Té verde o café: ¿cuál es el mejor para la salud? Escrito por P. Matey

Cada uno goza de las ventajas saludables de la cafeína y de sus antioxidantes, pero las personas con ansiedad, insomnio y trastornos de pánico deben considerar elegir la infusión. Lo importante es elegir según las necesidades.

Una de las dos es la bebida más consumida en el mundo después del agua. De hecho, se consumen al año 10.000 millones de kilos (1,3 por persona) de café en el mundo, y en nuestro país cada ciudadano toma 4,5 kilos. Pese a que los españoles gozan de una gran tradición cafetera, en los últimos años ha ido ganando adeptos. 

Si el debate es establecer cuál brinda más beneficios, como titula este artículo, debemos señalar que la ciencia establece que ambos son seguros, gracias a las bondades de la cafeína y los antioxidantes. Y ambos, también, están asociados con un menor riesgo de ciertas enfermedades.

Para quién el té

Sin embargo, las personas con ansiedad, insomnio y trastornos de pánicodeben considerar elegir el té verde en lugar del café debido a su menor contenido de cafeína y porque contiene L-teanina, un aminoácido que promueve un estado de alerta tranquilo. 

“El té verde se asocia con un riesgo reducido de accidente cerebrovascular y diabetes. El café, con menos mortalidad por enfermedad cardiaca”

Por el contrario, el mayor contenido de cafeína del café puede conducir más fácilmente a la dependencia de la misma en comparación con la que genera la infusión. Por otro lado, el café sería una opción más adecuada si estás buscando un mayor estado de alerta o un mejor rendimiento físico. Determinar cuál es mejor, en última instancia, se reduce a las necesidades específicas. Alimente te argumenta los pros y contras.

La droga estimulante más consumida

Sabemos que la cafeína es la ‘droga’ estimulante más ingerida en el planeta,como constata un trabajo de revisión publicado en ‘Frontiers in Psychiatry’, y se encuentra naturalmente en el café y el té. De hecho, ambos son a menudo las fuentes más predominantes de cafeína en la dieta de una persona. 

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Sin embargo, el café proporciona más de tres veces la cantidad de cafeína que el té verde. Una porción de 240 ml del primero brinda 96 mg de cafeína,mientras que la misma cantidad del segundo otorga 29 mg. 

La ciencia considera que la ingesta de 400 mg de cafeína por día es segura para los adultos. Pero el límite recomendado cae a 100 mg por día para adolescentes y 2,5 mg/kg por para niños. 

Cafeína para ambos: beneficios equiparables

La cafeína es una de las sustancias más estudiadas, debido a sus múltiples efectos beneficiosos para la salud. Estos incluyen: 

  • Aumento de los niveles de energía, estado de alerta, atención y vigilia, como demuestra un artículo de opinión de ‘Nutrition’.
  • Disminución de la fatiga física y mental.
  • Tiempos de reacción más rápidos y precisión mejorada.
  • Rendimiento mejorado de ejercicio, algo que se ha visto reflejado en unestudio de investigadores de la Universidad del Sur de Carolina (EEUU) recogido en ‘Current Sports Medicine Reports’.
  • Aumento de la memoria y estado de ánimo.

Además, la ciencia sugiere que tiene efectos protectores sobre la salud del cerebro, reduciendo el riesgo de demencia y otras enfermedades degenerativas. 

Y algunos estudios, como el llevado a cabo por científicos chinos y publicado en ‘European Journal of Nutrition’, la han relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Cargados de antioxidantes

El té verde y el café tienen múltiples beneficios para la salud en común, incluido su alto contenido de antioxidantes y sus efectos para la pérdida de peso. Los radicales libres desempeñan numerosas funciones beneficiosas en el cuerpo. Sin embargo, en exceso provocan estrés oxidativo, un proceso dañino que puede afectar negativamente la salud al causar enfermedades y acelerar el proceso de envejecimiento, como constata un trabajo de ‘Oxidative Medicine and Cellular Longevity’. 

Afortunadamente, el café y el té verde están cargados de antioxidantes, compuestos con efectos beneficiosos contra el estrés oxidativo. Ambos son particularmente ricos en un grupo de antioxidantes llamados polifenoles. En ambas bebidas, estos son responsables de muchos de sus beneficios y su sabor. 

El galato de epigalocatequina (EGCG, por sus siglas en inglés) y el ácido clorogénico (CGA) son los polifenoles más abundantes en el té verde y el café, respectivamente. Los estudios en tubos de ensayo, animales y humanos sugieren que pueden tener potentes efectos contra el cáncer.

Por ejemplo, EGCG puede dificultar el crecimiento y la diseminación del tumor,y puede conducir a la muerte de las células tumorales. Su efecto antiinflamatorio puede ayudar a prevenir la inflamación crónica involucrada en la aparición del cáncer. Por otro lado, el CGA parece inhibir el crecimiento tumoral y promover la muerte de las células cancerosas. 

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Los estudios sugieren que el EGCG en el té verde puede tener un efecto beneficioso contra las células cancerosas en los tumores de cabeza y cuello,así como en las que ocasionan la neoplasia en pulmón, próstata, mama, colorrectal y páncreas.

Foto: Foto: iStock.

Esta es la dieta ‘perfecta’ para cuidar tu próstataPatricia Matey

Por el contrario, al CGA del café se le atribuyen beneficios contra los cánceres de hígado, endometrio y piel. Además, también puede ser bueno para la salud del corazón y el control del azúcar en sangre al regular los niveles de triglicéridos y mejorar la respuesta de sus células a la hormona insulina. 

Efectos de la pérdida de peso

El CGA del café y el EGCG del té verde, junto con la cafeína, aportan a ambas bebidas propiedades para bajar de peso. Los estudios en animales muestran que el CGA puede reducir la insulina, el colesterol y los triglicéridos en la sangre. También puede disminuir los niveles de leptina, una hormona que regula el hambre, lo que conduce a una reducción de peso y grasa visceral. Se trata de la almacenada dentro del abdomen alrededor de los órganos y que está relacionada con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes. 

El final resumido de la historia

La evidencia muestra que el té verde se asocia con un riesgo reducido de accidente cerebrovascular, diabetes y depresión. Mientras tanto, el café está relacionado con una disminución de la mortalidad por enfermedades cardiacas.

Recuperado de: https://www.alimente.elconfidencial.com/nutricion/2021-04-15/te-verde-cafe-cualidades-mejores_3033891/

Un año de pandemia: diario de las consultas psicológicas online. Escrito por: Patricia Matey

Nada de lo que sucedió desde comienzos de marzo de 2020 en España, y en el resto del mundo, se había vivido por igual desde la segunda mitad del siglo XX y lo que llevamos del XXI. La pandemia por covid-19 ha causado una situación sanitaria y social con implicaciones desproporcionadas hasta ahora no vividas en Europa. 

El artículo de opinión ‘La psicología ante la pandemia de la covid-19 en España. La respuesta de la Organización Colegial‘, firmado por Fernando Chacón-Fuertesa, José Ramón Fernández-Hermida, Mª Paz García-Vera, de las Universidades Complutense y Oviedo de Madrid, recogido en ‘Clínica y Salud’, adelantaba en julio 2020: “Las pandemias tienen efectos psicológicos muy importantes sobre la población, derivados de la percepción de incertidumbre, confusión y sensación de urgencia que generan. Esos efectos en muchos casos son reacciones de adaptación, de diversa factura, a una nueva circunstancia estresante, mientras que en otros son debidos al agravamiento de una psicopatología previa. La acción estresante del contexto pandémico no afecta a toda la población por igual”. 

Estrés pandémico

E insisten: “Es previsible que el estrés pandémico afecte a los grupos más vulnerables de la población, a los que habrá que prestar especial atención. Las personas sin recursos económicos o sociales, discapacitadas, ancianos que viven solos o con escaso soporte social, niños o adultos que viven en hogares conflictivos y personas con psicopatología previa afrontarán peor las consecuencias y restricciones de la cuarentena y del confinamiento. A estos grupos hay que sumar, de forma destacada, la parte de la población a la que más de cerca toca la enfermedad. Nos referimos a las personas enfermas, sus familiares y el personal sanitario que les atiende en primera línea”

La telepsicología llegó para quedarse

Si bien la tecnología y la infraestructura para la telesalud ha estado disponible desde mediados de la década de 1990, la industria del cuidado de la salud nunca hubiera abrazado la telesalud por completo sin un evento que pusiera fin al statu quo como una pandemia. No cabe ninguna duda. 

