¿Puede afectar la autoestima a la adicción?

Tal vez te hayas preguntado alguna vez si, en realidad, cómo te ves a ti mismo puede influir de alguna forma en la posibilidad de desarrollar una adicción, ya sea a una sustancia o a un comportamiento. De eso es de lo que vamos a hablar en este artículo.

Es necesario señalar, aunque es algo que ya hemos indicado en otros artículos anteriores, que en el desarrollo de una dependencia puede haber una gran cantidad de factores que influyen en ello, y sí, la autoestima, la forma en la que nos percibimos nosotros mismos, es uno de esos factores determinantes. Así pues, veamos cómo interactúan las adicciones y la autoestima.

¿Por qué es tan importante la autoestima como factor en el desarrollo de las adicciones?

Podemos decir que la autoestima es la percepción que tiene el individuo de su propio valor. Se ha descrito como una”evaluación emocional y cognitiva de uno mismo como ser humano”. Este elemento es fundamental, porque directamente influye en cómo se sienten y se perciben a sí mismas las personas, pero también influye en cómo actúan con los demás.

Es más fácil que las personas que tienen un nivel aceptable de autoestimas se sientan mucho mejor en todos los ámbitos de su vida. También es importante indicar que la estima que alguien tenga de sí mismo tiene mucho que con sus experiencias y sus vivencias, y a que no es lo mismo haber pasado por situaciones negativas que no haberlo hecho. Esto puede ocasionar culpa y otros sentimientos que puede hacer autopercibirte de una manera que no es real y que puede acabar lastimándote.

Lo realmente negativo de todo esto es que, si esa mala autoestima se prolonga demasiado, puede llevar al desarrollo de una adicción que te haga sentir mejor.

Autoestima y trastornos adictivos

La autoestima es algo fundamental

El no percibirnos positivamente influye en todos los ámbitos de nuestra vida. Todo lo que hacemos, pensamos y decimos está mal, nada puede ir bien porque no podemos hacer nada bien. No lo podemos evitar, es como nos sentimos, y por lo tanto, actuamos en consecuencia.

Por poner un ejemplo, en el caso de que un chico vive en un entorno en el que siempre, por mucho que se esfuerce, se le dice que no hace nada bien, durante muchos años va a escucharlo. Ese bombardeo continuo hará que tarde o temprano acabe interiorizando la idea de que es verdad, que no hace nada bien, y poco a poco y sin él mismo quererlo, va adaptando su comportamiento a esa creencia que, para él, es un absoluto.

Adicciones y autoestima: ¿cuál es la relación?

La autoestima se puede lograr a corto plazo a través de la validación externa, lo que puede resultar en una falta de motivación y una menor autoestima. Por otro lado, otros creen que una alta autoestima conduce a la independencia y la confianza que son necesarias para una salud mental positiva.

Es importante notar que no siempre podemos controlar cómo nuestras acciones impactan en nuestro sentido de la identidad. La relación entre adicciones o comportamientos negativos como el abuso de sustancias y la baja autoestima se ha estudiado durante mucho tiempo, y hay, como hemos dicho antes, muchos factores involucrados en esta relación, como el entorno, la genética, las experiencias pasadas, los entornos sociales… Parece plausible que estos factores puedan contribuir a que algunas personas desarrollen adicciones.

Realmente, esta es la pescadilla que se muerde la cola, un círculo vicioso en el que un aspecto se alimenta del otro: cuando no te valoras a ti mismo, buscas una manera de aliviar todo el malestar que te genera. Eso lo haces con el alcohol, las drogas o cualquier otro objeto adictivo, pero, por otro lado, cuando consumes, te sientes mal porque lo estás haciendo, y de nuevo, estás en el punto de partida.

Cómo una adicción puede afectar la mente y el cuerpo

La adicción es un término que se refiere a cualquier tipo de comportamiento o sustancia que un individuo usa para satisfacer una necesidad psicológica o fisiológica. Aunque no siempre conduce a la adicción física, puede causar dependencia mental y emocional de la sustancia o comportamiento adicto, lo que lleva a consecuencias para la salud a largo plazo.

El cerebro se ve afectado por la adicción de muchas formas diferentes, lo que puede provocar problemas de salud, como ansiedad, depresión e incluso intentos de suicidio.

Fromm Bienestar es un centro de salud ubicado en Mairena del Aljarafe (Sevilla) y especializado en los procesos de desintoxicación y tratamiento de adicciones, así como en la atención psicológica a pacientes y familias. En sus instalaciones trabaja un equipo de profesionales del ámbito de la psicología y las actividades físicas que permite mejorar en un entorno tranquilo y en el que resulta fácil expresarse.

Recuperado de: https://psicologiaymente.com/drogas/puede-afectar-autoestima-adiccion

Cómo se manifiesta la ansiedad en el cuerpo. Por: Raque Rodriguez

La ansiedad es algo que sufren personas alrededor de todo el mundo. En España, la prevalencia de este trastorno es elevada, ya que 9 de cada 10 personas manifiestan haber sufrido estrés alguna vez y 4 de cada 10 lo ha sentido de manera frecuente (Infocop, 2018). Unas cifras que, sin lugar a duda, son bastante elevadas.

Para poder ser diagnosticada de manera correcta es importante que la población conozca qué es la ansiedad, cómo se manifiesta en el cuerpo, en qué trastornos se producen estos síntomas físicos y qué tipos de tratamiento existen.

