Cómo evitar que una preocupación se convierta en obsesión. Por: VALERIA SABATER

La preocupación obsesiva rara vez nos ayuda. De hecho, lo que solemos lograr es elevar la ansiedad y el riesgo de agotamiento psicológico. ¿Qué hacer para no llegar a estos extremos?

Cómo evitar que una preocupación se convierta en obsesión

¿Cómo evitar que una preocupación se convierta en una obsesión? Hay veces en que determinadas ideas producen daños en nuestro día a día como el pájaro carpintero que picotea el tronco de un árbol una y otra vez. No podemos dejar de pensar en ciertas cosas. Les concedemos valor y presencia en la mente de manera tormentosa sin poder evitarlo, sin poder eludir ese flujo de pensamientos.

Ojalá todo fuera tan fácil como quien nos dice aquello de “pues deja de pensar en eso y ya está” o la mejor de todas “no le des importancia a lo que te genera malestar”. Sin embargo, el cerebro es como una fábrica que nunca descansa y es suficiente que nos digamos “no voy a pensar en un elefante rosa” para que, como bien sabemos, lo visualicemos.

Entonces, ¿cómo podemos desactivar esos procesos psicológicos tan desgastantes? Existen técnicas muy eficaces para frenar las preocupaciones patológicas.

Vivimos en una sociedad que usa la preocupación obsesiva como mecanismo de afrontamiento para cualquier problema. Sin embargo, la clave no está en “preocuparse mucho”, sino en pensar de manera correcta.

Hombre pensando en cómo evitar que una preocupación se convierta en obsesión

Claves para evitar que una preocupación se convierta en una obsesión

Hay un proverbio sueco que dice que la preocupación tiene el poder de producir grandes sombras en objetos pequeños. Es cierto. Sin embargo, ¿cómo no preocuparnos si vivimos en una realidad demandante y llena de incertidumbre? La realidad es que tenemos derecho a preocuparnos, pero hay que hacerlo de manera correcta, es decir, orientando todo ese esfuerzo mental en solucionar aquello que nos quita la calma.

Como diría Viktor Franklcuando nos enfrentamos a una situación adversa es obligación nuestra afrontarla y transformarla. Si no es posible, el siguiente paso es aceptarla. Algo tan lógico y evidente solo se puede lograr mediante un enfoque tranquilo, realista y centrado. Si esto es algo que nos cuesta lo indecible conseguir se debe a varias razones.

Trabajos de investigación, como los realizados en el King’s College de Londres y la Universidad de Australia occidental, recogen datos que apoyan la idea de que buena parte de nuestras preocupaciones se apoyan en sesgos cognitivos. Son muchas las personas que piensan que al preocuparse tienen o demuestran tener un mayor control. Si dejan de hacerlo y se relajan, temen ser sorprendidos por lo inesperado.

Es momento de cambiar esas ideas, esos sesgos. Veamos cómo evitar que una preocupación se convierta en una obsesión.

1. Comprende cómo funciona el mecanismo de la preocupación

La preocupación cumple un objetivo: elevar nuestra activación para que podamos actuar ante las amenazas que nos rodean. El fin último es actuar y para ello hay que trazar soluciones. Sin embargo, las personas en lugar de actuar o aceptar una realidad concreta, magnificamos aún más las amenazas estresantes.

Lo hacemos mediante la rumia, un tipo de preocupación persistente y repetitiva que, en lugar de buscar respuestas a los problemas, se hace más preguntas. La rumiación eleva las emociones de valencia negativa y el malestar. De ese modo, vamos cayendo cada vez más en los laberintos de la ansiedad.

Para evitar que una preocupación se convierta en obsesión, debemos tener presente que al alimentar la rumiación, nos mantendremos más estancados y sin posibilidades de resolver el problema.

La preocupación, la rumia y la obsesión son el resultado de un circuito de retroalimentación cerebral orquestado entre la  amígdala y la corteza prefrontal.

2. Acepta el pensamiento obsesivo, pero no le sigas el juego

Debemos tenerlo claro, de poco nos van a servir frases como “ya no voy a pensar en esto” o “esta va a ser la última vez que me pare a pensar en aquello”. Porque la mente siempre vuelve, como el cachorro que corre a buscar su pelota para jugar una y otra vez. Los pensamientos son automáticos y no es fácil tener control sobre ellos.

De este modo, lo más adecuado es dejarlos, aceptar que están ahí. Investigadores de la Universidad de Hamburgo indican en un estudio que debemos ver esos pensamientos obsesivos como fenómenos mentales que van y vienen. Son como el flujo de un río que corre. Lo más importante es no darles importancia ni reforzarlos. Si están ahí, dejemos que tal y como lleguen se vayan.

3. No te juzgues, sé compasivo contigo mismo

El diálogo interno negativo que juzga y que nos critica es como el motor que alimenta la fábrica de la preocupación. No es lo adecuado. Si deseamos evitar que una preocupación se convierta en una obsesión seamos amables y compasivos con nosotros mismos. Hemos pasado por mucho en esta vida, no hay duda.

Confiemos en nuestra experiencia para abordar los retos que nos vienen. En lugar de preocuparnos, ocupémonos de lo que nos inquietaemprendiendo cambios, pensando en nuevas fórmulas para resolver problemas.

4. Haz cambios en tu rutina y que vayan en contra de tu obsesión

Si temes perder el trabajo, empieza a buscar nuevas opciones laborales. Si te preocupa lo que pueda traerte el futuro, céntrate en iniciar cosas nuevas en el presente. Hacer nuevos amigos, iniciar cursos, aprender algo diferente… Todo ello es positivo.

Los pequeños cambios cotidianos son nuevos estímulos para la mente, de ese modo logramos apartarla del foco de obsesión y preocupación.

Persona caminando para evitar que una preocupación se convierta en obsesión

5. Sal de tu universo obsesivo y expresa lo que sientes

Salir de tu mente para sumergirte en tu vida. ¿Cómo se consigue algo así? Hay puentes que conectan un escenario y otro que pueden ser realmente catárticos. El arte en todas sus formas y dimensiones resulta un mecanismo idóneo para evitar que una preocupación se convierta en obsesión.