Mapa de la tragedia

Desde el estallido de la pandemia, hace ahora un año, hemos tenido que adaptarnos a una situación anómala que ha puesto nuestra salud mental a prueba. Y para muestra un botón. Una de las fotografías captadas nos llega de la mano de TherapyChat, la primera plataforma online en España en adherirse ya en 2018 al Código de Buenas Prácticas del Colegio Oficial de Psicología de Madrid. Documentan que todos los psicólogos disponibles son colegiados y pasan a través de un estricto proceso de selección, lo que garantiza la calidad del servicio. 

Y son ellos los que han elaborado un trabajo que documenta las conclusiones de un estudio de 50.000 consultas. ¿El perfil del usuario? “La gran mayoría de nuestros usuarios están entre 24 y 45 años. En cuanto al género, el número de mujeres duplica al número de hombres que acceden a nuestra plataforma. La mayoría de los usuarios reside en España, pero tenemos también clientes en más de 30 países, desde EEUU a América Latina y Australia”. 

  • Prepandemia: la mayoría de las personas que solicitaban terapia en TherapyChat lo hacían por ansiedad. Hay que mencionar, por lo tanto, en primer lugar, que ya muchos de nosotros llegábamos a esta situación con el vaso de la ansiedad muy cargado.
  • Marzo-junio: al poco tiempo de llegar el confinamiento, se incrementaron las consultas relacionadas con problemas de pareja y aumentaron los problemas familiares en general. Era lógico como consecuencia de pasar más tiempo en casa y cerrar nuestro mundo exterior. Desapareció de un día para otro el oxígeno que cogemos de fuera, lo que dificultó la convivencia en muchos hogares y generó mucha acumulación de tensión. Se trata de un círculo vicioso, puesto que la pandemia afecta al estado de muchas personas, produciendo estrés, ansiedad y demás problemas emocionales que, a su vez, afectan a las relaciones más cercanas, las cuales cierran el círculo volviendo a afectar a nuestro estado de bienestar general. No obstante, la aparición de un enemigo común tan resistente produjo una unión y solidaridad en la sociedad que hizo aflorar un gran número de sentimientos positivos y actos altruistas: innumerables videotutoriales, clases gratuitas, acciones de donación y ayudas entre vecinos son solo algunos de los ejemplos.
  • Julio-septiembre: con la ‘nueva normalidad’, la ansiedad volvió a colocarse en cabeza y se convirtió en el mayor motivo de consulta. Además, se le sumaron cuestiones de autoestima y de crecimiento personal. ¿Por qué estos tres problemas? En primer lugar, porque una vez que salimos de la burbuja del confinamiento más duro, surgió la necesidad de adaptarse a vivir fuera de casa, pero con limitaciones añadidas, una gran incertidumbre por la situación y miedo a la enfermedad. Por otro lado, con el tiempo, se produjo una sensación de estancamiento, debido a las limitaciones impuestas. Esto ha provocado que no existan muchas novedades a nivel personal y que las interacciones con otras personas también sigan afectadas. Nos volvimos más vulnerables a bajadas de autoestima o a sentir la necesidad de salir de esta ‘cárcel’ psicológica para crecer.
  • Octubre: a medida que avanzó esta situación, también aumentaron los casos de depresión, consecuencia natural de la reducción de estímulos positivos en nuestra vida, por un tiempo tan prolongado. Adicionalmente, la ansiedad cronificada también ha podido generar bajo estado de ánimo, subiendo los casos de la anteriormente mencionada depresión.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Este año, “ha supuesto un freno en seco que nos ha obligado a ser conscientes de aspectos de nuestra vida que la prisa de nuestra rutina anterior no nos permitía ver. Aspectos como la valoración de la salud física y mental, la compañía y la cercanía de los seres queridos cobran hoy más importancia que nunca. Además, aunque se ha hablado mucho sobre la salud física, también se ha dado mucha importancia a los temas relacionados con la salud mental, desestigmatizando el apoyo psicológico. Eso ha permitido que más personas hayan dado el paso hacia la mejora de su bienestar mental beneficiándose de la ayuda de los especialistas en la materia”. 

El día después | ¿Serán los trastornos de salud mental la pandemia que llegará?Patricia Matey

Las afirmaciones son de Aída Rubio, coordinadora del equipo de psicólogos de TherapyChat, que añade: “En primer lugar observamos un aumento significativo de los síntomas de ansiedad y la aparición de mayor número de conflictos de pareja y familiares. Esto fue consecuencia natural del impacto de la noticia, la llegada de las restricciones y el confinamiento total”. 

Y reitera: “Durante el propio confinamiento total, muchos de los que ya venían con problemas de antemano vieron incrementada la gravedad de sus síntomas. Sobre todo detectamos la aparición de más casos de elevada gravedad, ya que el confinamiento tuvo como consecuencia el cierre de los centros presenciales para salud mental grave, y estas personas se vieron con muchos menos recursos asistenciales, y un agravamiento de la sintomatología derivado también del aislamiento social y de la incertidumbre que todos vivíamos. Actualmente estas personas siguen siendo más vulnerables porque un gran protector del estado mental es el tener unos contactos sociales de calidad, lo que esta pandemia está limitando bastante”. 

Las fobias

Tras el desconfinamiento del año pasado, “empezaron a aparecer mayor número de problemas fóbicos: fobia a la enfermedad, fobia social, agorafobia… La población de golpe tuvo que enfrentarse a un gran problema: adaptarse a una nueva realidad, que de por sí generó mucho estrés y miedo, pero además tuvo que hacer frente a abandonar, en muchos casos, su entorno seguro (y libre de virus), es decir, su casa. No siempre esta adaptación se ha logrado o más bien sobrellevado, ya que a día de hoy los cambios siguen siendo constantes, así que lograr una adaptación completa es un verdadero reto. De ahí que hayan aumentado en consulta los trastornos adaptativos, que son aquellos que derivan de épocas de importantes cambios que generan gran estrés. Así encontramos mucha sintomatología ansioso-depresiva en la población aún a día de hoy, y así seguirá siendo”, apostilla. 

Cuando hay tal grado de inestabilidad emocional, por supuesto, los conflictos familiares, de pareja y laborales se ven aumentados. Son un daño colateral que va más allá de las posibles épocas de mayor limitación de movimiento social. 

Por qué la baja autoestima

Por último, ha habido una constante en este tiempo, que han sido las consultas acerca de la baja autoestima. “Cuando hay un gran terremoto vital es natural que las personas nos preguntemos ciertas cuestiones importantes, como si estamos donde queremos, con el trabajo que deseamos, en la situación vital que querríamos, y si nuestro yo real, en definitiva, dista mucho del yo ideal. Esta situación nos ha puesto de frente con ciertas preguntas incómodas. El aislamiento social, además, sumado a la inestabilidad emocional, ahonda en este deterioro de la autoestima”, recuerda Aída Rubio. 

Para segunda muestra otro botón, comenta Ana Lucas, psicóloga sanitaria en Psico-Salud, “en general, durante la pandemia todas las personas tuvimos mucha relación online, quedábamos con amigos, con la familia y trabajábamos solo a través de la pantalla. Algunas de estas nuevas formas de relación han llegado para quedarse. Los psicólogos hemos trabajado online, tiene aspectos positivos como la seguridad, la continuidad de los tratamientos y que puedes ver la cara y la expresión de la persona. En el lado negativo se diría que pierdes parte de la comunicación y a veces la falta de espacio e intimidad en la casa, hace que sea más difícil”. 

Desde el primer día de confinamiento “en marzo de 2020, empezamos a pasar consulta online. Hubo muchas bajas por la incertidumbre de la situación, el miedo o porque la nueva situación afectaba de otra forma a las familias. Pero desde el principio tuvimos que adaptar nuestra forma de trabajar. Eran diferentes los problemas consultados al inicio durante y después de este primer año. Al primcipio nos encontrábamos con situaciones de estrés agudo por múltiples causas, casi todas relacionadas con el confinamiento, la pérdida de libertad, la ausencia de relaciones o de apoyo social, el miedo a la enfermedad, pérdidas cercanas o situaciones de pérdida de trabajo”, detalla. 