¿Qué es la ansiedad?

Como ya hemos comentado en otros artículos dedicados a la ansiedad, la ansiedad es una reacción que se produce en el ser humano y que todo el mundo experimenta. Cuando hay un peligro o una amenaza nuestro cuerpo se prepara para dar respuesta. Esta respuesta es fruto de la ansiedad por lo que podríamos decir que, en ocasiones, es un mecanismo de protección.

Sin embargo, a veces nos activamos o preparamos para dar respuesta sin que exista un estímulo o una amenaza o nos activamos mucho más de lo que corresponde. En estos casos estaríamos hablando de una ansiedad patológica porque no es funcional. Al activarnos sin motivo o al activarnos en exceso nos generamos angustia y otro tipo de reacciones desfavorables e inoportunas.

La ansiedad en estos casos puede provocar diferentes tipos de reacciones: fisiológicas, cognitivo emocionales o conductuales. En el artículo de hoy nos vamos a centrar en las primeras, en las fisiológicas o las que se manifiestan en el cuerpo.

¿Cuáles son los síntomas físicos de la ansiedad?

Es importante tener en cuenta que para poder reconocer la ansiedad es importante conocer cómo se manifiesta en nuestro cuerpo. Según la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2013) las manifestaciones corporales podrían ser las siguientes:

  • Aumento de los latidos del corazón
  • Sudores
  • Temblores u hormigueos
  • Sensación de que nos falta el aire o ahogo
  • Dolor en el pecho o tórax
  • Malestar en el estómago o abdomen
  • Mareos o inestabilidad
  • Escalofríos

Además, otras investigaciones también añaden a estos síntomas los siguientes: agitacióntensión en diferentes músculos del cuerpo, cansanciodolores de cabeza y/o problemas al orinar (dolor o aumento de la frecuencia).

¿En qué trastornos se producen con más frecuencia los síntomas físicos?

Lo cierto es que los síntomas físicos pueden producirse en cualquiera de los trastornos de ansiedad. Sin embargo, pueden ser más frecuentes o cobrar más importancia en los siguientes:

  • Fobias específicas. En este las reacciones del cuerpo hacen que la persona pueda incluso llegar a marearse ante, por ejemplo, la presencia de una aguja.
  • Trastorno de ansiedad social. Uno de los síntomas de este trastorno es que las personas afectadas tienen miedo a que el resto de personas puedan ver que manifiestan síntomas. Estos síntomas suelen ser: temblores, sudores, rubor facial, etc. En otras palabras, los síntomas corporales.
  • Trastorno de pánico. La mayoría de los síntomas del trastorno de pánico suelen ser físicos. Como, por ejemplo: palpitaciones, sensación de que falta el aire, dolor de estómago, inestabilidad o incluso mareos que pueden derivar en un mareo con pérdida de conocimiento.

Además de en estos trastornos de ansiedad, también pueden estar presentes en otros trastornos como: trastorno de síntomas somáticos, trastorno de ansiedad por enfermedad, trastorno obsesivo compulsivo (TOC), etc.

Tratamientos para la ansiedad

Existen diferentes tratamientos para los síntomas físicos de la ansiedad. Se debe tener en cuenta que, en muchos casos, los síntomas físicos vienen después de los cognitivos o emocionales. Por ello, es importante realizar un abordaje completo.

Los más eficaces, según diferentes guías clínicas, son los siguientes:

Tratamiento farmacológico

Los medicamentos más utilizados suelen ser los siguientes:

  • Antidepresivos de tipo ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina) como: Paroxetina, Sertralina, Escitalopram o similares.
  • Benzodiacepinas de acción corta (Alprazolam, Clotiazepam, Lorazepam, Lormetazepam, Triazolam, Zolpidem y Zopiclona) o acción larga (Bronacepam, Clorazepato dipotásico, Diazepam, Flunitrazepam, Flurazepam y Halazepam).

Tal y como comenta de la Mata (2005) el uso excesivo de estos medicamentos puede hacer que se medique en exceso a personas que no lo necesitan. Además, en muchos casos, si no se siguen las pautas indicadas las benzodiacepinas pueden tener efectos adversos como: dependencia al fármaco, deterioro cognitivo, etc. (Markota, Rummans, Bostwick y Lapid, 2016).

pastillas-ansiedad

Tratamiento en terapia psicológica

Dentro de la terapia psicológica la que más respaldo tiene y más eficaz ha demostrado ser es la Terapia Cognitivo Conductual (TCC). Las técnicas más utilizadas y eficaces son las que explicamos en este apartado:

  • Psicoeducación. Es importante conocer qué es la ansiedad, cómo se manifiesta, qué mecanismos la operan y mantienen, cuáles son los tratamientos, etc. para poder hacerle frente.
  • Relajación. La Relajación Progresiva Muscular de Jacobson es muy conocida y, si se practica de manera constante, puede ser muy eficaz.
  • Respiración. Llevar un correcto control de la respiración es esencial para que el cuerpo reciba el oxígeno necesario para funcionar de manera correcta. Las respiraciones son muy útiles porque rebajan los síntomas físicos, pero al tener que llevar el control de las veces que se respira puede hacer que la gente se abstraiga dejando de lado también los síntomas psicológicos. Existen diferentes tipos de respiración: profunda, contada, intercostal, abdominal, alternada, etc.
  • Meditación. En los últimos tiempos han aparecido diferentes programas de meditación. Como en el caso de la respiración o la relajación, lo que se pretende es relajar el cuerpo a nivel físico y controlar el pensamiento.
  • Reestructuración cognitiva. Con el objetivo de modificar los pensamientos que nos hacen daño y pueden dar lugar a los síntomas físicos de la ansiedad, también se puede utilizar la reestructuración cognitiva para generar pensamientos alternativos más funcionales y saludables.