Pintar, dibujar, esculpir, tejer, coser, componer, escribir… Hay múltiples posibilidades capaces de ayudarnos a apaciguar la mente, a permitir que vaya más allá de su laberinto de preocupación para apreciar la vida. Cada persona debe encontrar su medio, su lienzo personal.

No nos olvidemos tampoco de compartir tiempo con personas que sepan escuchar. Hablar de lo que nos preocupa y dejar fuera lo que atenaza dentro, también es necesario y saludable. Dejemos de vivir en nuestras islas de soledad mental donde solo crece la angustia y conectemos con lo que nos rodea de manera activa y esperanzada…

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/como-evitar-preocupacion-se-convierta-obsesion/

Tus hijos recogen los miedos que siembras. RAQUEL LEMOS RODRÍGUEZ

Debemos tener en cuenta que nuestros hijos actúan por imitación y que los progenitores somos su primer modelo, tanto para lo bueno como para lo malo.

Tus hijos recogen los miedos que siembras

No nos damos cuenta, puede ni siquiera seamos conscientes de ello. Pero lo cierto es que nuestros hijos recogen los miedos que a nosotros mismos nos afectan.

Por eso, la relación que mantienen los progenitores con su entorno y entre ellos es fundamental. Un modelo que repercutirá en las conductas futuras de los más pequeños.

Si como padre tengo miedo a estar solo y, por eso, sufro de una fuerte dependencia hacia mi pareja, es muy probable que mis hijos hereden este miedo. Esto tiene su lógica, debido a que las primeras personas con las que se relacionan los niños son sus padres.

Los hijos recogen los miedos que les inculcamos

En ocasiones, no es solo que los hijos recojan nuestros propios miedos, sino que les afectan todos aquellos que nosotros les inculcamos. Frases como “no te subas ahí que te vas a matar”, “no haces más que preocuparme”, “¿es que no sabes lo que es el miedo a las alturas?”, pueden influir en ellos de una manera importante.

Los hijos recogen los miedos que les inculcamos

Con el tiempo y los años, puede que esos niños se conviertan en adultostemerosos. Debido a ello, pueden evitar ponerse en peligro o lo que ellos pueden considerar peligroso. Primero puede ser no montar en un avión por miedo a que se estrelle, pero puede llegar a ser tan fuerte que imposibilite al ya ahora adulto a salir de casa por si le pasa algo…

Los niños pueden crecer creyendo que el mundo es peligroso, que todos los hombres son iguales, que el amor no existe, que el maltrato es natural… Hay muchas situaciones que los niños pueden reproducir en su vida adulta y que les generará un miedo que se gestó en su más tierna infancia.

Descubre: 6 pasos para sanar las heridas emocionales de la infancia

El riesgo de la sobreprotección

En esta línea, es necesario destacar a los padres sobreprotectores. Padres que, en su intento de proteger a su hijo, lo hacen vivir en una burbuja de la que nunca va a querer ni saber salir.

A medida que crezca, la inseguridad lo invadirá si no tiene el apoyo o la presencia de sus padres hasta para ir al banco. Es un ejemplo extremo. Pero la sobreprotección le hace a uno tener mucho miedo.

Los miedos de los padres serán los miedos de los hijos

¿Qué miedos tenían tus padres? ¿Te has dado cuenta de si los has reproducido? En ocasiones, no somos conscientes de cómo muchos miedos van pasando de generación en generación, de progenitores a hijos.

Los niños recogen los miedos que sus padres les han mostrado y que ellos mismos no han sabido solucionar. Miedo al abandono, miedo a quedarse sin dinero, a quedarse solo, a perder el control…

Hijo consolando a su padre

Todo esto le permitirá a los niños ver determinado modelo de relación que, sin duda alguna, repercutirá de manera importante en aquellas que ellos establezcan en el futuro. Incluso, si hay un miedo a expresar las emociones, a decir lo que sentimos, es muy probable que los hijos terminen reprimiendo sus propias emociones.

La gran pregunta es… ¿Podemos evitar que los hijos terminen heredando o adoptando miedos que no son suyos? Este es nuestro objetivo.

Tus hijos recogen los miedos que no sabes gestionar

Si tus hijos recogen los miedos que tú tienes o que les has inculcado, lo más importante es ser consciente de este hecho. Es algo difícil, pero muy necesario si queremos liberarlos de una carga que no les pertenece.

Una vez conscientes de lo que ocurre, podemos poner en práctica algunos consejos que nos beneficiarán a nosotros y, sobre todo, a nuestros hijos:

  • Reflexionar sobre el modelo de relación que tenemos y que nuestro hijo percibe.
  • Dejar de huir de nuestros propios miedos y empezar a afrontarlos.
  • Observar qué miedos hemos heredado de nuestros padres y que reproducimos de manera inconsciente con nuestros hijos.
  • Evitar frases negativas, pero sobre represivas, dirigidas a los niños.
  • Respetemos lo que sienten y ayudémosles a expresar sus emociones.

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Madre orgullosa de su hijo

Los hijos son una excelente oportunidad para aprender muchas cosas de nosotros mismos. Por ejemplo, ayudando a nuestros hijos a expresar sus emociones nos estaremos ayudando también a nosotros.

Si los hijos recogen los miedos que sembramos, seamos conscientes de ello y dejemos de alimentar esos miedos. Estos tan solo los perjudicarán.

RECUPERADO DE: https://mejorconsalud.as.com/tus-hijos-recogen-los-miedos-siembras/

No puedo dejar de pensar: ¿cómo detener los pensamientos rumiantes? Por: EBIEZER LÓPEZ

En ocasiones, determinados pensamientos invasivos pueden volverse recurrentes y secuestrar tu vida mental. La pregunta es: ¿qué puedes y qué no puedes hacer contra ellos?

No puedo dejar de pensar: ¿cómo detener los pensamientos rumiantes?

¿No puedes dejar de pensar en algo que te hace sentir mal? A este tipo de pensamientos se les conoce como “rumiantes” porque se repiten una y otra vez. Si bien en algunos casos no generan mayor problema, en otros pueden causar un malestar importante. Además, los pensamientos rumiantes suelen asociarse a ciertos trastornos mentales.