La cuarta ola

Durante el confinamiento y a lo largo de este año, “hemos tenido llamadas por estrés continuado en el tiempo. En estos casos a cada persona le afecta de una forma diferente, depende de su situación, los apoyos con los que cuente, su capacidad de hacer frente y salir adelante. Todo esto nos va a decir si la persona necesita más o menos apoyo. Ahora hace justo un año desde que empezó el confinamiento, lo que vemos es la cuarta ola, casos de trastorno generalizado de ansiedad, bajo estado de ánimo, depresión, cansancio acumulado, agotamiento y desgaste por todo lo que hemos pasado”, inisiste Ana Lucas.

La realidad es que hemos vivido” una situación de trauma colectivo, a la que le hemos hecho frente según venía, y aunque el ser humano tiene una capacidad de adaptación y resiliencia brutal, y saldremos fortalecidos, pero el efecto secundario es el desgaste que deja. La terapia covid, en estos casos ayuda al cerebro a entender, ajustar y regular todas esas experiencias que hemos vivido. El objetivo es que la persona tenga una visión más amplia, que genere más recursos y que reduzca el malestar que ha generado toda esta situación”, determina.

Recuperado de: https://www.alimente.elconfidencial.com/bienestar/2021-03-17/ano-pandemia-terapia-psicologica-virtual-ansiedad-covid19_2993772/

“CON LA CIENCIA SE PUEDE LOGRAR LA SANACIÓN INDIVIDUAL”: ANDREA ORTEGA. Escrito por: Estefania Pardo Donado

La depresión que empezó a sentir a los 17 años, motivó a Andrea Ortega Bechara a trabajar por la salud mental de las personas a través de la ciencia. 

Hasta los 26 años tuvo “acercamientos” disímiles entre psicólogos y “curanderos” en su búsqueda de respuestas. Su familia llegó a pensar que se trataba de un tema esotérico. 

Los psiquiatras le dijeron que se trataba de un “desbalance químico” y se quedó con ese diagnóstico. Cuenta que hoy día considera que fue la “falta de propósito de vida” lo que la llevó a ese estado.

Veinte años después, todavía se cuestiona las causas de su depresión. Sin embargo, Andrea encontró en la psicología positiva una respuesta a su diagnóstico y un camino para mejorar su salud mental y, a su vez, la de los demás. 

Desde 2014 trabaja en la también llamada “ciencia de la felicidad”, que, según explica, es la que estudia “cómo podemos crecer y trascender a partir de las experiencias negativas”. 

Actualmente, esta mujer que se siente monteriana porque vive en esa ciudad desde los seis años, es investigadora de la Universidad del Sinú, además de fundadora y presidenta de Florecer, un instituto de psicología positiva.

En 2019 comenzó un programa de perdón y reconciliación que está apoyado por la Universidad de Harvard, la Universidad de Hong Kong,  y financiado por la fundación Templeton World Charity Foundation. Estas instituciones recientemente elogiaron su labor y aporte al estudio global de perdón que la investigadora, junto con su equipo de trabajo, ha hecho. 

Andrea dice que “aún falta camino por recorrer” en la construcción de la paz y el perdón en el país, principalmente en su departamento, uno de los más golpeados por la violencia. Por eso, desde su programa, trabaja por ayudar a construir una mejor sociedad.  

Pregunta

Su experiencia trabajando con víctimas del conflicto la llevó a liderar este programa para Colombia ¿De dónde surge el interés por trabajar con esta población?Respuesta

El interés crece cuando constato la necesidad de diseñar e implementar programas de atención psicológica basados en la evidencia. El único programa que ofrece el Gobierno es el Programa de atención psicosocial y salud integral a víctimas (PAPSIVI), y solo se mide en términos de cobertura y no de eficacia. No existían mediciones con grandes muestras poblacionales de víctimas que den cuenta del impacto psicológico de la guerra, la mayoría se centran en aspectos psicopatológicos, a expensas de factores protectores como el significado, la espiritualidad, la sabiduría, el perdón y la resiliencia. P.

¿Cómo impacta este programa en Colombia, un país que ha vivido décadas de dolor y sangre por la guerra?R.

Colombia contará por primera vez con un método basado en la ciencia que promueve la sanación individual y social, reduce la ansiedad, aumenta el bienestar, la esperanza, la espiritualidad y mejora las relaciones. P.

El método que usted utiliza es el ‘Reach Forgiveness’ (alcanzar el perdón), ¿cómo funciona? R.

Se trata de cinco pasos, cada uno con ejercicios prácticos que facilitan el proceso de perdón. Funciona ayudando a que la persona tome la decisión de perdonar y a que pueda deshacerse de la carga de emociones negativas como la ira, el rencor, la amargura y reemplazarlas por emociones neutras o positivas.P.

¿Por qué es importante el perdón en un país como Colombia?R.

El perdón juega un papel crucial en dos niveles. El primero y más urgente es el comportamental. El perdón permite, primero, que las personas tomen la decisión de no responder de forma violenta a las agresiones de los demás, de tratar al transgresor con respeto a pesar de su ofensa. Esto no quiere decir que condonamos, excusemos, ni que tengamos que reconciliarnos con quien nos hace daño. Pero sí quiere decir que no dejamos que nuestro comportamiento se mueva al compás del odio, el rencor y la amargura. Si todos pudiéramos tomar la decisión de que cuando nos sentimos ofendidos por otra persona, el Estado o una entidad, no vamos a vengarnos o a tomar justicia por mano propia, no tendríamos grupos al margen de la ley, porque en vez de estar alzados en armas, estarían intentando cambiar el sistema por las vías legales. No habría violencia intrafamiliar, porque la persona no reacciona de forma violenta en casa cuando hay algún desacuerdo. Para un país que lleva más de medio siglo en conflicto, lograr ese cambio conductual a nivel social sería algo muy importante.P.

¿Cómo hacer para que en el país a la salud mental se le dé mayor importancia?R.

Creo que hay diferentes niveles para romper. El ideal es a nivel del Estado porque al contar con la  infraestructura y recursos, es uno de los niveles más fértiles para que haya este tipo de cambios sociales. Porque si el Ministro de Salud llega a un acuerdo con el de Educación, de priorizar la salud mental, entonces tendríamos campañas pedagógicas por televisión donde se estaría cambiando la percepción de las personas de lo que es y no es tener un problema de salud mental. Hay mucho tabú y estigma que son infundados. Estamos entre un 30% y 40% de personas víctimas del conflicto que están sufriendo de depresión y ansiedad. Tanto que es la segunda causa de discapacidad a nivel mundial. No hay una preocupación a nivel macro y también se pueden hacer cosas a nivel micro, me refiero al individuo, porque hay muchos recursos gratuitos. El hogar y la familia es otro estadio bien importante para trabajar la salud mental.

Conoce RetaBrain, un espacio de reforzamiento neurocognitivo. Escrito por Rosángela López Cruz

Aunque las estadísticas no están claras, es común encontrarnos con niños y adolescentes que presentan dificultades en una o varias de sus funciones cognitivas, o que se enfrentan al fracaso escolar.

Los retos del día a día que implican estas situaciones suelen ser difíciles e incluso ser vistos como imposibles para estas personas y allegados que se preocupan por su bienestar.

Esto, a su vez, les genera todo un coctel de emociones, creencias y consecuencias a nivel social y emocional, que desfavorece aún más el afrontamiento a dichas dificultades: inseguridad, ansiedad, baja autoestima, depresión, el “no puedo”… 

RetaBrain es un proyecto de parte del Grupo Profesional Psicológicamente, que fue creado para acompañar a niños, niñas y adolescentes que lidian con dificultades académicas y/o cognitivas como déficits en la atención, memoria, lenguaje, motricidad y percepción.

Está orientado tanto a la evaluación como a la intervención de estas funciones afectadas, para lograr un nivel óptimo de funcionalidad y autonomía del paciente. 

Además, cuenta con un enfoque global y multidisciplinar que permite abordar en su intervención las áreas socioemocional y comportamental relacionadas a las dificultades que presente el paciente. Por esta razón, tanto los familiares como la escuela se verán totalmente involucrados en el proceso. 

¿En qué casos puedo recurrir a ese recurso? 