Aunque las anteriores son las más conocidas, tal y como vimos en el artículo sobre técnicas de relajación para el control de los ataques de pánico hay muchas más: yoga, relajación diferencial, imaginación de escenas relajantes, etc.

Es importante tener en cuenta también que, en muchas ocasiones, la TCC y la terapia farmacológica se utilizan de manera conjunta. Todo ello dependerá de cada caso.

En el caso de que estés teniendo ansiedad y no puedas controlarla te recomendamos que realices terapia online, ya que tiene muchas ventajas y puede ayudarte a llevar una vida más relajada.

Conclusiones

La ansiedad es algo que está presente en la vida de muchas personas.Por eso, es importante saber lo que es y ver cómo se manifiesta en nuestro cuerpo para poder identificarla y ponerle solución. Algunos de los síntomas físicos más comunes son: temblores, mareos, problemas estomacales, sudores, etc. y están presente en muchos trastornos mentales. Para poder mitigarlos existen diferentes tipos de terapia siendo las más usadas la farmacológica y la Terapia Cognitivo Conductual (TCC).

Las 5 causas de los problemas de sueño en la crisis del COVID-19. Por:

Durante más de un año, la crisis del coronavirus se ha infiltrado en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto en lo personal y privado como en lo profesional y público.

Lo que empezó siendo un problema de tipo sanitario que afectaba sobre todo a la salud física, rápidamente se transformó también en un problema social, económico e incluso político con implicaciones en nuestra manera de comportarnos, de sentir y de pensar.

Por eso, no sorprende que una de las facetas del día a día en las que la pandemia ha tenido mucha influencia sea nuestra capacidad para dormir bien y las horas suficientes. A fin de cuentas, dedicamos gran parte del día a esta actividad, y de ella depende nuestro bienestar. Por eso, en este artículo vamos a hablar de las principales causas de los problemas de sueño desencadenados por la crisis del COVID-19.

¿Por qué la falta de sueño es un problema psicológico importante?

Empecemos aclarando por qué hay que tomarse en serio el impacto en la calidad del sueño de una crisis como la del COVID-19.

Muchas personas asumen que el hecho de no dormir bien o no hacerlo durante las horas suficientes genera, como máximo, un sentimiento de malestar que se prolonga durante casi todo el día siguiente. Sin embargo, lo cierto es que las consecuencias negativas de esta clase de problemas van más allá de esa sensación de malestar, y tienen implicaciones objetivas, no solo subjetivas.

El simple hecho de dormir mal en una sola jornada de descanso da lugar a estos desajustes a corto plazo:

  • Serias dificultades para concentrarse en tareas, conversaciones, etc.
  • Menor capacidad para memorizar y evocar recuerdos.
  • Mayor predisposición a la irritabilidad y a reaccionar con frustración o enfado a los imprevistos.
  • Mayor predisposición a adoptar una actitud de pasividad: la persona se involucra menos en cualquier acción.

Además, si estos problemas de sueño se van acumulando a lo largo de los días, aparecen otros problemas psicológicos a medio y largo plazo. Los más significativos son los siguientes:

  • Mayor riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.
  • Mayor riesgo de desarrollar trastornos del estado de ánimo.
  • Se incrementan las posibilidades de caer en el consumo de sustancias adictivas legales o ilegales.

Y, por supuesto, a todo eso hay que añadirle los problemas de salud física, como una mayor predisposición a la obesidad y a las enfermedades cardiovasculares, una aceleración del envejecimiento, y otras alteraciones que llegado el caso incluso podrían tener como desenlace la muerte si la situación se prolonga demasiado y se duerme muy poco.

Las principales causas de los problemas de sueño en la pandemia del coronavirus

Evidentemente, durante la crisis del coronavirus es posible tener problemas para dormir muy diversos, y basados en una amplia pluralidad de causas. Además, raramente un problema psicológico tiene un solo desencadenante; siempre hay que hablar de multicausalidad.

Sin embargo, si concentramos el foco en las causas de los problemas del sueño característicos de esta época, cabe destacar los siguientes.

1. Problemas de ansiedad basados en la inseguridad laboral y financiera

Las economías de muchos Estados se han tambaleado mucho durante la pandemia, y esto se ha visto reflejado en la salud mental de cientos de miles de trabajadores y trabajadores, especialmente en le caso de las personas en situación de precariedad, a las que un despido o el cierre de un negocio les puede salir más caro.

Ante esta clase de fuentes de ansiedad, es habitual tener problemas para conciliar el sueño, ya que el cerebro tiende a mantenerse “en marcha” y con un alto nivel de activación anticipando situaciones catastróficas y/o buscando soluciones urgentes.