Si estás experimentando esta situación, debes saber que hay diferentes estrategias para manejarlos. De este modo, podrás reducir la frecuencia con que aparecen o incluso hacer que desaparezcan por completo. Por contra, tratar de ignorarlos puede provocar que dichas ideas aparezcan con más fuerza y produzcan más dolor emocional.

¿Por qué no puedo dejar de pensar?

Los pensamientos rumiantes son ideas que aparecen de manera intrusiva en nuestra mente y se fijan. Es como si el cerebro entrara en un bucle cognitivo. A veces, se trata de ideas positivas, como cuando nos alegramos de recibir una buena noticia y pensamos en eso. Sin embargo, en muchos otros casos, se trata de pensamientos que causan angustia porque se asocian con situaciones adversas.

El estrés, la ansiedad y la depresión son estados que podemos relacionar con las ideas rumiantes. Aquí ocurre una retroalimentación negativa, ya quelos pensamientos refuerzan el malestar emocional y esto a su vez promueve la rumiación. Este es el mecanismo que suele verse cuando no puedes dejar de pensar en algo que te causa angustia.

Watkins y Roberts (2020) publicaron una revisión sistemática sobre la rumiación. De esta forma, señalaron que estos pensamientos magnifican los estados negativos como la ansiedad o depresión. También afectan la capacidad de resolver problemas, causan estrés fisiológico y reducen la efectividad de la psicoterapia.

Mujer preocupada

Estrategias para lidiar con los pensamientos rumiantes

Con base en lo anterior, es fácil intuir que la rumiación puede causar verdadero sufrimiento. Las ideas intrusivas y repetitivas pueden complicar cuadros clínicos e impedir que una persona sea funcional. Por ende, son un problema que es necesario abordar cuanto antes o podría generar otras complicaciones emocionales.

Veamos algunas estrategias que puedas usar para regular los pensamientos rumiantes.

1. No intentes suprimirlos

Todos hemos sentido la tentación de intentar acabar con una idea rumiante enfrentándonos directamente contra ella con autoinstrucciones del tipo, “venga, no pienses más en eso” o “deja de darle vueltas”. No obstante, esta es una estrategia poco efectiva porque en realidad no estamos haciendo nada para trabajar los pensamientos. Solo estamos intentando hacer fuerza mental contra ellos.

En este sentido, Freud también decía que los elementos cognitivos de las ideas amenazantes que intentamos apartar de esta manera siempre terminan volviendo. En muchos casos, disfrazadas como un síntoma psicosomático para el que no hallamos ninguna explicación. En cambio, si procuras procesar esas ideas de un modo más saludable, con el tiempo irán reduciéndose y desapareciendo.

2. Enfócate en el presente

Cuando no puedes dejar de pensar, te desconectas del presente, ya que estás reviviendo el pasado o anticipando el futuro. Así, una herramienta útil para evitar la rumiación es colocando tu atención en el momento presente.

Esto lo puedes hacer mientras realizas diferentes actividades, como lavar los platos. Lo único que necesitas es colocar toda tu atención en la tarea que estás ejecutando. Escucha el sonido del agua, siente la espuma del jabón, concéntrate por completo en esa actividad. Verás como dejas de escuchar esas ideas por un rato y su importancia se reduce.

3. Realiza ejercicio físico

Bernstein y McNally (2018) desarrollaron un trabajo sobre el ejercicio físico y la regulación del malestar emocional. Los autores demostraron que ejercitarnos puede atenuar la rumiación del pensamiento y otros síntomas de estrés. Si lo practicamos de manera regular, podemos elevar nuestra resiliencia para lidiar con situaciones estresantes.

Para esto, no es necesario que te inscribas en un gimnasio o que corras una maratón. Lo ideal sería buscar alguna actividad física que te parezca interesante y que te ayude a mantenerte en movimiento. Los efectos del ejercicio en la salud mental pueden notarse incluso desde la primera sesión y si eres constante, pueden prolongarse.

4. Usa la técnica de detención del pensamiento

Si no puedes dejar de pensar, la técnica de detención del pensamiento puede ayudarte mucho. También se le conoce como parada del pensamiento y se usa de forma específica para trabajar la rumiación. Se aplica de la siguiente manera:

  • Identifica los pensamientos rumiantes que te causan malestar.
  • Selecciona un estímulo que te permita salir del bucle de pensamiento. Por ejemplo, podrías aplaudir, chasquear los dedos o dar un golpe a la mesa. Al hacerlo, puedes verbalizar una instrucción como “ya”, “basta” o “para”.
  • Busca otra actividad que puedas hacer para desviar tu atención. Puede ser escuchar música, dibujar, leer, etc.
  • Procura sustituir los pensamientos negativos por otros más positivos. Las frases como “todos cometemos errores”, “los problemas tienen solución”, te ayudan a desarrollar una visión más realista y gentil.

El objetivo de esta técnica es detener los bucles de pensamiento y devolver tu atención al momento presente. Asimismo, al incluir ideas más positivas, modificas tus esquemas de pensamiento y aumenta el bienestar. Es importante señalar que es necesario practicarla de forma constante para ver resultados.

5. Practica el mindfulness

El mindfulness o atención plena es un ejercicio terapéutico que sigue los mismos principios de la meditación. Una investigación abordó la relación entre el mindfulness, la rumiación y la reflexión en la vida cotidiana.

Los resultados comprobaron que cuando alguien desarrollaba un estado de atención plena, la rumiación no incrementaba las emociones negativas. El mindfulness demostró ser útil para mejorar la adaptación emocional y bienestar (Blanke et al., 2020).

Mujer meditando

6. Busca música relajante

Como te mencionamos al principio, si no puedes dejar de pensar es probable que estés estresado o angustiado. Por esa razón, es necesario crearnos condiciones relajantes que ayuden a reducir el malestar y la rumiación. De este modo, la música, sobre todo la de tipo instrumental con sonidos de naturaleza puede ser útil para calmarte.