– Si piensas que tu hijo/a suele ser muy distraído

– Es impulsivo y/o inquieto 

– Crees que es posible que tenga dificultades en la memoria 

– Detectas que existe un retraso de la comprensión y deficiencia en el lenguaje

– Notas un retraso en sus habilidades de lectura, escritura o matemáticas 

– Su desempeño escolar se ve comprometido 

– Estas dificultades intervienen claramente con su autonomía en el día a día 

– Identificas que existe un retardo general en la madurez

– Necesita ayuda en sus clases virtuales. 

Recuperado de: https://listindiario.com/la-vida/2021/04/15/665950/conoce-retabrain-un-espacio-de-reforzamiento-neurocognitivo

Cómo mejorar la salud mental tras la pandemia del coronavirus. Escrito por: IGNACIO MORGADO BERNAL

No podemos cambiar la realidad, pero sí nuestro modo de verla(Marco Aurelio el sabio, emperador romano de la dinastía hispana de los Antoninos)

John Martyn Harlow, doctor de la compañía de ferrocarril Rutland and Burlington, de Nueva Inglaterra (EE UU), poco pudo hacer para remediar la situación de Phineas Gage, capataz de esa misma compañía, cuando el 13 de septiembre de 1848 una chispa deflagró la pólvora de un agujero en el que Phineas apisonaba con una barra de hierro mientras, casualmente, miraba por encima de su hombro. La explosión hizo que la barra apisonadora, de seis kilos y más de un metro de longitud, atravesara como una lanza la cara de Gage por el lado izquierdo de su cabeza. Manchada de sangre y con algunos trozos de cerebro, la barra fue hallada a cierta distancia del lugar del suceso. Llevado en carro a su hotel, incluso pudo subir la escalera con ayuda de sus hombres. Su mente, sorprendentemente, parecía normal y él decía querer volver pronto al trabajo. Pero no era cierto, pues la barra había perforado la base de su cerebro en las regiones conocidas como corteza ventromedial y orbitofrontal, las que contienen las neuronas que hacen que los razonamientos puedan influir en las emociones y estas en los razonamientos. Cuando esa comunicación se rompió fue la emoción, y no la razón, la que dominó para siempre la vida de Phineas Gage.

La revista Nature Neuroscience, primera del mundo en su especialidad, en el editorial de un número especial dedicado a las emociones (septiembre de 2007), hizo la que podemos considerar mejor lectura de la capacidad que Gage perdió tras su accidente: la calidad de vida de un individuo depende de su capacidad para sentir sus emociones de forma adecuada y para regularlas en respuesta a las circunstancias estresantes de la vida.

La historia viene a cuento porque la pandemia vírica que padecemos ha deteriorado no solo la salud somática, sino también la mental de los ciudadanos y ahora son muchos quienes acertadamente reclaman, además de vacunas, una atención especial para esa deteriorada salud. La principal dificultad para conseguirlo estriba en que no es fácil recomponer el ánimo y la vida cotidiana cuando se han perdido seres queridos, se ha enfermado, se ha perdido el trabajo, han disminuido o se han deteriorado las relaciones sociales y se han añorado abrazos de familiares y amigos. El dolor y el miedo han sido y son una constante en la vida de mucha gente. Según estadísticas recientes, en nuestro país solo disponemos de unos seis psicólogos por cada 100.000 habitantes (9.000 son psicólogos clínicos, un 30 % de ellos en la sanidad pública) para incrementar esa necesaria atención, pero su trabajo, si está bien orientado, puede ser muy importante para conseguir recomponernos en el tiempo que vivimos. ¿Cómo orientarlo?

Gage perdió la capacidad de influir en sus sentimientos utilizando la razón, el arma más poderosa de la que disponemos para mejorar nuestra salud mental, pero todos podemos utilizar esa capacidad si estamos bien instruidos para hacerlo y esa instrucción es una de las armas fundamentales que pueden utilizar los psicólogos para ayudar a la gente que lo está pasando mal. Cuando razonando somos capaces de ver las cosas de otra manera, podemos sentirnos mejor. Y no se trata de engañarnos a nosotros mismos porque nadie está privado del derecho de elegir para sí mismo la interpretación de la realidad que mejor se ajuste a su bienestar. La psicología de hoy está muy bien fundamentada en la neurociencia, pero sus reglas de oro son ancestrales. El emperador romano Marco Aurelio no sabía nada sobre el cerebro, pero acertó al considerar que lo que verdaderamente nos hace sufrir no son las cosas que pasan, sino nuestro modo de verlas y eso, admitió, es algo que podemos cambiar en cualquier momento. La vida de una persona, dijo, es lo que sus pensamientos hacen de ella. Fue, de ese modo, el verdadero padre de lo que hoy llamamos inteligencia emocional, la capacidad de utilizar la razón para gestionar convenientemente nuestras emociones.

Recuperado de: https://elpais.com/ciencia/2021-03-19/como-mejorar-la-salud-mental-tras-la-pandemia-del-coronavirus.html?rel=mas

Neurodisciplinas, ¿neurociencia o, simplemente, psicología? Escrito por: Ignacio Morgado Bernal

Pocos ejemplos hay en la historia más aleccionadores que el juicio del rey Salomón: la verdadera madre era la que prefirió quedarse sin su hijo antes que dejarlo matar. Viene a cuento porque, contrariamente a lo que pudiera parecer, la ambiciosa y cada vez mayor invasión del prefijo “neuro” en diversos campos del conocimiento puede acabar dañando la reputación social de la neurociencia. Neuromarketing, neuroeducación, neuroeconomía, neuroarquitectura, neurocreatividad, y también neurofilosofía son algunos ejemplos de esa invasión programática que no cesa. ¿Acaso está justificada? Analicémoslo.

En el particular contexto de la llamada neuroeducación, se ha llegado a decir que para ser un buen profesor hay que saber cómo funciona el cerebro, lo que equivale, no solo a negar la calidad docente de grandes maestros, desde Aristóteles a Antonio Machado, sino también a ignorar cómo funciona el propio cerebro. Para empezar, ninguna actividad humana es concebible sin que intervengan las neuronas, lo que, de un modo u otro, hace que la neurociencia esté implícitamente involucrada en cualquier disciplina sin necesidad de proclamarlo. Ocurre igualmente que el cerebro nos viene sin manual de instrucciones para su uso, siendo sobre todo la práctica y la instructiva experiencia las que hacen que hasta el más lego de los mortales le pueda acabar extrayendo toda su potencialidad operativa incluso sin tener ni idea de lo que es una neurona.

Pero es que, además, cuando analizamos los consejos que desde el ámbito de la neurociencia suelen trasladarse a otras disciplinas con la intención de solucionar sus problemas o aumentar su eficacia solemos encontrarnos con la sorpresa de que para aplicar esos consejos no es necesario saber nada de neurociencias. Los neuroarquitectos, por ejemplo, dicen que el entorno donde vivimos influye en nuestro comportamiento y, por tanto, podemos beneficiarnos de un buen diseño que genere unas emociones determinadas. La neuroeducación sostiene que las emociones son necesarias para un buen aprendizaje y el neuromarketing asegura que el precio de un producto influye en la valoración que hacemos del mismo. Todo lo cual es tan cierto como que ya es sobradamente conocido desde la psicología y la experiencia secular de los profesionales de sus respectivos ámbitos.Aristóteles, que desconocía la existencia de la adrenalina, proponía empezar una lección no por el principio, sino por lo que más motiva

Es decir, sin recurrir a sus bases neuronales, la psicología y la experiencia permiten tener en cuenta y aplicar esas realidades. Aristóteles, que desconocía la existencia de la adrenalina, proponía empezar una lección no por el principio, sino por lo que más motiva, lo que equivale a llevar la emoción al aprendizaje. Antonio Machado, sin saber nada del hipocampo, conocía muy bien la dinámica de la memoria y propuso una lírica y bella distinción entre ella y su evocación: “Cuando recordar no pueda, ¿dónde mi recuerdo irá?, una cosa es el recuerdo, y otra cosa es recordar”.