2. Rumiación por el miedo a los contagios

El hecho de que el COVID-19 tarde varios días en generar síntomas hace que muchas personas se obsesionen con la idea de tener el virus, dando lugar a la rumiación: la tendencia a darle vueltas una y otra vez a un tipo de pensamientos que producen preocupación. Esto se da sobre todo en personas con aprensión a las enfermedades y fácilmente sugestionables, ya que interpretan una gran variedad de eventos como un signo o síntoma de patología potencialmente severa.

3. Síntomas depresivos asociados a la soledad por medidas de confinamiento

Tanto las medidas de confinamiento aplicadas sobre la población general como las situaciones de cuarentena pueden desbordar emocionalmente a las personas, sobre todo a las más extravertidasNo es fácil adaptarse a una rutina caracterizada por la falta de trato cara a cara con los demás, y esto puede llevar a problemas para dormir bien.

4. Desestructuración de los horarios

Un cambio como pasar de trabajar en la oficina a hacerlo desde casa puede eliminar muchos referentes temporales que estructuraban el día a día de la persona que teletrabaja.

Por ejemplo, puede caer en la trampa de dejar buena parte de sus tareas para el anochecer, lo cual retrasa el momento de irse a dormir (sobre todo si no logra terminar a tiempo y procura compensar eso despertándose temprano). Además, la desorganización en los horarios también es algo que de por sí perjudica a la calidad del sueño, incluso si la persona duerme las horas suficientes.

5. Problemas familiares o por duelo

Finalmente, las causas de los problemas de sueño pueden estar facilitados por la pandemia de manera indirecta, por las crisis que ha podido generar en la familia: discusiones en casa, familiares enfermos, muerte de seres queridos, etc.

Las posiciones de poder incrementan la percepción de responsabilidad de otros. Por Maria Fernanda Alonso

Estar en una posición de poder puede llevar a las personas a considerar que sus subordinados no tienen excusa para no cumplir con sus responsabilidades de la manera exacta en que les fueron encomendadas. Al fin y al cabo, el resultado de su trabajo es el fruto de sus propias decisiones. Pero, ¿puede existir alguna limitación legítima que justifique no haber podido cumplir en tiempo y forma en algún momento?Únete a la comunidad de Psyciencia y accede a recursos clínicos, artículos, análisis y descuentos en cursos de formación profesional que impulsarán tu trabajo.

Cuando alguien tiene una “mentalidad de elección” considera que los comportamientos de las personas son elecciones o acciones deliberadas impulsadas por sus propios motivos y preferencias. Consecuentemente, sienten que tienen control sobre su propio destino (Feldman et al., 2014), por ejemplo, y obtienen mejores resultados en las negociaciones (Ma et al., 2019). Por otra parte, este tipo de mentalidad también puede llevar a la culpabilización de la víctima, a una falta de atención por la desigualdad y a un menor interés en los actos de bien social (Savani et al., 2011). Recientemente, investigadores encontraron que las personas en posiciones de poder tienden a adoptar una mentalidad de elección, y esto les hace más propensos a responsabilizar a otros por los errores más allá del contexto (Yin et al., 2021).

El estudio

El equipo realizó tres estudios. Para el primero, pidieron a 363 participantes que completaran dos encuestas en un orden aleatorio. Una midió el sentido de poder de los voluntarios, preguntando cuánto estaban de acuerdo con afirmaciones como “puedo conseguir que otros hagan lo que quiero”. La otra miró su tendencia a repartir culpas. 

Se les dijo a los participantes que los investigadores estaban buscando una solución a un problema real en su departamento: dar o no un bono a un asistente administrativo que no había cumplido con el plazo para una subvención, y afirmó que no tenía otra opción porque estaba “atrapado en otro trabajo”. Luego se les preguntó cuántas opciones tenía la asistente para no completar el trabajo y si creían o no que era culpable de no cumplir con el plazo. Finalmente, se les pidió que votaran si debería recibir el bono o no.

El equipo descubrió que los participantes con mayor sentido de poder creían que la asistente tenía más opciones y era menos probable que votaran a favor de darle la bonificación. Del mismo modo, quienes percibieron que la asistente tenía más opciones la culparon más. Este siguió siendo el caso incluso al excluir a los participantes que no creían que el escenario fuera real.

En el segundo estudio, los investigadores querían saber qué pasaba cuando las personas se sentían más o menos poderosas. Para ello, les dijeron a los participantes que habían sido colocados en equipos para clasificar en orden de importancia una lista de consejos sobre cómo tener éxito en Mechanical Turk (el sitio web de crowdsourcing donde se llevó a cabo el estudio). En la condición de “bajo poder”, se les dijo a los participantes que se les había asignado el papel de un “trabajador” que era inferior a otros compañeros de equipo, mientras que en la condición de “mayor poder” eran supervisores.

Seguidamente les pidieron que resumieran una transcripción que supuestamente había hecho otro equipo: la transcripción estaba llena de errores, que les dijeron que se debían a que la conexión a Internet del trabajador era inestable. Luego respondieron preguntas sobre la transcripción, indicando si creían que el transcriptor tenía la opción de corregir sus errores, cuánta culpa tenía y si debería recibir el pago por la transcripción.

Nuevamente, los participantes en el grupo de mayor poder tenían más probabilidades de percibir que el transcriptor tenía otra opción en comparación los del grupo de bajo poder, lo que a su vez los hacía más propensos a culpar y castigar al transcriptor indicando que no se le debería pagar. Un tercer estudio también replicó estos hallazgos.