7. Consigue ayuda profesional si la situación no mejora

Las estrategias anteriores pueden servir para reducir la frecuencia con que aparecen los pensamientos y eliminarlos. No obstante, cada persona tiene diferentes tipos de problemas que podrían vincularse con las ideas rumiantes. En algunos casos, estas recomendaciones pueden no ser suficientes para aliviar el malestar. Si es así, lo más aconsejable es buscar orientación profesional.

Por último, no olvides que si no puedes dejar de pensar, es probable que sea una señal de que algo no va bien. La rumiación podría ser un síntoma de ansiedad, estrés postraumático y otras afecciones serias. A través de la ayuda profesional puedes identificar de forma más precisa cuál es su situación y qué puedes hacer al respecto.

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/no-puedo-dejar-pensar-como-detener-pensamientos-rumiantes/

7 prejuicios que limitan tu bienestar. Por: VALERIA SABATER

Los prejuicios son inconscientes e incoherentes y a menudo nos hacen tomar decisiones desacertadas. Reconocerlos y desactivarlos permite dar forma a un mundo más respetuoso y feliz.

7 prejuicios que limitan tu bienestar

Hay diferentes tipos de prejuicios que limitan tu bienestar. Se trata de creencias predeterminadas e inconscientes que todos tenemos sobre las personas, el mundo y cada realidad que nos rodea.

Dichas valoraciones mentales se alzan en muchos casos como sesgos que limitan nuestro potencial humano e incluso nuestra armonía social. Dificultan nuestras relaciones con los demás, simplifican nuestra visión de las cosas y nos hacen actuar con temor y escepticismo en lugar de facilitar la apertura y la flexibilidad cognitiva.

Este tipo de constructos psicológicos son en muchos casos la expresión más pura de nuestro pensamiento ilógico.

El psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman evidenció que todos hacemos uso de estos recursos cognitivos. Su finalidad es permitirnos dar respuestas rápidas al filtrar la información disponible de forma subjetiva.

Se trata de una manera de simplificar la complejidad de nuestros entornos y hacer pronósticos inmediatos en contextos de incertidumbre. ¿Debo fiarme de esa persona? ¿Con quién debería hacer equipo en el trabajo? ¿A qué tipo de información debo dar validez? ¿Cómo debería reaccionar en esta circunstancia?

Muchas de nuestras respuestas y actuaciones están mediadas por prejuicios inconscientes que no siempre nos conducen a los destinos más acertados o deseados. Profundizamos en ello.

“Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio”.

-Leonardo Da Vinci-

Pareja discutiendo y pensando en los prejuicios que limitan tu bienestar

La necesidad de organizar el mundo en categorías mentales

Racismo, sexismo, edadismo, homofobia, xenofobia… Los prejuicios que limitan tu bienestar van en realidad más allá de esas dimensiones categóricas que todos conocemos. Son arquitecturas mentales inconscientes y estereotipadas que refuerzan actitudes negativas hacia muchos ámbitos de tu realidad. Y en especial hacia grupos de personas.

Si nos preguntamos por qué los creamos y reforzamos, hay varias explicaciones al respecto. Tal y como nos explicó el psicólogo Gordon Allport en su trabajo The Nature of Prejudice (1954), los prejuicios y los estereotipos son el resultado del pensamiento humano normal. Dado que nuestro mundo es complejo e impredecible, necesitamos organizarlo en “categorías” mentales.

Daniel Kahneman nos indicó que todos hacemos uso de esos heurísticos(atajos mentales) para tomar decisiones en el día a día. Asimismo, esos prejuicios están mediados también por motivaciones morales, emocionales, la educación recibida y la influencia de nuestro entorno.

Los prejuicios que nos limitan

Reconocer y desactivar los prejuicios que limitan tu bienestar partirá siempre de tu capacidad para tomar conciencia de que haces uso de ellos. Por ejemplo, preguntarte por qué refuerzas determinadas creencias sobre algunas personas ya es un avance.

No obstante, también es recomendable hacer un breve repaso de esos sesgos negativos que muchos interiorizamos. Son los siguientes.

1. Lo que no conozco es malo (prejuicio por miedo)

Este es uno de los enfoques que asientan la base de la mayoría de los prejuicios. Lo diferente es peligroso, lo que no conozco es malo y, por tanto, debo defenderme. El prejuicio por miedo no solo da forma al racismo, sino también a la conducta autodefensiva.

Esta característica define a esas personas que siempre prefieren lo malo conocido a lo bueno por conocer y que responden con inquietud y hasta desprecio ante cualquier cambio o novedad. De este modo, y en referencia a esto mismo, la Universidad James Cook realizó un estudio muy revelador al respecto.

Cuando mostramos una conducta curiosa, imaginativa y abierta a la experiencia, los prejuicios se reducen. Caen por sí mismos. Esa es la clave, ver lo diferente no como una amenaza, sino como una oportunidad de aprendizaje.

El prejuicio por miedo a lo diferente es el sustrato de la intolerancia y la raíz que bloquea toda oportunidad de cambio y progreso humano.

2. Si te pareces a mí, me gustarás más (prejuicio por afinidad)

Uno de los prejuicios que limitan tu bienestar es entender el mundo según tus propias experiencias y puntos de vista. Aquellos que tengan visiones opuestas o que no hayan pasado por lo mismo que tú no son dignos de tu confianza o amistad.

El prejuicio por afinidad nos dice que abundan las personas que siempretendrán preferencias inconscientes por quienes tienen cualidades y vivencias parecidas a las suyas.

Se mirará con mejores ojos a quien tiene las mismas ideas políticas que uno mismo o a quien ha estudiado en la misma universidad o tiene la misma nacionalidad.

3. Tu imagen me lo dice todo (prejuicio por apariencia)

El prejuicio por apariencia es todo un clásico. ¿Quién no lo ha hecho alguna vez?

La mayoría de nosotros tendemos a prejuzgar a las personas con base a su imagen y forma de vestir. Sabemos que el aspecto físico siempre importa, pero cuidado porque a veces caemos en serios errores de juicio que afilan el arma de la discriminación.

