El síndrome del impostor, cuando no nos creemos nuestros logros – Neuropsicología Bogotá

POR  SANTIAGO SALVATORI

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Seguramente alguna vez has tenido la sensación de que lo que has conseguido en tu vida fue más un golpe de suerte que fruto de tu esfuerzo. Cuando esa sensación se convierte también en un temor a que esa situación quede al descubierto entonces estamos hablando del Síndrome del Impostor ¿De qué se trata y cómo nos afecta?

Jóvenes adultos

Entre los 18 y los 30 años suceden una serie de acontecimientos muy importantes en nuestra vida. Es un momento en el que experimentamos cambios tanto internos como externos.

Para empezar a la edad de 20 años, nuestro cerebro finaliza su etapa de crecimiento y alcanza su madurez. Se terminan de desarrollar las áreas del lóbulo frontal, que se encargan de actividades tan importante como la toma de decisiones o la organización.

Por otro lado, en este particular período de nuestra vida comenzamos a ajustarnos a nuestros nuevos roles sociales. Ya no tenemos a una figura de autoridad que nos guía para hacer frente a estos desafíos. Al contrario, se espera que comencemos a tomar nuestras propias decisiones.

Esta serie de cambios, completamente diferentes a los que habíamos afrontado en la adolescencia pueden suponer una gran fuente de estrés y afectar a nuestro salud mental. Un ejemplo muy concreto es justamente el conocido como “Síndrome del Impostor”.

Síndrome del Impostor (o Ilusión del Impostor)

El síndrome del impostor es un intenso sentimiento de falsedad que experimentan muchas personas exitosas. Lo interesante es que este sentimiento se produce a pesar de que haya muchas pruebas de que la persona es completamente apta y capaz.

Fue descrito por primera vez  en 1978 por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes, y si bien se lo conoce como “síndrome” en realidad no es una enfermedad mental, sino una reacción ante ciertas situaciones.  Lo más adecuado sería hablar de “La Ilusión del Impostor” o “El fenómeno del Impostor”.

Creer que somos un fraude

Las personas que sufren este fenómeno sienten que sus habilidades y capacidades están siendo sobredimensionadas, que son un fraude y temen el momento en que los demás se darán cuenta de ello. No aceptan sus logros como resultado de su propio esfuerzo y habilidades, lo que las lleva  dudar de sí mismas.

Ciertas personas son más propensas a experimentar la ilusión del impostor. Por lo general, suele observarse en en personas que realizan profesiones diferentes a las de su familia, por ejemplo la primer generación en acceder a estudios secundarios o universitarios, o que se alejan de las expectativas de sus padres o de la sociedad.

¿Por qué nos pasa lo que nos pasa?

Uno de las principales causas del fenómeno del impostor es que la persona piensa que todos sus logros se deben a razones externas, que nada tienen que ver con su propia capacidad.

Si lo pensamos, estamos continuamente intentando explicar el origen de lo que hacemos y de lo que hacen los demás, tratando de entender las causas que generan los comportamientos y actitudes.

En 1958 el psicólogo austríaco Fritz Heider, expuso su teoría de la atribución en la que  intenta explicar cómo las personas entendemos las causas de los comportamientos.

Según esta teoría, podemos realizar dos tipos de atribuciones, internas o externas.

Las causas internas se refieren a características de la persona, como su motivación, su inteligencia o su personalidad. Las externas se refieren a eventos externos a la persona, como la suerte, el tiempo, o las acciones de otras personas.

Si sufrimos el síndrome del impostor la mayoría de las atribuciones con las que intentamos explicar las causas de lo que nos sucede serán externas. Veremos nuestros éxitos como fruto de la suerte o de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y pesaremos que los demás nos ven como personas más capaces de lo que realmente somos.

Un riesgo si estamos estudiando

Si somos estudiantes, la suma de sentirnos impostores más el estrés psicológico derivado de esta situación pueden comprometer gravemente nuestro desempeño.

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El psicólogo Bernard Weiner propuso un modelo motivacional según el cual si tenemos atribuciones estables confiaremos en que podemos repetir los resultados, pero si nuestras atribuciones son más inestables tendremos serias dudas al respecto.

Así, si pensamos que hemos aprobado sólo por cuestión de suerte no tendremos la misma confianza en poder volver a aprobar si pensamos que lo hemos logrado gracias a nuestro estudio y dedicación. La suerte es muy inestable, el estudio no.

Nos pasa a todos (pero a ellas mucho más)

Para la mayoría de las personas, las sensaciones que produce este fenómeno son temporales. Suele verse con más frecuencia cuando nos embarcamos en un nuevo proyecto, como retomar los estudios o comenzar un nuevo trabajo. Sin embargo, otras personas tiene continuamente la sensación de ser una farsa.

Si bien tanto hombres como mujeres pueden sufrir del fenómeno del impostor, las mujeres tienen muchas más probabilidades de padecerlo, especialmente si se dedica a actividades “no tradicionales”.

En el trabajo original, Rose e Imes explican que algunas dinámicas familiares así como ciertos roles sociales relacionados con el género parecen contribuir al desarrollo de este fenómeno.

A pesar de los sobresalientes logros profesionales o académicos alcanzados por estas mujeres, creen que no son brillantes y que están engañando a cualquiera que piense lo contrario. Los numerosos logros, que uno podría esperar proporcionar una amplia evidencia objetiva de su excelencia, no parecen afectar la creencia del supuesto impostor.

Impostor y perfeccionismo

Un estudio sobre la relación entre las dimensiones del perfeccionismo con el síndrome del impostor en estudiantes universitarios realizado por J. Khazaei y A. Eslami en 2011 reveló que existe una clara relación entre estos dos fenómenos. La ilusión del  impostor y el perfeccionismo a menudo van de la mano.

Los llamados impostores piensan que cada tarea que abordan debe hacerse a la perfección, y rara vez piden ayuda. Ese perfeccionismo puede llevar a dos posibles respuestas. Que la persona posponga sus tareas por temor a no poder completarla con los altos estándares necesarios. O que se prepare demasiado, dedicando mucho más tiempo a una tarea de lo que es necesario.

Como pueden ver es un fenómeno muy complejo, pero sumamente interesante. También es interesante su relación con la autoestima. Si sientes que estás teniendo problemas de autoestima te recomiendo mi taller práctico de mejora de la autoestima online.


Fuentes:

  • Pauline Rose Clance & Suzanne Imes. The Imposter Phenomenon in High Achieving Women:Dynamics and Therapeutic Intervention.Georgia State Universitylink
  • Keerthi Sathian, Athira Aneesh E. Impostor phenomenon and perfectionism among young adultsUniversity of Calicut, Kerala, Indialink
  • Eva María Rodriguez. Cómo explicamos el comportamiento: la teoría de la atribuciónLa mente es MaravillosaLink

Tomado por: https://www.psicologiaparatodos.net/actitudes/el-sindrome-del-impostor-cuando-no-nos-creemos-nuestros-logros/?fbclid=IwAR1wgNMv-ZKL-B7U6Nu89o096O3eUkCink6T8QA6PGbRgH6ZuNSBlU5lXk4 Neuropsicologia Bogota