En los tres estudios, los participantes que se sentían más poderosos también eran más propensos a ver que los demás tenían más opciones y, por lo tanto, a responsabilizarlos más cuando algo salía mal, incluso si se les daba una explicación razonable. 

Los autores sostienen que esto no puede deberse solamente a que las personas en posiciones de poder quieren preservar su propia posición ya que en el primer estudio se pidió a los participantes que tomaran una decisión sobre alguien completamente ajeno a ellos y su propio lugar en una jerarquía social. En cambio, puede ser que las personas poderosas se beneficien psicológicamente al creer que la posición de todos está relacionada con la elección, lo que significaría que ellos habrían alcanzado su propia posición a través del mérito y el trabajo arduo.

Referencias bibliográficas:

  • Feldman, G., Baumeister, R. F., & Wong, K. F. E. (2014). Free will is about choosing: The link between choice and the belief in free will. En Journal of Experimental Social Psychology (Vol. 55, pp. 239–245). https://doi.org/10.1016/j.jesp.2014.07.012
  • Ma, A., Yang, Y., & Savani, K. (2019). “Take it or leave it!” A choice mindset leads to greater persistence and better outcomes in negotiations. En Organizational Behavior and Human Decision Processes (Vol. 153, pp. 1–12). https://doi.org/10.1016/j.obhdp.2019.05.003
  • Savani, K., Stephens, N. M., & Markus, H. R. (2011). The unanticipated interpersonal and societal consequences of choice: victim blaming and reduced support for the public good. Psychological Science22(6), 795–802. https://doi.org/10.1177/0956797611407928
  • Yin, Y., Savani, K., & Smith, P. K. (2021). Power Increases Perceptions of Others’ Choices, Leading People to Blame Others More. En Social Psychological and Personality Science (p. 194855062110161). https://doi.org/10.1177/19485506211016140

Los viajes de la mente y su aplicación a la terapia. Por: Pura Cano

Desde la psicología con perspectiva sistémica, habitualmente decimos que lo importante a la hora de acompañar a un cliente en su proceso, no es tanto saber cómo ha llegado al estado en el que se encuentra o al estado que le trae a pedir ayuda, sino el estado al que desea acceder.

Es decir, que nos gusta más mirar hacia adelante, ya que este es el camino que queda por recorrer, utilizando el pasado para recoger la gran cantidad de recursos que nos brindan las experiencias pasadas.

Cualquier comportamiento tiene una justificación, y conocerla a veces solo te ayuda a permanecer donde estás, ya que encontraste el motivo, pero curiosamente rara vez te ayuda a resolver la situación, ya que estando centrado en la causa no puedes diseñar lo deseado, más bien diseñas lo “no deseado”. En esta artículo te cuento por qué esta diferencia es importante.

Las dos direcciones de la mente

Nuestra mente puede viajar en dos direcciones y de dos maneras distintas.

Viajes conscientes

  • Al futuro, para visualizar aquello que queremos alcanzar y contar con motivación.
  • Al pasado, para recoger los aprendizajes que realizamos a través del tiempo vivido, a través de lo experimentado. Aporta esperanza y seguridad.

Viajes inconscientes o automáticos

  • Al pasado: buscando causas y justificaciones. Atrae hacia uno mismo resentimiento y culpa.
  • Al futuro: queriendo resolver la incertidumbre. Atrae miedo y ansiedad

Los viajes de la mente

Gracias a que nuestro cerebro es capaz de crear imágenes y realizar las conexiones sinápticas pertinentes, podríamos decir que para él, es lo mismo que algo sea vivido o imaginado, ya que de las dos formas lo experimenta como real, y así queda registrado en en su interior para poder acceder a ello cuando lo necesite, como si de una experiencia vivida se tratase.

Por ejemplo: Si alguna vez visualizas que estás en un escenario con un traje rojo hablando sobre tu libro, mientras te aplauden y suena una canción de Janis Joplin de fondo, cuantas más veces realices esa visualización, más profundo se grabará ese contenido en tu mente, de tal manera que el día de mañana podrás acceder a esa visualización con tanta facilidad como cualquier otro recuerdo, incluso puedes llegar a creer que sucedió de verdad. Mágico, ¿verdad?

Por eso es tan importante estar conscientes cuando hacemos los dos viajes virtuales de la mente, porque podemos construir aquello que queremos con tanto detalle que casi podríamos dibujarlo.

Hay todo un mecanismo muy interesante, y fundamentado científicamente por lo que sucede esto; Te invito a que lo descubras, de momento quédate con esto: “El cerebro no ve aquello que no conoce”.

A nuestra mente le gusta lo que conoce, y por el contrario, le gustan poco los cambios, ya que nuestra amigadla (cerebro primitivo, encargado de nuestra supervivencia) está siempre en modo alerta por si hiciese falta algún movimiento extra ante una amenaza real o imaginaria. Por tanto, nuestra mente normalmente se enfoca en lo que conoce, tratando de automatizar y así consumir poca energía.

Ventajas de la visualización consciente

¿Cuál es la ventaja de que los pacientes de psicoterapia visualicen su futuro con todo lujo de detalles (con los cinco sentidos)? Pues que a su cerebro esa imagen le va a resultar familiar, y a partir de ese momento su foco va a estar disponible para todo aquello que se asemeje a lo deseado, eliminando todos aquellos estímulos o situaciones que no le llevan a esa imagen.