4. Hombres y mujeres nunca serán iguales (prejuicios de género)

Entre los prejuicios que limitan tu bienestar están sin duda los sesgos de género. Pensemos en ello, no es suficiente con que la propia sociedad siga reforzando determinados esquemas sexistas. En ocasiones, también nosotros seguimos interiorizando determinados prejuicios que limitan del todo nuestro potencial.

Ejemplo de ello son algunas mujeres que deciden no optar por puestos de dirección o de altos cargos porque creen que esas categorías están destinadas solo a los hombres.

5. Prejuicios que limitan tu bienestar (prejuicio de poder y belleza)

El prejuicio de poder y belleza está muy presente en nuestra actualidad. Por ejemplo, muchos jóvenes opinan que únicamente aquellos con determinados atributos físicos logran el éxito. Si hay un sesgo debilitante y negativo es suponer que la delgadez o la belleza abren puertas en todo escenario.

El prejuicio del poder y la belleza se sustenta por una baja autoestima. Se trata de un componente emocional y de un sesgo que limita nuestro potencial al pensar que todo éxito o logro de metas parte solo del aspecto físico.

6. Un error lo determina todo (prejuicio diablo)

Las personas somos a veces así de crueles, tanto para nosotros mismos como para los demás. Basta con que alguien cometa un fallo para concluir con que no es de fiar o no vale para nada.

El prejuicio diablo nos dice que basta con que alguien muestre una mala cualidad (aunque sea temporal) para que sea mejor alejarnos de ella. Es más, ese tipo de creencia también la podemos aplicar a nosotros mismos: es suficiente con equivocarnos o ser falibles en algo para pensar que somos un desastre.

Mujer pensando en los prejuicios que limitan tu bienestar

7. Cuando algo sale mal, todo irá peor (prejuicio de línea recta)

Entre los prejuicios que limitan tu bienestar está el asumir que cuando algo se tuerce, la tendencia seguirá ese mismo camino: todo seguirá yendo mal. De esta manera, mientras el prejuicio del diablo se aplica a las relaciones entre las personas, el de línea recta aparece en nuestras experiencias y eventos cotidianos.

Se trata de un filtro de negatividad que nos hace caer en la desesperanzaal prejuzgar que aquello que empieza mal no se puede enderezar.

Para concluir, nada puede ser tan catártico para nuestro potencial como tomar conciencia de estos constructos psicológicos. Como dijo William James, buena parte de las veces, cuando creemos que estamos pensando, en realidad lo que hacemos es reordenar nuestros prejuicios. No es lo adecuado.

Aprendamos a desactivarlos para razonar como merecemos y necesitamos.

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/prejuicios-limitan-bienestar/

Cómo identificar a un depredador emocional. Por: RAQUEL ALDANA

Al igual que los animales, los depredadores humanos van a por las personas más apetitosas. Sus objetivos son aquellas personas que tienen las características que envidian: la amabilidad, el carisma o fuerza de voluntad. Personas felices que han tenido la desgracia de cruzarse en su camino.

Habitualmente consiguen cobijo en este tipo de personas, se arriman a un buen árbol no para resguardarse sino para alimentarse de él hasta que muere y pierde su esencia. Cuando deja de parecer hermoso, buscan otro, sin pena ni dolor por la belleza que han estropeado.

El depredador emocional consume la energía de aquellas personas de las que buscan alimentarse.

Sin embargo, el sentimiento de culpa puede no ser del todo ajeno a ellos y esto es, quizás, lo más peligroso ya que de vez en cuando tienen algún gesto sincero de bondad intentando reparar la infelicidad que siembran. Sin embargo, esto no hace más que hacer dificultosa su identificación.

El depredador emocional se encuentra cerca de nosotros

Este abuso emocional se da especialmente en entornos cercanos: pareja, familiares, amigos, etc. Son las personas que el depredador conoce mejor y que por lo tanto puede manipular más fácilmente: se aprovecha de la confianza inherente a los lazos que le unen a estas personas para dejarlas sin aliento emocional.

Niño siendo intimidado

La crítica feroz y en los lugares en los que más daño hace, intentar que se conviertan en personas dependientes para luego retirarles su apoyo, no valorar lo positivo que realizan, recordarles constantemente los errores que han cometido en el pasado y utilizar el chantaje emocional son algunas de las herramientas que saben manejar a la perfección y que no les causan ningún remordimiento de conciencia.

Para conseguir su propósito necesitan dos condiciones: cercanía y tiempo. Cercanía para establecer lazos que tengan la consistencia suficiente como para poder hacer fuerza sobre ellos y guiar al otro en la dirección que les interesa y tiempo para que la empatía de la otra persona actúe a su favor.

El depredador emocional es un manipulador en potencia.

Hay vampiros de todas las edades y de todos los sexos. Los depredadores son personas normales, nunca son líderes y evitan llamar la atención en entornos sociales que no controlan. Por el contrario, en entornos que sí controlan utilizan todo su poder y astucia para satisfacer su necesidad de acción manipuladora.

Grandes actores que están rotos por dentro

Mujer muy triste

Los hay peligrosos y muy peligrosos, cuanto más cercanos y más enmascarados o encubiertos más aumenta su daño potencial. Se sienten profundamente inferiores, utilizan un mecanismo compensatorio que habitualmente se basa en la grandilocuencia y la soberbia (arrogancia).

A la víctima la manejan, la humillan y la ningunean de manera sutil y sin que el entorno común lo entienda como tal. Siempre son capaces de crear una versión de los acontecimientos en la que aparecen como buenos o víctimas y nunca como causantes de mal.

Son los que sufren las consecuencias de que la otra persona sea una inútil, de que se equivoque constantemente y son los mártires que están siempre ahí para corregir los errores de los demás. Se encargan de argumentar sólidamente esta versión y de gritarla a los cuatro vientos, de manera que los demás se conviertan en propagadores de sus virtudes.

En una disputa solamente ceden cuando entienden que de esa concesión van a poder sacar un beneficio mayor. Se lo guardan para decir en un futuro “te acuerdas cuando….ahora te toca a ti” y lo que te toca a ti suele ser una concesión mucho más grande que la anterior.

Además, nunca provocan una confrontación directa y cuando hay algo que les molesta lo guardan para echarlo en cara y utilizarlo en la ocasión apropiada, normalmente para conseguir algo o para que la otra persona le perdone un error aún mayor.

