociones, por un lado, y adoptar nuevos patrones de comportamiento en lo relativo a cómo te relacionas con tu espacio de trabajo y con quienes están en él.

Además, en algunos aspectos conviene adoptar una visión más amplia y estratégica del problema y, dando un paso atrás, cuestionarnos en primer lugar si ese puesto de trabajo nos conviene.

Así pues, cualquier intento de reducir las causas del estrés laboral y la obsesión por el trabajo a variables puramente emocionales o materiales probablemente pecará de simplista y no generará resultados positivos a largo plazo. Hay que intervenir tanto en los procesos psicológicos internos como en las acciones exteriorizables y la gestión de los espacios de trabajo (e incluso en los espacios en los que tiene lugar nuestra vida privada).

Lograrlo no es fácil, porque hay que mantener un equilibrio entre ambos aspectos del problema, pero no es imposible, y con ayuda profesional, es mucho más fácil.

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La fe y la materia gris. POR: Alejandra Alonso

Un nuevo estudio, realizado en los Países Bajos, buscó probar hipótesis prominentes en la literatura que relacionan la estructura cerebral con la experiencia religiosa a través de un trabajo metodológicamente poderoso (o sea, con un buen tamaño de muestra) y robusto sobre la religiosidad y las diferencias entre estructuras cerebrales. 

Los autores resaltan que investigaciones previas están plagadas de inconsistencias metodológicas: muestras pequeñas, tests no validados y confusión conceptual con relación a las estructuras que están siendo medidas.

El objetivo de la investigación fue establecer la relación que existe entre la religiosidad y las diferencias en las estructuras cerebrales con datos que sean obtenidos a través del rigor estadístico y metodológico. La esperanza de los científicos es establecer un nuevo estándar para futuros estudios.

Tres teorías fueron puestas a prueba

La primera de ellas dice que la corteza orbitofrontal ha sido implicada en la religiosidad por su rol en el monitoreo del error. La teoría es que las personas religiosas sufren una discapacidad en este área cerebral, lo que les lleva a aceptar doctrinas religiosas. Resultados previos han sido variados, algunos han encontrado que la corteza orbitofrontal es reducida y otros que está agrandada.

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La siguiente teoría puesta sobre la mesa dice que habría una atrofia o disfunción en el lóbulo temporal que se asociaría con mayor religiosidad, percepción de comunicación con Dios y experiencias religiosas que cambian la vida. Los científicos probaron si los aspectos experienciales de la religión se relacionaron con un volumen reducido en las regiones temporales, incluido el hipocampo.

Por último, el equipo tomó la teoría de que existen diferencias estructurales en el lóbulo parietal superior e inferior que se relacionarían con la probabilidad de experiencias místicas; esta teoría se basa en que se ha observado que un flujo reducido de sangre en el lóbulo parietal superior se relaciona a “experiencias de unidad absoluta” durante la meditación.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se utilizaron los datos de 211 personas, quienes respondieron a una serie de preguntas sobre la religiosidad y las experiencias religiosas. Luego se sometieron a escaneos cerebrales de las zonas de interés. Los escáneres dividieron el cerebro en píxeles de 3 dimensiones que luego permitirían comparaciones entre sujetos para una región particular. 

Esta metodología tuvo el beneficio de proveer una buena prueba de confirmación de hipótesis además de ser una manera simple de cuantificar las diferencias cerebrales.

¿Qué encontraron?

Los científicos no encontraron relación entre las diferencias en la estructura cerebral y los autorreportes de religiosidad o experiencias místicas, tanto al usar análisis de zonas cerebrales de interés como al analizar el cerebro completo.

Continúa el debate sobre cuál es el mejor método para estudiar la religiosidad neurológicamente. El equipo de investigadores recomendó que en el futuro se renuncie a este tipo de análisis y se centren en enfoques funcionales y multivariados. 

Referencia del estudio: van Elk, M. & Snoek, L. (2019), The relationship between individual differences in gray matter volume and religiosity and mystical experiences: A preregistered voxel-based morphometry study. European Journal of Neuroscience, Volume 51, Issue 3. Doi: https://doi.org/10.1111/ejn.14563

Fuente: Psypost

RECUPERADO DE: https://www.psyciencia.com/la-fe-y-la-materia-gris/

Cerebro de las personas violentas, lo que dice la neurociencia. POR: VALERIA SABATER

Las estadísticas nos dicen que en los últimos años el número de actos delictivos está aumentando. ¿Qué hay en el cerebro de las personas violentas? ¿Esta inclinación es genética? ¿Hay alguna causa biológica detrás o es todo el resultado de una sociedad menos humana? Las respuestas a estas preguntas no están demasiado claras.

Hay quien señala, eso sí, que la propia cultura es el agente que facilita muchas de estas conductas, enseñándolas y reforzándolas. Podemos hablar de psicopatía, delincuencia o incluso de parafilias con tendencias violentas. Sin embargo, a menudo, el propio contexto social y cultural es ese escenario capaz de impulsar la aparición de muchas de estas conductas tan adversas.