Asi es que por un lado tenemos la visión clara de lo que queremos, y por otro lado nuestro cerebro solo va a ver aquello que queremos, porque como ya sabes, con los ojos miramos, y con el cerebro vemos.

Visualización en terapia

Volviendo al diseño consciente del estado deseado por nuestro cliente, ¿qué pasará si nos centramos en averiguar por qué el cliente está en el estado que está? Pues simplemente que estaremos ayudándole a mantener el foco justo en aquello que no desea, con lo cual su estado de ánimo va a generar más dificultad para cambiar.

Si se presenta con ira, con miedo, con culpa o con rabia, o quizás con ansiedad o apatía, va a ser muy difícil que surja la creencia de que puede cambiar. Posiblemente estaremos ayudando a validar su estado y se marchará sabiendo el porqué pero no se llevará el cómo salir de su situación, porque no habrá un lugar atractivo a donde ir.

Y quizás se vea secuestrado por la incertidumbre; el miedo y estará creando un escenario poco atractivo, pero desgraciadamente es el que la mente reconocerá cuando se presente ante él, y lo seleccionará de entre todo lo demás, porque es lo que conoce.

El cerebro no juzga, pero es muy obediente y te dará aquello que creas, porque lo otro aún estará en el limbo y por descubrir.

¿Qué hacer?

Hay que acompañar de la mano a ese estado deseado que a veces la persona no se atreve a soñar porque no lo cree posible, enredada como está en averiguar las causas y en cuestionar el porqué, como si realmente tuviese algún control sobre todo aquello que no es ella, e intervenir desde la fisiología, el lenguaje, la respiración, el dibujo, la creatividad, el movimiento… para hacerlo lo más real posible.

Ese día, la persona no llegará a las causas, pero conocerá un destino por el que seguir adelante. Más tarde quizás la comprensión pase por esa mirada hacia atrás, para explorar todo aquello que ha de ser soltado y todo aquello que ha de ser mantenido para acercarse a lo que se quiere. Y poco a poco irá construyendo el “cómo”, porque ya lo hizo otras veces.

A mí me gusta cambiar su “porqué” por el “para qué”, pero de eso ya hablamos otro día.

Me gustaría ampliar mi conocimiento a través de tu punto de vista. Te invito a que comentes y hablemos.

Recuperado de: https://psicologiaymente.com/clinica/viajes-mente-aplicacion-terapia

Cómo mantenerse a sí mismo (y a los demás) durante el duelo. Por David Aparicio

En grandes y pequeñas formas, todos experimentamos una pérdida: ya sea el fallecimiento de un ser querido, el final de una carrera o incluso el final de un sueño. Al explicar cómo procesar muchos tipos de dolor, la terapeuta matrimonial y familiar Nina Westbrook destaca la importancia del dolor como una emoción natural y una lente poderosa para ayudarlo a imaginar nuevos futuros, y comparte formas de apoyarse a sí mismo y a los demás en tiempos difíciles. (Esta conversación, organizada por la curadora de TED Cloe Shasha Brooks, es parte de la serie “Cómo lidiar con sentimientos difíciles” de TED).

Recuperado de: https://www.psyciencia.com/como-mantenerse-a-si-mismo-y-a-los-demas-durante-el-duelo/

Desarrollan dispositivos de detección de estrés en tiempo real para el tratamiento de las adicciones. Por Maria Fernanda Alonso

Evitar las recaídas es uno de los objetivos principales de todo tratamiento de adicciones. Lograrlo en la vida real puede requerir mucho más que fuerza de voluntad y, de hecho, es común que las personas con adicciones recurran a otras personas en busca de ayuda para no volver a conductas anteriores. Pero cuando no se encuentra el soporte necesario en el tiempo oportuno, por más esfuerzos que haga la persona, puede recaer en su adicción.Únete a la comunidad de Psyciencia y accede a recursos clínicos, artículos, análisis y descuentos en cursos de formación profesional que impulsarán tu trabajo.

Esto llevó a un equipo de investigadores a desarrollar y poner a prueba una pulsera llamada “Empacta E4” que mide el nivel de estrés de la persona en tiempo real valiéndose para ello de las respuestas fisiológicas al estrés. Sus creadores sostienen que este dispositivo abre nuevas posibilidades de intervenciones para las personas con adicciones ya que son programadas para detectar estrés y como respuesta activar la intervención del teléfono (Alinia et al., 2021).

Fiabilidad de las mediciones

Para poner a prueba la exactitud de las mediciones de estas pulseras, los investigadores pidieron a un grupo de voluntarios que las usaran al menos durante un día y que respondieran algunas preguntas que les llegarían a sus teléfonos cuatro veces al día. Estas encuestas eran sobre sus emociones, antojos de alcohol y cantidad de bebidas alcohólicas consumidas.

Los participantes también podían presionar un botón en el dispositivo cuando sintieran que aumentaba su nivel de estrés.

Al igual que los relojes inteligentes, los dispositivos miden la frecuencia cardíaca, aunque con una mayor confiabilidad, y también detectan cambios en la actividad de las glándulas sudoríparas, la temperatura corporal y la conductancia de la piel, todas las formas en que nuestro cuerpo responde al estrés.