El depredador emocional muchas veces no se da cuenta de cómo está actuando.

Padre gritándole a su empleado

Este tipo de personas muchas veces tienen tan integrado su comportamiento que no se dan cuenta de que lo llevan a cabo y han puesto en práctica sus estrategias tantas veces que las tienen prácticamente automatizadas. Además, este tipo de personas nunca son felices y arrastran su propio sufrimiento, son muy racionales y muy pocas veces sienten de verdad.

Cuidado con estos grandes actores, porque a diferencia de los del teatro o las películas, son capaces de causar heridas muy profundas. De tu habilidad para identificarlos va a depender el que no te atrapen ni atrapen a ninguna de las personas a las que quieres.

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/como-identificar-al-depredador-emocional/

Hay maltratos que no dejan heridas en la piel, sino en el alma. Por: GEMA SÁNCHEZ CUEVAS

Hay maltratos que no dejan huellas físicas pero sí emocionales, abriendo heridas difíciles de cicatrizar y curar. Situaciones protagonizadas por el dominio de una persona sobre otra donde el desprecio, la ignorancia o la crítica son los principales elementos de una relación.

Una palabra, un gesto o simplemente un silencio pueden ser suficientes para lanzar una daga directa a nuestro corazón. Un corazón que va debilitándose poco a poco, quedando anestesiado ante cualquier posibilidad de sublevación, porque el miedo y la culpa han sido instaurados.

El maltrato emocional es un proceso de destrucción psicológico en el que la fortaleza emocional de una persona queda completamente vulnerada.

Seducir para atrapar

El maltrato emocional es una realidad muy presente en nuestras días que no entiende de edad, sexo o estatus social. Ya sea en la pareja como en la familia o incluso a nivel laboral, todos podemos ser víctimas de esta situación en cualquier momento de nuestras vidas.

mujer con máscara de lobo

Lo peligroso de los maltratos de este tipo son sus consecuencias y su habilidad para pasar desapercibido. El maltrato emocional es un proceso silencioso que, cuando da la cara, ya ha pasado mucho tiempo desde que se originó, teniendo consecuencias devastadoras para la persona que ha sido víctima.

Su inicio es lento y silencioso, ejercido por una persona disfrazada de encanto con el objetivo de seducir a sus víctimas para atraparlas, sobre todo en las relaciones de pareja. De esta manera, la realidad que el maltrador muestra es una realidad falseada, llena de promesas y deseos que nunca se harán realidad.

El maltratador va preparando el terreno para que la otra persona caiga en sus riendas poco a poco y lograr finalmente influenciarla para dominarla y privarla de cualquier libertad posible.

El poder de la cárcel mental

El abuso emocional es un potente veneno que destruye la identidad de la persona, arrebatándole su fortaleza emocional. Se da de manera indirecta, a través de las reja agujereadas, que dejan pasar a las insinuaciones que buscan culpar e instalar la duda en las víctimas.

La persona víctima de maltrato emocional se encuentra atrapada en una cárcel mental de invalidez e inseguridad en la que su autoestima se va debilitando poco a poco.

Así, cuando la víctima ya ha sido atrapada, el maltratador comienza a destaparse ante ella a través de los desprecios, las críticas, los insultos o incluso los silencios. Por eso, las huellas de estos maltratos no son físicas y no hay heridas visibles en la piel de la víctima, porque el maltrato emocional se ejerce a través de las palabras, de los silencios o los gestos.

Tanto es el daño que se ejerce en estas situaciones que el miedo a actuar para liberarse se ve en muchos casos como un imposible. La cárcel mental es tan sólida que la víctima entra en una profunda situación de indefensióna la que no imagina salida.

Niña atrapada en una jaula

Las heridas invisibles en el alma

Las heridas del maltrato emocional son llagas profundas que llegan hasta lo más recóndito del interior de la víctima. No se ven ni se oyen, pero son terriblemente sentidas por la persona que las sufre. Heridas ocultas para los demás, pero profundamente dolorosas para la persona que lo sufre.

Las heridas del maltrato emocional crean un profundo agujero en la autoestima de la persona rompiendo toda valoración positiva de sí misma.

Son heridas originadas a través de los desprecios, descalificaciones y ninguneos que el maltratador ha dirigido a la víctima. Heridas invisibles y enraizadas en el miedo, la culpabilidad y la duda que arrebatan la creencia de cualquier posibilidad de actuar para liberarse de la situación en la que la víctima se encuentra.

Estas heridas sangran no solo en cada encuentro, sino también ante la expectativa de que puedan ocurrir. Lo importante es que la persona no dé por perdida la posibilidad de salir de la situación en la que se encuentra y que tenga en cuenta que estas heridas pueden repararse con ayuda. 

Mano sujetando un corazón maltratado

¿Cómo reparar las marcas del maltrato emocional en el alma?

En estos casos, el factor más importante es que la persona víctima pueda identificar la situación en la que se encuentra atrapada, donde carga con toda la responsabilidad y culpabilidad que el maltratador le ha inducido. Por lo tanto, tomar conciencia de que nos encontramos en un proceso de maltrato emocional es el primer paso para poder liberarnos.

Una vez que sepamos donde nos encontramos inmersos, recuperar a nuestros seres queridos y apoyarnos en ellos para que puedan facilitarnos la salida de esta situación contribuirá a que sigamos adelante. Poco a poco, con sus gestos de amor y cariño, pueden ir llenando algunos de los vacíos que en nuestro interior se han originado.

Además, buscar ayuda de un profesional especializado nos facilitará comenzar a reconstruir nuestra identidad y autoestima, para reparar todas esas heridas emocionales invisibles que habitan en nuestro interior. Así podremos volver a reencontrarnos con nosotros mismos.

Reparar las marcas del maltrato emocional en nuestra alma no será un proceso sencillo y rápido, sino más bien complejo y lento. Sin embargo, la satisfacción de volver a encontrarnos siempre merecerá la pena.