¿Significa todo ello que la neurociencia no aporta nada y es solo un florero propagandístico para prestigiar a otras disciplinas como lo fue en su día la psicología? No, exactamente. La neurociencia nos da a conocer los fundamentos biológicos de toda actividad humana y, por tanto, de todas las disciplinas del conocimiento. Cualquier profesional encontrará en ella la razón de por qué funciona lo que funciona y por qué determinados procedimientos prácticos no son eficaces. Puede, por ejemplo, explicar el desarrollo del cerebro que permite o no que un niño pueda leer a determinada edad, la liberación de hormonas, como la adrenalina, que permiten que lo que emociona se recuerde mejor, o cómo la amígdala y la corteza orbitofrontal influyen en nuestras valoraciones y decisiones.

Ese tipo de conocimientos servirá, sin duda, para fortalecer la confianza de los profesionales en sus métodos de trabajo, lo que no es poco. Pero es dudoso que sirva para solucionar muchos de los problemas específicos de disciplinas, como la educación o la economía, que incluyen y combinan elementos psicológicos y sociales de bastante complejidad. Porque, además, lo que la neurociencia puede aportar en ese sentido no es novedoso, pues ya lo viene haciendo al verter sus hallazgos en la psicología individual y social, que son, en definitiva y como estamos viendo, las que los buenos profesionales consideran cuando realizan su trabajo. Si lo que queremos decir al saltarnos la psicología y poner en su lugar a la neurociencia es que aquella debe venir refrendada por esta, nada que objetar, aunque para eso ya existe también la psicobiología, que en lo que nos ocupa, viene a ser lo mismo que la neurociencia, pero reconociendo desde su propia denominación que, en la práctica, el conocimiento que prima es el psicológico.La neurociencia no es, hoy por hoy, una pócima mágica, un bálsamo de Fierabrás que pueda solucionar problemas con tanta capacidad como para figurar primera en el nombre de otras disciplinas cuando este es compuesto

La neurociencia no es, hoy por hoy, una pócima mágica, un bálsamo de Fierabrás que pueda solucionar problemas con tanta capacidad como para figurar primera en el nombre de otras disciplinas cuando este es compuesto. ¿O es que la ciencia de la economía, por ejemplo, ya solo podrá ser neuroeconomía para no resultar obsoleta? ¿Perderán los filósofos su carácter de mascarón de proa de la ciencia si no apelan a las neuronas? ¿Dejará de ser valiosa cualquier disciplina si no se la etiqueta con el prefijo “neuro”?

Si la promesa que la neurociencia le hace a otras disciplinas no conlleva cierta humildad junto al reconocimiento sincero de lo que en realidad puede aportar, es posible que llegue un día en que sus deudores le acaben reclamando los prometidos logros recordándole también, ante la frustración, la sentencia de “zapatero a tus zapatos”, porque no hay que olvidar que lo que más nos debe seguir ocupando a los neurocientíficos de hoy es la lucha para curar las grandes enfermedades mentales. Quizá por eso la neurociencia, como la verdadera madre en el juicio de Salomón, debería sacrificar el supremacismo respecto a otras disciplinas, aunque solo sea para conservar su bien ganada reputación y la confianza que la sociedad le ha otorgado.

Ignacio Morgado Bernal es catedrático de psicobiología en el Instituto de Neurociencias y en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Autor de ‘Emociones e inteligencia social: Las claves para una alianza entre los sentimientos y la razón’ (Ariel, 2017)

Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, cómo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sueño, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, serán analizados en la convicción de que saber cómo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las demás personas.

Recuperado de: https://elpais.com/ciencia/2021-04-05/neurodisciplinas-neurociencia-o-simplemente-psicologia.html

«Estamos acostumbrados a tomar decisiones desde el miedo y no desde el amor» Escrito por Melissa González

¿Tu mente no para, y eso te agota desde el punto de vista físico y emocional?, ¿sientes que hay algo en ti que perjudica a tu bienestar, autoestima y  felicidad?, ¿quieres dejar de sufrir más estrés,  insomnioansiedad… que otras personas en situaciones similares? Y por último pero no menos importante, ¿quieres aprender a tomar decisiones con confianza y amor propio? 

En ‘Mente, ¡ayúdame a decidir!’, Eduardo Llamazares ( @eduardollamazares) comparte su método para ayudarnos a tomar decisiones que nos hagan sentirnos mejor con nosotros mismos. Además, facilita las claves para entender por qué nos cuesta salir de una mala época, y su relación con las decisiones que tomamos y dejamos de tomar.

Llevamos un año viviendo en incertidumbre, ¿qué tiene que decirles a aquellos que no soportan poder planear a largo plazo?

Planificar nuestros objetivos, como pueden ser unas vacaciones, nos ayuda a conectar con emociones como la alegría, la ilusión o la esperanza, y por eso se hace tan dura esta situación que estamos viviendo de incertidumbre y restricciones debidas a la pandemia. Sin embargo, podríamos distinguir dos grandes formas de afrontarlo. La primera, y más tóxica, sería enfocarnos en todo lo que ya no podemos hacer, como puede ser planificar a medio o largo plazo. Esto nos genera frustración, desmotivación y tristeza. 

Lo bueno es que hay otra opción: la de enfocarnos en lo que sí podemos hacer, aunque sea sin la planificación que nos gustaría. La diferencia entre ambas opciones es muy importante: en la primera, asumimos que hemos perdido la libertad. En la segunda, aceptamos que tenemos una nueva libertad, y que para disfrutarla necesitamos abrirnos a fluir, a planificar en el corto plazo, a realizar cambios de planes y estar atentos a qué posibilidades existen de disfrutar en el entorno más cercano. Por tanto, esta pandemia nos puede ayudar a soltar esa rigidez de querer controlar y planificarlo todo, y abrirnos a una flexibilidad que siempre nos vendrá bien. Porque si algo tiene la vida, ¡es cambio e incertidumbre!

'Mente, ayúdame a decidir'
‘Mente, ayúdame a decidir’

Dedica un apartado en tu libro a hablar sobre el cambio. Algo que es constante desde que nacemos y que, sin embargo, nos da tanto miedo…

El origen de ese miedo al cambio viene de los primeros años de nuestra vida. La mayoría crecimos en un entorno en el que casi todo estaba controlado y teníamos poca opción de decidir, explorar e improvisar. Nuestros padres ganaban seguridad a base de controlarnos. Y nuestra mente infantil asumió este principio. La realidad es que el cambio no tiene por qué ser una amenaza, sino que todo cambio implica una posibilidad. En función de la interpretación que le demos a los cambios sentiremos unas emociones que nos limitarán, como el miedo, o unas que nos potenciarán, como la ilusión y la motivación. 

¿Diría que nos da más miedo el cambio cuando llega de golpe que cuando lo planeamos?

Sin duda, los cambios que percibimos como impuestos o imprevistos nos hacen saltar la alarma del miedo de una forma más intensa. Pero esto ocurre en un principio. Después, como ese cambio ya se ha producido, sacamos nuestros recursos para adaptarnos a él, y esto nos ayuda a superar el miedo inicial. Sin embargo, cuando el cambio es algo que queremos nosotros, y lo planeamos, muchas veces caemos en la procrastinación. Lo vamos dejando pasar, posponiendo para más adelante. Esto es debido al miedo que nos da tomar las decisiones necesarias para que ese cambio que deseamos se produzca. 

¿Cómo nos afecta la procrastinación a la hora de tomar decisiones?

Sin duda, es uno de los autosabotajes más comunes y dañinos que existen. Al ir posponiendo nuestras decisiones, estamos dejando de liderar nuestra vida. El mensaje que estamos enviándonos a nosotros mismos es que somos incapaces de pasar a la acción. Solemos auto-engañarnos con excusas del tipo «no tengo tiempo», «no es el momento», «no tengo dinero»… Sin embargo, detrás de estas ideas lo que hay es un miedo a avanzar hacia esa decisión que deseas o necesitas tomar. 

Muchas veces se nos hace imposible tomar decisiones, ¿qué pasos debemos dar para que no se convierta en un problema?