Los resultados de la encuesta coincidieron muy bien con los datos fisiológicos obtenidos de las pulseras: fueron lo suficientemente precisos como para dar la confianza de que los dispositivos son efectivos para medir el estrés en tiempo real, señalaron los investigadores. De hecho, los resultados se correspondían con las mediciones encontradas en encuestas anteriores y en investigaciones de laboratorio, con la importante diferencia de que los participantes no estaban conectados a una máquina grande en un laboratorio, y que sus resultados provenían del mundo real, en tiempo real.

Y justamente esto es lo destacable: saber en tiempo real cuándo una persona está experimentando mayores niveles de estrés -lo que podría conducir a una recaída- representa una mejora significativa para ayudar a evitar las recaídas en tiempo oportuno.

Propuestas en desarrollo

Los investigadores se encuentran trabajando en una propuesta para crear una aplicación móvil que conecte la pulsera al teléfono de la persona de forma tal que al detectar estrés active la intervención del teléfono. El dispositivo podría programarse para iluminarse con notificaciones o iniciar una aplicación que haga preguntas para ayudar a las personas a superar una situación estresante. 

Recuperado de: https://www.psyciencia.com/desarrollan-dispositivos-deteccion-estres-tratamiento-adicciones/

Distimia: ¿cómo diferenciarla de la depresión? Por: Elizabeth Rodriguez

Los trastornos depresivos se han visto incrementados tras la pandemia del virus COVID-19, incluso en niños y adolescentes.

Comúnmente asociamos la tristeza a la depresión, pero cabe diferenciar entre los estados de tristeza que todos podemos experimentar como adaptativos y los diferentes trastornos depresivos que pueden darse. Es importante visibilizar y conocer esta problemática tan frecuente, ya que nos permite identificar los síntomas y pedir ayuda profesional cuando se requiere.

La distimia o trastorno depresivo persistente es un trastorno depresivo poco conocido, pero muy prevalente en la sociedad. Al ser de sintomatología menos intensa que la depresión mayor, cuesta más detectarla por parte del entorno o la propia persona, pudiendo llegar a evolucionar durante años sin recibir ayuda profesional.

No obstante, la distimia tiene un impacto negativo en la calidad de vida de las personas generando problemas de salud, en las relaciones sociales y en el trabajo.

¿Qué es realmente la distimia?

El trastorno depresivo persistente (distimia) es un trastorno de curso crónico e intensidad menor que la depresión mayor. Consiste en un estado de ánimo deprimido la mayor parte de los días durante al menos dos años, acompañado de alteraciones del sueño, poca energía, baja autoestima, falta de concentración, dificultades para tomar decisiones y/o sentimientos de desesperanza.

La distimia suele tener una edad de inicio anterior a la depresión mayor, empezando muchas veces en la adolescencia o juventud de forma insidiosa, siendo este hecho indicador de un curso más crónico. En relación a las diferencias de género, la prevalencia es mayor en mujeres.

¿Cómo saber si tengo distimia?

Los síntomas propios de la distimia pueden variar a lo largo de los años en aparición e intensidad. Suelen generar malestar y afectar al adecuado desempeño de las actividades diarias. Entre los más frecuentes se encuentran los siguientes:

  • Pérdida de interés en las actividades diarias
  • Sensación de vacío o tristeza
  • Desesperanza
  • Falta de energía
  • Baja autoestima, autocrítica, sentimientos de inutilidad y culpabilidad
  • Dificultades en la concentración y en la toma de decisiones
  • Disminución de la actividad y la productividad
  • Irritabilidad
  • Aislamiento social
  • Alteraciones en los hábitos alimentarios
  • Alteraciones en el sueño

Para poder ser diagnosticado de trastorno depresivo persistente los síntomas mencionados tienen que persistir al menos dos años en adultos o un año en adolescentes y población infantil. En esta última, los síntomas de la distimia pueden incluir estado de ánimo deprimido e irritabilidad.

Síntomas de la distimia

¿Puede afectar la distimia al funcionamiento social?

A pesar de no ser un síntoma central de los trastornos depresivos, tanto el funcionamiento social como la capacidad de mantener y disfrutar de las relaciones se ven comprometidos con los síntomas propios de la distimia. Los más destacados son la anhedonia, la falta de motivación y la pérdida de interés. Por ello, es frecuente que las personas con trastorno depresivo persistente tengan relaciones íntimas más pobres e interacciones sociales menos satisfactorias.

Las principales alteraciones en el funcionamiento social se derivan de la reducción del deseo de comunicarse, el aumento de la sensibilidad al rechazo o evaluación negativa, los problemas en la identificación emocional y la capacidad reducida de encontrar soluciones efectivas a los problemas interpersonales.

Las dificultades en las relaciones interpersonales pueden contribuir a mantener el trastorno y son uno de los principales focos de la terapia.

¿La distimia puede darse junto a otros trastornos mentales?

La literatura constata que la comorbilidad en este trastorno es habitual, especialmente con el trastorno depresivo mayor y otros trastornos de ansiedad, así como también con trastorno por abuso de sustancias.

Dentro de los trastornos de ansiedad, el trastorno de ansiedad social y el trastorno de ansiedad generalizada han resultado ser los que más habitualmente se asocian a la distimia. Adicionalmente, se estima que el 10% de las personas con distimia acaban desarrollando una depresión mayor.

¿Y cuáles son las causas?