Por último, no olvidemos que cada uno de nosotros también podemos llegar a originar heridas en el alma de los demás cuando despreciamos, ignoramos o criticamos sin tener que llegar a situaciones de maltrato emocional. Las palabras y nuestros gestos son un arma de doble filo que hay que cuidar…

RECUPERADO DE: https://lamenteesmaravillosa.com/maltratos-no-dejan-heridas-en-la-piel-sino-en-el-alma/

Pon atención: estos rasgos indican que tu hijo tiene problemas de aprendizaje. Por BERNARDO PEÑA

Un problema de aprendizaje es una condición que aparece a muy temprana edad, y con la cual el niño debe aprender a vivir. Reconocerla a tiempo es fundamental. Conoce algunos rasgos característicos de esta condición.

Pon atención: estos rasgos indican que tu hijo tiene problemas de aprendizaje

Angélica tiene 4 años y por primera vez en su vida va a una escuela. En el aula, no habla ni comparte con otros niños, tampoco parece seguir las instrucciones de la maestra. El psicólogo escolar y la docente citan a los padres de Angélica porque vislumbran que tiene problemas de aprendizaje.

En poco tiempo, los padres de Angélica tienen que reunirse tres veces con el personal de la escuela. En casa, Angélica es una niña habladora e interesada en aprender lo que mamá y papá le muestran. Pero esto no es lo que ocurre en la escuela.

La presión hace mella en los padres de Angélica y la llevan a una consulta con un neuropediatra. Después de una evaluación, el médico diagnostica que no hay nada anormal. Simplemente, Angélica es distinta a sus compañeros, tal y como son todos los niños entre sí.

Al poco tiempo ocurre el “milagro”: Angélica comienza a socializar, le interesa lo que la maestra le presenta y habla animadamente con ella y con sus compañeros de aula.

Cada niño tiene su ritmo

Madre cocinando con su bebé

La historia que hemos contado ha sido vivida por montones de padres, niños, maestros y profesionales de la salud. Aunque es común decir que “cada niño tiene su ritmo”, no son pocas las veces en que la angustia exagerada nos hace ver problemas donde no los hay.

El comienzo de la escuela trae problemas de todo tipo, pero la mayoría se soluciona a su debido momento. La etapa preescolar es divertida, los niños aprenden jugando y los docentes tienen un trato cercano y personal.

A medida que los niños crecen, las materias escolares se complican, las tareas se multiplican y las relaciones con los compañeros tienen nuevos y diferentes matices. El niño es más consciente de sus capacidades y limitaciones. A unos les va bien, a otros no tanto.

Visita este artículo: Tus hijos recogen los miedos que siembras

¿Cuándo se detectan los problemas de aprendizaje?

Aunque no faltarán los profesionales que indiquen que mientras más temprano se detecten los trastornos del aprendizaje mejor, lo cierto es que con niños pequeños se corre el riesgo de hacer diagnósticos exagerados.

Un especialista es quien da el diagnóstico de un trastorno del aprendizaje cuando el niño tiene entre 7 y 8 años.

Las dificultades de aprendizaje afectan el procesamiento de información. Por ejemplo: el niño tarda en aprender a leer y escribir, y suele tener problemas con las matemáticas. Puede entender de qué se trata, pero no logra expresarlo con corrección.

Esto no solo afecta su rendimiento escolar, sino también su capacidad para relacionarse con los demás.

Primeras señales de problemas de aprendizaje

Deja que tus hijos se equivoquen

En niños menores de 5 años, las señales que indican que un niño puede tener problemas de aprendizaje son las que se mencionan a continuación.

  • Tiene problemas con actividades motoras como escribir, rasgar, caminar, recortar, abotonar, subir cierres o cremalleras y atar cordones.
  • Le cuesta seguir instrucciones simples, ya le parecen muy complejas y no puede ejecutarlas.
  • Tiene retraso en el habla, problemas de pronunciación, le cuesta aprender nuevas palabras.
  • Le es difícil aprender a leer, los números, el alfabeto, los días de la semana, los colores y las figuras geométricas.
  • Tiene problemas para concentrarse o prestar atención.
  • Se siente frustrado o desmotivado para realizar actividades escolares o en otros espacios de su vida familiar y social.

Indicadores de problemas de aprendizaje en niños más mayores

  • Presenta dificultades para dormir o comer.
  • Se aburre y no tiene interés en la escuela.
  • Tiene mal comportamiento en la escuela o es agresivo.
  • Evidencia problemas para identificar y expresar sus sentimientos.
  • No quiere hablar sobre sus estudios y pasa mucho tiempo haciendo sus tareas.

Confirmado: tiene trastornos del aprendizaje

Niño con trastorno de aprendizaje

Los niños con trastornos de aprendizaje tienen una inteligencia normal o por encima de lo normal, pero les cuesta expresar lo que saben. Como tienen problemas para aprender ciertas materias, con frecuencia se sienten frustrados y enfadados.

Estas emociones repercuten negativamente en su autoestima. Incluso, pueden llegar a sufrir depresión, ya que saben bien lo que quieren lograr, decir, escribir o hacer, pero les es difícil lograrlo.

En algunos casos, los niños con trastornos del aprendizaje presentan discapacidades como la dislexia o la discalculia, o bien sufren de ambas. Ello, sin duda, facilita un diagnóstico acertado. También, pueden presentar problemas de falta de atención, pero eso no significa que tengan trastornos por déficit de atención.

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¿Cómo ayudo a mi hijo?

  • Comprende y acepta que los problemas de aprendizaje son para toda la vida.
  • La maestra ayuda a detectar síntomas y a crear el entorno que favorezca el aprendizaje, pero no puede dar un diagnóstico.
  • Un buen diagnóstico y una intervención oportuna tienen un impacto muy positivo en la vida académica de tu hijo.
  • Las pruebas para detectar los problemas de aprendizajes las realizan especialistas: un psicólogo, un neuropsicólogo infantil, un pediatra especializado o un psiquiatra.
  • Los niños con trastornos del aprendizaje aprenden. Enfócate en sus capacidades y gustos. Eso alimenta su autoestima.
  • Los castigos y las reprimendas no funcionan con estos niños, por el contrario, pueden agudizar el problema.
  • Cuando tu hijo haga un berrinche o llore por sus limitaciones, quédate a su lado. Dile cuánto lo amas y reconoce cuánto se esfuerza para lograr lo que sabes no es fácil para él.