Aquí es donde adquiere gran importancia la gestión emocional. El primer paso sería sentir las emociones que nos produce el hecho de tomar esa decisión. Puede ser miedo, puede ser culpabilidad, tristeza o desvalorización (sentirse incapaz de conseguirlo). Después necesitamos entender el origen de esa emoción. ¿Qué te hace sentir ese miedo, culpa o inferioridad? La respuesta siempre está en la información que tu mente ha almacenado sobre ti mismo o sobre esa situación en concreto, de experiencias pasadas. La mayoría de veces son creencias limitantes sobre ti mismo y sobre las consecuencias que esa decisión puede tener para ti y para tu entorno. Por último, el tercer paso sería establecer un proceso progresivo de puesta en acción, que te permita liberarte de esas emociones que te limitaban. A veces consistirá en pedir ayuda, otras en mantener una conversación con alguien, y otras en aceptar que ya no eres la misma persona que la que vivió las experiencias que te marcaron. En cada caso dependerá de la historia emocional con la que se relaciona el bloqueo que sientes. 

¿Cuál es el antídoto ante la indecisión?

Detectar cuál es ese miedo que te impide elegir una opción es el primer paso para resolverlo. Puede ser el miedo al fracaso, a la crítica, al éxito… Aceptar que en toda decisión hay un margen de error, y que eres suficientemente valioso como para aceptar y resolver los riesgos que implica esa decisión es el camino. Por tanto, una buena autoestima es el mejor antídoto contra la indecisión. 

Las emociones que nos mueven, en líneas generales, son el amor y el miedo. ¿Desde cuál de ellas diría que es más difícil tomar decisiones y por qué? 

Estamos más acostumbrados a tomar decisiones desde el miedo por nuestros aprendizajes en la infancia. Detectamos amenazas y, a partir de ahí, decidimos. Sin embargo, se nos hace difícil tomar decisiones desde el amor, sobre todo porque tendemos a entender el amor como algo en donde hay que priorizar por los demás. Para poder decidir fácilmente desde el amor necesitamos dos ingredientes sobre los que nos han enseñado poco: el autoconocimiento (saber lo que cada uno de nosotros necesitamos y valoramos para estar realmente bien con nosotros mismos) y la autoestima (dar valor a lo que somos y a lo que merecemos sentir, vivir y compartir). Una vez que tenemos esta información clara, y la sentimos como real, nos resulta mucho más fácil decidir desde el amor a nosotros mismos y a las personas con las que queremos compartir nuestra vida. 

Recuperado de: https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/psicologia/abci-estamos-acostumbrados-tomar-decisiones-desde-miedo-y-no-desde-amor-202104140301_noticia.html#vca=mod-lo-mas-p3&vmc=leido&vso=abc-es&vli=noticia.foto.bienestar&vtm_loMas=si

Qué es la crisis de aceptación y por qué pasa a partir de los 40. Escrito por S.B

Cuando se pasa la barrera de los 40, muchas mujeres tienen problemas de aceptación personal, tanto en el plano físico como el mental. Además, debido a las circunstancias vividas, a esta difícil etapa se le une el estrés y la angustia provocada por las consecuencias de la pandemia. 

Verónica Rodríguez, psicóloga y directora de Coaching Club, comenta que una de las consecuencias directas de la pandemia es que «el cuerpo ha pasado a ocupar un segundo plano». Argumenta que en esta época de distanciamientos sociales, estrés, teletrabajo y menos movimiento, estas peculiaridades «provocan en la mujer un sentimiento de desconexión de sí misma», a lo que debemos sumar la propia crisis de aceptarnos tal y como somos. «Aceptarnos no es igual a resignarnos», recuerda la profesional. 

La pandemia, comenta la psicóloga, ha puesto de manifiesto algunos ciclos personales que tienen que ver por un lado con la apariencia física, y por otro con el paso de la edad, es decir: la soledad, el cambio de etapa vital que viene dado por el crecimiento de los hijos, o la vejez de los padres. Asimismo, confirma la profesional, ha crecido el número de mujeres que acuden a terapia agobiadas por la carga y el peso cultural que tiene el hecho de no tener pareja o de no haber sido madre. 

Movimiento de aceptación

«El movimiento de aceptación es una línea de trabajo que cada día gana más adeptos. Se promueve la estima en una misma, se tenga la talla que se tenga, se tenga el pelo liso o rizado, se sea alta o baja, o hayas decidido ir o no depilada», explica Verónica Rodríguez, que afirma que también se promueve el autoapoyo en aquellas decisiones que no van en sintonía con los mandatos culturales: estar soltera, divorciada o no ser madre. «Sobre todo se promueve la aceptación de la forma de vivir como un mecanismo que potencia el cambio», resume. 

«Cuando tenemos la autoestima baja nos sentimos menos que los demás», advierte la profesional, que comenta que esto puede hacernos sentir desmotivados, evitar hacer cosas o incluso prescindir de tener relaciones sociales. «Todo esto hace que nuestra vida no sea plenamente satisfactoria», indica. 

La tiranía del ‘cuerpo perfecto’

Afirma la psicóloga que existe una tiranía sobre el cuerpo y la estética que ha generado malestar sintomático. «El qué dirán ha hecho más daño de lo que se cree», asegura. Para combatirlo, como una respuesta a esta crisis de aceptación, ha surgido el movimiento denominado ‘body positive’, que defiende que cualquier cuerpo es bonito independientemente de su tamaño, forma o color de piel. «El ‘body positive’ promueve todo tipo de emociones positivas e intenta desarrollar la autoestima y la autoimagen. Enseña a querernos por dentro y por fuera y nos enseña también a aceptar nuestros defectos», dice la profesional. 

«Aunque es un movimiento que ha comenzado a asentarse especialmente entre los jóvenes, especialmente en el perfil femenino, cada vez cobra mayor auge entre las mujeres de mediana edad que llevan actualmente varios grupos con estas temáticas», concluye Verónica Rodríguez.

Recuperado de: https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/psicologia/abci-crisis-aceptacion-y-pasa-partir-40-202104150228_noticia.html#vca=mod-lo-mas-p2&vmc=leido&vso=abc-es&vli=noticia.entrevista.bienestar&vtm_loMas=si

La receta para ser feliz del profesor de Harvard que más sabe sobre psicología positiva. Escrito por Raquel Alcolea

«Ser feliz es algo que se debería enseñar en las escuelas, como se enseña matemáticas o lengua»… A Tal Ben-Shahar se le conoce como el gurú de la felicidad del siglo XXI. Fue pionero en crear un seminario de psicología positiva en Harvard cuando apenas se conocía la disciplina y a esas primeras clases solo se apuntaron ocho alumnos. Hoy es uno de los catedráticos más populares de esta universidad y sus clases superan los 1.400 alumnos por semestre. 

Actualmente ofrece conferencias y consultoría en todo el mundo y sus temas clave incluyen conceptos como liderazgo, ética, felicidad, autoestima, educación o resiliencia. Además ha publicado varios libros entre los que destacan ‘Happier: Learn the secrets to daily joy and lasting fulfillment’, ‘Short cuts to happiness: life-changing lessons from my barber’ y ‘The Joy of Leadership: How Positive Psycology can maximize your impact (and make yo happier) in a challenging world’. 

Esta semana Tal Ben-Shahar invita en el Congreso de Educación de SM,  ‘Ciento Volando‘ (14-15 de abril), a repensar el concepto de felicidad en tiempos de pandemia. En ABC Bienestar le hemos consultado sobre algunos de sus conceptos más potentes en torno a las relaciones sociales, la amistad, el manejo de las emociones negativas o las rutinas cotidianas para aumentar la felicidad.

¿Qué valores y actitudes debemos trabajar para ser felices en tiempos de pandemia?

Lo primero que debemos hacer cuando las cosas se ponen difíciles es darnos permiso para ser humanos, para abrazar cualquier emoción que surja, sin importar cuán desagradable o no deseada sea. En lugar de rechazar el miedo o la frustración, la ansiedad o la ira, es mejor permitir que sigan su curso natural.

¿Y cómo expresar las emociones en lugar de reprimirlas?

– Podemos escribir un diario, escribir sobre lo que sea que estemos sintiendo. También podemos abrirnos, hablar con personas en las que confiamos. Y, por supuesto darnos permiso para abrir nuestras compuertas y llorar en lugar de contener las lágrimas. 

Expresar gratitud puede ayudarnos en momentos difíciles. Numerosas investigaciones confirman que nuestros músculos apreciativos nos hacen más felices y saludables. Dedica dos minutos al día, al despertar o antes de acostarse, a escribir las cosas por las que estás agradecido. Siempre podemos encontrar algo por lo que estar agradecidos, incluso en medio de las dificultades. Tanto si tu lista incluye elementos importantes como si son menores, los beneficios de la práctica pueden ser sustanciales. Porque cuando agradecemos lo bueno, lo apreciamos, le damos valor.