Vicente Garrido, profesor de criminología de la Universidad de Valencia, señala que nuestro mundo se ha vuelto menos igualitario y más competitivo. Esto puede despertar una parte de esas conductas violentas. No obstante, nos interesa también conocer qué hay en lo más profundo del universo neurológico de estas personas, qué hay de singular y particular para poder explicar este tipo de realidades tan descarnadas.

Lo analizamos.

“La violencia, sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso para la sociedad”.

-Jean Paul Sartre-

Hombre simbolizando el impacto del cerebro de las personas violentas

Así es el cerebro de las personas violentas

A principios del año 2000, se logró atrapar a Cary Stayner, un hombre de unos 40 años que a lo largo de un año asesinó de manera violenta a 4 mujeres en el parque nacional de Yosemite. Se encargaba de las tareas de mantenimiento del parque y era esa figura de confianza a la que muchos recurrían con frecuencia.

Durante el juicio, declaró que desde los 7 años estaba obsesionado con hacer daño a las mujeres. Su defensa alegó enfermedad mental, pidiendo una resonancia magnética para identificar anomalías neurológicas. Sin embargo, el juez no quiso tener en cuenta este factor y fue sentenciado a la inyección letal.

En cierto modo, algo que señalan los neurólogos es que la existencia de alguna alteración cerebral no explica en el 100 % de los casos la conducta violenta. Ejemplo de ello es el doctor James Fallon. Este neurólogo lleva toda su vida realizando tomografías a los psicópatas para demostrar que sí existen anomalías muy concretas. En una ocasión, decidió realizarse él mismo esa prueba clínica y descubrió algunas anomalías.

Es más, James Fallon averiguó que en su familia paterna había al menos siete personas que habían cometido asesinatos. Sin embargo, factores, como haber tenido una familia cálida y afectuosa, habían evitado probablemente el desarrollo de ese “oscuro” determinismo biológico. No obstante, hay una evidencia de que el cerebro de las personas violentas presenta ciertas particularidades. Las analizamos.

El gen de la monoamino oxidasa y la menor producción de serotonina

Avshalom Caspi y sus colegas realizaron un estudio en el 2002. Evidenciaron que aquellos niños que habían sido maltratados en su infancia evidenciaban una alteración en el gen que codifica la enzima monoamino oxidasa (MAOA). Esta anomalía tiene una clara consecuencia: se produce mayor testosterona y menos serotonina.

Todo ello deriva en comportamientos antisociales y violentos. Lo llamativo (y hasta esperanzador) es que ese comportamiento violento se puede reducir con la administración de Prozac ® (fluoxetina) un antidepresivo que regula y mejora la producción de serotonina.

El cerebro de las personas violentas presenta menos materia gris

Otro aspecto significativo que ha podido verse en las personas que han cometido actos violentos es una anomalía en la materia gris. Evidencian un menor grosor en la corteza prefrontal rostral anterior y también en los polos temporales. Esto se traduce en dos hechos muy concretos: menor empatía y menor sentimiento de culpa.

La falta de cargos de conciencia a la hora de infligir dolor, el no identificarse con la víctima ni experimentar culpa alguna cuando se comente un acto violento son características muy recurrentes entre las personas con psicopatía.

La amígdala y el comportamiento agresivo

La amígdala es esa pequeña región cerebral íntimamente relacionada con el procesamiento de las emociones. Es una estructura compleja, pero esencial para la propia supervivencia.

Ahora bien, trabajos de investigación como los realizados en la Universidad de Friburgo (Alemania), nos revelan algo interesante relacionado con el cerebro de las personas violentas.

Ha podido verse que las personas con una amígdala mucho más pequeña evidencian un comportamiento más agresivo. Es más, en muchos casos se aprecia también una hiperestimulación en esta diminuta zona neurológica.

Chico con capucha representando el Cerebro de las personas violentas

La frustración y la falta de control de los impulsos

Tenemos claro que el cerebro de las personas violentas funciona de manera diferente y que, en buena parte de los casos, factores como la crianza, la educación y el entorno social orquestan casi siempre esas bases agresivas. Ahora bien, existe un factor emocional a tener presente y es la falta de resistencia a la frustración sumada a la ausencia de control de los impulsos.

La persona violenta experimenta una elevada carga emocional cuando no obtiene lo que desea. Esto que es tan habitual en los niños y tan necesario regular a edades tempranas, es en la edad adulta un absoluto peligro.

La frustración mal manejada y la incapacidad para controlar sus reacciones desemboca muchas veces en reacciones agresivas con serias consecuencias. En especial, si se acompaña de consumo de alcohol u otras sustancias.

Para concluir, si bien es cierto que la conducta humana forma parte del ser humano, hay factores biológicos que a menudo, orquestan este comportamiento. Conocerlos es siempre una herramienta de gran interés y utilidad.

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/cerebro-personas-violentas/