Para mamá y papá

Criar a un hijo con problemas de aprendizaje es estresante. Si necesitas apoyo o terapia psicológica, búscala. Tu hijo también se beneficiará de que mamá y papá estén bien.

Eso sí, por favor, nunca compares a tu hijo con problemas de aprendizaje con otro niño que no los tenga, menos aún con un hermano. Tu hijo lo agradecerá.

RECUPERADO DE: https://mejorconsalud.as.com/rasgos-indican-tu-hijo-tiene-problemas-de-aprendizaje/

9 ejercicios para mejorar la atención en los niños. Por: THADY CARABAÑO

Prestar atención es una destreza que madura poco a poco en los niños. Por supuesto, es fundamental para favorecer el aprendizaje y la relación con el entorno que les rodea.

9 ejercicios para mejorar la atención en los niños

La atención es fundamental para recibir correctamente la información que se necesita en los procesos cognitivos. Los niños pueden ser dispersos y es normal que así sea. No obstante, es necesario mejorar la atención para que el proceso de aprendizaje rinda los frutos esperados.

La capacidad para atender dependerá de factores como la edad, el nivel de maduración o incluso la personalidad. Hay niños más distraídos y soñadores que otros. Incluso entre hermanos es posible encontrar diferencia en lo que se refiere a prestar atención.

Cuando el niño no presta mucha atención a las instrucciones para realizar un trabajo o una tarea, seguramente le costará mucho más lograr el resultado esperado que si hubiera atendido correctamente. Esa dificultad puede generar frustraciones, lo que se pueden prevenir con facilidad.

¿Cómo mejorar la atención de los niños?

¿Qué es la coordinación mano-ojo y cómo mejorarla?

En la actualidad hay muchos elementos que distraen y captan la atención de los más pequeños. Son muchos y muy rápidos los estímulos que manejan los niños cuando, por ejemplo, navegan por internet o juegan videojuegos. Así, cuando van a la realidad del aula escolar, les cuesta mantenerse atentos concentrados.

Más allá de que un niño sea más propenso a dejarse llevar por sus pensamientos que otro, nos agrada proponerte estos 9 ejercicios para realizar en el hogar. Como se trata de niños, más que con ejercicios, vamos a mejorar la atención con juegos debido a los múltiples beneficios que aporta, tal y como evidencia este trabajo publicado en la revista Dominio de las ciencias.

1. Un clásico: el rompecabezas

Los juegos de rompecabezas son clásicos para mejorar la atención y estimular el aprendizaje, tal y como señala este estudio llevado a cabo por profesionales de la Universidad Nacional de Tumbes, Perú. Existen múltiples opciones adaptadas a las edades y capacidades de los niños.

En cuanto detectes que tu niño ya reconoce las piezas y lo arma cada vez con mayor rapidez, pon a su disposición uno nuevo e incrementa la dificultad del mismo.

2. Descubre las diferencias

Otro juego ampliamente conocido son los libros o pasatiempos con ilustraciones prácticamente similares, en las que hay que detectar unas diferencias casi imperceptibles. En internet también se pueden encontrar este tipo de juegos ideales para mejorar la atención.

3. Observa y ordena para mejorar la atención

Dispón de un cierto número de objetos (pueden ser juguetes de tu hijo) sobre una mesa y dales un orden. Pídele a tu pequeños que los observe y que memorice la forma en la que están colocados. Después, cambia el orden de los juguetes y pídele que los ponga tal y como estaban inicialmente.

Niño ordenando sus juguetes.

Descubre: 5 mejores ejercicios para mejorar nuestra memoria

4. Ya no está

De nuevo, en una mesa, presenta un número de objetos o juguetes a tu hijo y pídele que los observe detenidamente. Luego, dile que cubra sus ojos y esconde uno de los objetos. Cuando el niño vuelva a mirar pídele que te diga cuál es el que ya no está.

5. Los juegos de memoria para mejorar la atención

¡Otro clásico que no pasa de moda! Para memorizar hay que prestar atención. Puedes encontrar juegos de memoria en tarjetas impresas o en versiones digitales. Mientras los niños son más pequeños, las imágenes deben ser más sencillas, pero a medida que crecen busca opciones más desafiantes.

6. Identifica la palabra clave

Dale una serie de palabras clave a tu hijo. Lee un cuento y pídele que anote mentalmente cuántas veces mencionas dichas palabras claves. Otra variante es que le pidas aplaudir cuando las menciones.

7. Ubica los dígitos

Localiza en internet tablas de números y pídele a tu hijo que ubique un número específico. Si todavía es pequeño, selecciona números de un dígito. A medida que crezca, busca versiones más complejas de estas tablas.

8. Colorea mandalas

Niña coloreando en su libreta.

Los mandalas son un excelente ejercicio de concentración, como señala este trabajo llevado a cabo por investigadores de la Universidad de la Laguna, ya que implican repetir un mismo patrón de colores. De nuevo, la recomendación básica es buscar opciones adecuadas a la edad del niño para que pueda mejorar la atención.

¿Lo sabías? Descubre por qué tus hijos deberían pintar mandalas

9. Sopa de letras

Para los niños que ya saben leer, encontrar palabras en las tradicionales sopas de letras siempre es un reto interesante y divertido. Puedes hacer pequeñas competiciones para ver quién de los dos consigue más palabras en el menor tiempo posible.

En lo que a mejorar la atención se refiere…

Cuando se trata de mejorar la atención de los niños hay muchas opciones. No obstante, lo más importante es comenzar con lo más fácil y estimular al niño a hacerlo mejor cada vez. En la medida en que se vaya progresando, aumenta la complejidad para que el pequeño se sienta retado a mejorar y a superarse.

Recuerda que son normales las dificultades que presentan los niños a la hora de prestar atención, ya que es una de las destrezas cerebrales que tarda en madurar y consolidarse. Sin embargo, con estos sencillos ejercicios puedes ayudar a tu pequeño a mejorar la atención de forma fácil y divertida.

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