Y también ayuda hacer ejercicio. Es lamentable que una de las primeras cosas que se queden en el camino en tiempos estresantes es nuestra inclinación a movernos. Pero no hay un momento más importante para hacer ejercicio que ahora. Camina 30 minutos al aire libre o, si estás en cuarentena en tu casa, participa en una de las muchas prácticas de entrenamientos de alta intensidad o HIIT disponibles online. El ejercicio no solo nos hace más fuertes físicamente, sino que contribuye significativamente a nuestra fortaleza psicológica.

¿Y qué hay de nuestras relaciones con los demás?

Las relaciones son posiblemente el predictor número uno de la salud física y mental. Siempre es importante pasar tiempo de calidad con las personas que nos importan y que se preocupan por nosotros, especialmente en tiempos de estrés. Y aunque el atractivo de las pantallas pueda ser más fuerte que el de las personas reales, no proporciona los beneficios psicológicos y fisiológicos de las interacciones cara a cara. Siempre que sea posible, desconéctate (de la tecnología) para conectarte (con las personas). 

¿Cómo afrontar el aluvión de malas noticias?

– La mejor manera de lidiar con el impacto deprimente y desmoralizador del constante aluvión de malas noticias es la distracción. La distracción no es sinónimo de negación. No estamos enterrando la cabeza en la arena cuando pensamos en algo más que en la amenaza del Covid-19. De hecho, pensar constantemente en el virus porque es de lo que todo el mundo habla, es insalubre e inútil. ¿Entonces qué podemos hacer? Hay innumerables opciones. Ver tu serie favorita, escuchar la música que amas, dedicarte a un pasatiempo, jugar con tu familia y amigos… Todo esto puede constituir una forma saludable de distracción. 

Shakespeare escribió que «no hay nada bueno ni malo pero el pensamientos lo hace así». Si bien el dramaturgo británico podría haber llevado este replanteamiento demasiado lejos, lo cierto es que tenemos un gran control sobre cómo interpretamos y, por tanto experimentamos, una situación. Pregúntate cuáles son las posibles ventajas de la situación actual. Reenfocar no implica que debas o puedas regocijarte en lo que pasa. Las cosas no necesariamente suceden para bien, pero puedes optar por aprovecharlas al máximo.

¿Cuáles son los principales enemigos de la felicidad en tiempos de pandemia?

Hoy en día es principalmente la tecnología, o más bien la adicción a la tecnología. ¡Lo virtual se relaciona con lo real!«Las cosas no necesariamente suceden para bien, pero puedes optar por aprovecharlas al máximo» 

¿Y cómo se hace un buen uso de la tecnología para ser felices?

Debemos limitar nuestro consumo de tecnología. La moderación es clave. Hacer un buen uso de la tecnología significa usarla para facilitar las interacciones cara a cara, y cuando no podamos tener estas reuniones en persona se usa la tecnología para tener conversaciones profundas y significativas.

Durante la pandemia hemos cambiado nuestra forma de relacionarnos con los demás, ¿cómo afecta esto a la salud mental?

Las relaciones son fundamentales para la felicidad verdadera y duradera. Hay dos cosas que son importantes en nuestro enfoque de las relaciones. Primero, que las prioricemos. Hoy en día, demasiadas personas dan prioridad al trabajo y/o el dinero, y las relaciones pasan a un segundo plano. El tiempo con las personas que nos importan y que se preocupan por nosotros es fundamental para la felicidad. En segundo lugar, las relaciones deben ser reales. Mil amigos en las redes sociales no sustituyen al mejor amigo. Las interacciones cara a cara, sin la interferencia de la tecnología, son importantes. Y si no podemos encontrarnos cara a cara debido al distanciamiento social, entonces debemos hacer todo lo posible para mantener relaciones profundas en lugar de caer en la superficialidad. 

¿Influye nuestro carácter en la percepción de la felicidad?

Si bien hay algún componente genético en nuestra felicidad (algunas personas nacen con una disposición feliz y otras no), nuestros genes definen un rango, no un punto fijo. Todos podemos volvernos significativamente más felices, aunque algunas personas lo tengan más fácil que otras. Y la mayoría de las personas no alcanzan su potencial de felicidad. Así que sí, algunas personas tienden a la tristeza, la ansiedad o la ira más que otras y, sin embargo, todavía tenemos mucho control sobre lo que hacemos con nuestra predisposición genética.«Algunas personas tienden a la tristeza, la ansiedad o la ira más que otras y, sin embargo, todavía tenemos mucho control sobre lo que hacemos con nuestra predisposición genética» 

¿Existen las personas tóxicas?

Si. Las emociones son contagiosas, así que cuando estamos rodeados de personas optimistas nos volvemos más optimistas, y cuando estamos rodeados de personas pesimistas nos volvemos más pesimistas. De manera similar, las personas que se quejan mucho, por supuesto, impactan en nuestro bienestar, y comenzamos a ver lo negativo en las cosas más de lo que solemos ver. Dicho esto lo que tampoco queremos es gente que ignore lo que es malo o negativo en el mundo. La mejor visión del mundo es la realista. Hay altibajos en el mundo, positivos y negativos. 

Usted defiende que las emociones que consideramos negativas ayudan a ser felices…

– En primer lugar, las emociones dolorosas son naturales y no hay mucho que podamos hacer al respecto. Necesitamos abrazarlas y aceptarlas en lugar de luchar y rechazarlas. Cuando aceptamos emociones dolorosas, no se quedan más de lo esperado; cuando las rechazamos, se intensifican y se hacen más fuertes.

En segundo lugar, también aprendemos y crecemos a partir de experiencias dolorosas: nos volvemos más reflexivos y empáticos hacia los demás.«Cuando aceptamos emociones dolorosas, no se quedan más de lo esperado; cuando las rechazamos, se intensifican y se hacen más fuertes» 

¿Cuáles son las mejores técnicas para entrenar la mente para ser más feliz? 

La  meditaciónde atención plena es una práctica poderosa que literalmente puede cambiar la forma en que funciona el cerebro. Además, expresar gratitud con regularidad puede ser muy útil para ayudarnos a ser más positivos, optimistas y, en última instancia, más felices.

¿Qué es lo más importante que debemos enseñarle a un niño para que aprenda a ser feliz? 

Que la vida no siempre es fácil y que inevitablemente experimentarán penurias y dificultades, dolor y tristeza. Al mismo tiempo, hay cosas que pueden hacer para ayudarse a sí mismos y a otros a lidiar con estas dificultades y experimentar alegría, amor y felicidad.

¿Es usted feliz?

Ciertamente soy más feliz hoy que hace 30 años cuando comencé a estudiar la felicidad. Al mismo tiempo, espero ser más feliz en cinco o diez años de lo que soy hoy. La felicidad no es un punto que hay que alcanzar, sino más bien un viaje, un viaje que termina cuando termina la vida.

Recuperado de: https://www.abc.es/bienestar/psicologia-sexo/psicologia/abci-receta-para-feliz-profesor-harvard-mas-sabe-sobre-psicologia-positiva-202104130250_noticia.html?ref=https:%2F%2Fwww.google.com

Cinco actitudes muy comunes que te impiden ser feliz. ESCRITO POR: Rocío Navarro Macías

Según el Dalai Lama, para ser feliz hay que practicar la compasión. Franklin D. Roosevelt dijo que la felicidad reside en la alegría de los logros y la emoción del esfuerzo creativo. Ghandi sostenía que la felicidad se alcanza cuando lo que piensas, dices y haces están en armonía. 

Aunque se trata de una emoción agradable a la que todo los seres humanos aspiran, fomentar su aparición resulta también desafiante. “Todos queremos ser felices y estar bien sin haber definido previamente qué es la felicidad y el bienestar para cada uno de nosotros y para la sociedad en general. Esto va a dificultar que logremos alcanzar el objetivo”, indica Lecina Fernández, psicóloga clínica. Lee también

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Rocío Carmona

House Finches, a breeding pair, feeding each other, at bird feeder on urban building balcony in Toronto,Ontario, Canada (House Finches, a breeding pair, feeding each other, at bird feeder on urban building balcony in Toronto,Ontario, Canada, ASCII, 12

Y no es el único obstáculo para intentar asentar el bienestar, más allá de las circunstancias, y que la felicidad destaque en nuestro espectro emocional.

¿Es lo mismo felicidad que bienestar?

Aspirar a ser feliz de forma constante es un imposible. “La felicidad es una emoción básica, la tenemos y compartimos todos los seres humanos. Se gestiona junto con las otras emociones como la ira, sorpresa, el miedo…”, explica Irene López, psicóloga y autora del libro Los 10 obstáculos que te impiden ser feliz (Alienta Editorial, 2021). 
En un marco más amplio se encuentra el bienestar, que está incluso relacionado con la salud. Según la OMS, la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. “Se trata de un concepto global y general, realmente deberíamos emplear esta palabra en lugar de felicidad. Su búsqueda se corresponde con la correcta gestión de los estados emocionales, buenos y malos. Por lo que la felicidad sería solo una parte del bienestar. Coloquialmente o socialmente se interpretan como sinónimos. La felicidad es un estado, el bienestar sería la meta”, detalla López.

Aclarado el concepto, existen creencias de las que todo el mundo habla y que se interponen de forma evidente en alcanzar un estado de bienestar a nivel individual. Estas son las más comunes:

Los obstáculos

1. Empeñarse en ser feliz

Obcecarse en conseguir la felicidad puede ser uno de los obstáculos más evidentes para alcanzarla. Así lo manifestaba la actriz Bette Davis: “Descubrí que una forma segura de perder la felicidad es quererla a expensas de todo lo demás”. 

La psicología positiva puede usarse en la dirección de empresas
Obcecarse en estar siempre bien acaba favoreciendo el malestar Getty

Este hecho está relacionado con el anhelo. “Tanto la felicidad como el bienestar anhelan constantemente un paso más del que ya han alcanzado. Esto favorece la infelicidad y el malestar, e impide disfrutar de la felicidad y bienestar logrado”, comenta Lecina Fernández.

Más allá del deseo, la experiencia vital está ligada de forma inherente a otros aspectos menos agradables, como el dolor o el malestar. “Vivir supone afrontar situaciones personales y las circunstancias del entorno. Es un desafío constante, que provoca estrés, ya sea positivo (como exigencias de logros de ser buen padre o madre, de ascenso laboral,…) o negativo (comentarios negativos, juicios tóxicos,…), dañando nuestra salud mental, física y social”, añade la psicóloga clínica, que invita a identificar dicho estrés, entender cómo funciona y aprender técnicas para gestionarlo. Bette DavisActriz

Entre ellas aconseja mantener el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el espíritu, o yuxtaponer emociones. “Aunque estemos sintiendo emociones negativas, si nos esforzamos en buscar y sentir emociones positivas estas nos ayudarán a regular las negativas, a enfrentarnos a situaciones adversas, a elegir y usar habilidades y estrategias de afrontamiento para superar situaciones”, cuenta Fernández en su libro Ilusión Positiva. Una herramienta casi mágica para construir tu vida (Desclée de Brouwer, 2017).

2. Frustrarse continuamente

Ver las metas personales truncadas es algo habitual, y cuando las cosas no salen según esperábamos aparece la frustración. Esta respuesta emocional, asociada con estados desagradables como la vulnerabilidad o el enfado, se ha visto alimentada por la pandemia. “Hay que transmitir que la frustración forma parte de la conducta emocional de las personas. En el momento que una persona vive, existe la probabilidad de frustrarse ante una tarea difícil, una carencia, un obstáculo, una decepción,… y todo eso forma parte de la vida cotidiana”, señala Fernández.

El mayor problema de la frustración es su baja tolerancia, algo que ha aumentado en las últimas décadas y puede provocar una sensación crónica de este aspecto. “Parece que el desarrollo de la sociedad y su constante conducta de consumismo, unido al creciente individualismo y a la adicción o necesidad constante de felicidad (debido a una psicología positiva mal entendida), ha desencadenado en una baja tolerancia a la frustración en las personas”, continúa.

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Cuando las cosas no salen como esperábamos aparece la frustración y muchas personas la toleran mal  Getty Images/iStockphoto

Respecto a la frustración, además de evitar dejarse arrastrar por la emoción (dando un paseo, haciendo ejercicio o simplemente respirando), López propone la técnica de las cinco alternativas para aprender a manejarla. 

Consiste en crear cinco vías alternativas para conseguir llegar a un objetivo marcado. A cada una de ellas deben asociarse ventajas e inconvenientes. “No existe una solución ideal, lo importante de esta técnica es que ofrece un amplio abanico con ventajas e inconvenientes, y esto facilita que, cuando el plan A no sale, tienes preparadas las alternativas, un plan B, un plan C, un plan D, un plan E. Recuerda que abandonar el objetivo es una de las alternativas”.

3. Vivir dominado por el deseo

En occidente, la aspiración a un trabajo mejor, una casa mejor o una vida mejor es la tónica general en la sociedad. Intentar hacer las cosas desarrollando todas las capacidades personales es una cosa, y otra vivir gobernado por el deseo. 

“Se habla de que las últimas generaciones han tenido las cosas antes de haberlas deseado, mermando así, entre otras cosas, la libertad y la posibilidad de proyección. Con esta forma de educar se fomenta un perfil de sociedad con altos índices de vacío, malestar, ansiedad y depresión. Las personas están más pendientes de lo que carecen que de lo que tienen, y el resultado es la insatisfacción, la infelicidad y el malestar”, advierte Fernández.Lecina FernándezPsicóloga clínica

 La experta recomienda aplicar la educación en valores y la ilusión positiva. “Es una poderosa herramienta psicológica para el crecimiento personal y de entrenamiento para tolerar la frustración. Su éxito radica en que la persona se esfuerza y arriesga, aunque no tiene el cien por cien de seguridad ni garantía de que va a conseguir convertir la ilusión en realidad”, concluye Fernández.

4. Confiar demasiado en la resiliencia

Mucho se habla de resiliencia en el contexto actual. Se da por sentado que todos los individuos cuentan con una capacidad de reacción ante la adversidad manifiesta, cuando en realidad esta está determinada por diversos factores. De ahí, que cuando alguien no consigue sobreponerse ante una determinada circunstancia en la forma fugaz que la sociedad espera, pueden sobrevenir sentimientos de tristeza, frustración o decepción con uno mismo.

“Es frustrante e irreal, no todo el mundo tenemos esa capacidad que nos hacen creer, no todos podemos cambiar de la noche a la mañana al 200%, pero sí podemos cambiar igual un 10%. Eso sería suficiente”, matiza López.Lee también

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Según indica la autora, conocer las limitaciones personales y evitar comparaciones puede ayudar a sentar objetivos alcanzables. “Dar un giro de 360º es sumamente difícil y no lo vamos a conseguir. Sin embargo, el giro de 30º igual sí es factible y, desde él, pasar a 60º. Una vez que tengamos los 60º podemos seguir o decidir si queremos ese giro y es suficiente para nosotros”, añade.

5. Procrastinar por sistema

Aunque el refrán invita a no dejar nada para mañana, es habitual hacerlo. Es algo que le pasa a todo el mundo, sobre todo ante agendas desbordadas. 

“Cuando las metas son muy altas y las vemos inalcanzables, entramos en un estado de desesperanza y de falta de motivación. Por ende, procrastinamos, dejamos para mañana, pasado o al mes siguiente toda esa ejecución de la meta. El resultado, obviamente, vuelve a ser la frustración y, con ella, una baja autoestima y el ánimo deprimido”, comparte López. Según indica la psicóloga, la procrastinación en extremo se convierte en patología dentro de los trastornos de los estados de ánimo: ansiedad, depresión, etcétera.

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El primer paso para dejar de procrastinar es planificar de forma realista las tareasGetty

Existen métodos para evitar procrastinar, como organizar el día anterior las tareas a realizar. “No hace falta ser muy estricto, pero sí saber qué tareas básicas vas a hacer. Si tienes que llamar al médico y tienes miedo, ésa debe ser la primera tarea. Incluso puedes ponerte alarmas en el móvil para recordarlo”, comparte en su libro López

RECUPERADO DE: https://www.lavanguardia.com/vivo/psicologia/20210206/6225121/actitudes-ser-feliz.html

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