La etiología del trastorno aún no es clara, pero se ha estudiado su carácter multifactorial, es decir, que la distimia se puede derivar de la interacción de factores biológicos, sociales y psicológicos. A nivel biológico se han observado afectaciones en estructuras cerebrales como la amígdala, el hipocampo, la corteza prefrontal y la corteza cingulada anterior; así como el eje hipotálamo-pituitario-adrenal y el sistema noradrenérgico.

A nivel psicosocial se ha visto que la vivencia de acontecimientos estresantes durante la infancia o la juventud pueden predisponer a la distimia. A nivel sociofamiliar se ha asociado la distimia al hecho de estar sin pareja y/o la pérdida o separación de los padres en la infancia.

Los factores de vulnerabilidad que se han observado son: historia de depresión en familiares de primer grado, trastorno por uso de sustancias y trastorno de la personalidad antisocial.

¿Cómo se trabaja en terapia?

El tratamiento para la distimia es similar al de la depresión mayor, siendo la terapia cognitivo-conductual el tratamiento de elección para la distimia con sintomatología leve.

Para episodios moderados y graves, se recomienda la combinación de la terapia cognitivo-conductual con el tratamiento farmacológico. La intervención psicoterapéutica tiene como objetivos principales los siguientes:

  • La mejora del estado de ánimo, reduciendo síntomas como la anhedonia, la incapacidad para experimentar o percibir eventos positivos y la desesperanza, entre otros.
  • La activación conductual, estableciendo una serie de actividades con la intención de recuperar los ámbitos placenteros de la vida.
  • La identificación de creencias y conductas disfuncionales y el posterior reemplazo por otras más adaptativas.
  • La gestión del estrés y el aprendizaje de estrategias de afrontamiento adecuadas para la adaptación a otras crisis o dificultades.
  • El entrenamiento de habilidades sociales y de comunicación para el desarrollo de interacciones sociales satisfactorias que reduzcan el aislamiento.
  • La resolución eficaz y funcional de problemas y la toma de decisiones.

Autora: Carla Carulla, psicóloga infantojuvenil en Elisabet Rodríguez Psicologia i Psicopedagogia.

Recuperado de: https://psicologiaymente.com/clinica/distimia-diferenciarla-depresion

La Teoría de Manejo del Terror: qué es y cómo explica el miedo a la muerte. Escrito por Luis Martínez-Casasola Hernández

El ser humano puede experimentar miedos a diferentes elementos, y uno de los más recurrentes es el de la muerte.

Existen diferentes teorías para tratar de explicar los mecanismos psicológicos que están detrás de esta reacción. Una de las más novedosas es la teoría de manejo del terror. Vamos a profundizar en este modelo para así entender mejor su explicación hacia este fenómeno.

¿Que es la teoría del manejo del terror?

La teoría de manejo del terror es un modelo creado para tratar de dar respuesta al malestar psicológico que el pensamiento sobre el fin de la vida provoca en muchas personas.

El fundamento de esta teoría es la relación conflictiva que se da entre dos partes. Por un lado, el instinto natural de conservación que tiene tanto el ser humano como otros animales.

Por el otro, la percepción consciente de que somos mortales y por lo tanto en algún momento la vida terminará. No solo eso, sino que generalmente no podemos saber cuándo va a ocurrir, lo que aumenta ese malestar. Se combinan, por lo tanto, dos condiciones acerca de la muerte: que es inevitable y que además no se puede predecir el momento en el que llegará.

Según la teoría de manejo del terror, esta situación genera en muchos sujetos un intenso miedo, que ha de ser manejado de alguna manera. Una de las vías para ello es sencillamente la evasión mental, que se traduciría en ocupar la mente con otros asuntos que resulten de más agrado para la persona.

Pero existe otra vía de escape muy extendida entre gran parte de la población, que son construcciones culturales, frecuentemente basadas en creencias religiosas, que anticipan una vida inmortal tras la vida terrenal. Se trata de una medida que alivia la ansiedad provocada por el miedo a morir, pues se tiene la esperanza de que, de alguna manera, ese no sea el punto y final de la vida.

Sin embargo, la teoría de manejo del terror nos explica que el de la religión es solo uno de los mecanismos que las personas pueden utilizar para rebajar ese pánico que supone la perspectiva de morir en algún momento. Existen otros constructos culturales cuyo efecto a nivel psicológico va en la misma dirección que la idea de una vida después de la muerte.

Estos elementos estarían relacionados con la idea de trascender de alguna manera, no como un ser inmortal, sino formando parte de algo mayor, ya sea a una familia, a una nación, a una organización o simplemente a la especie humana. Se trataría, por lo tanto, de una inmortalidad simbólica, basada en el hecho de ser partícipe en algún acto o idea que pueda recordarse históricamente.

El origen de esta teoría psicológica

Tan importante como conocer en qué consiste la teoría de manejo del terror, es conocer su origen. Esta propuesta, que se encuadra dentro de las áreas social y evolucionista de la psicología, es producto de un trabajo de los autores Jeff Greenberg, Sheldon Solomon y Tom Pyszczynski. Originalmente, estos psicólogos pusieron la idea de manifiesto en el libro titulado The Worm at the Core: On the Role of Death in Life, publicado en el año 2015.

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la idea en torno a cual gira la teoría de manejo del terror no es nueva, ni mucho menos. Una de las obras más recientes de las que dicho modelo estaría bebiendo, es la de La negación de la muerte, del antropólogo estadounidense, Ernest Becker.

Becker afirma que, en realidad, la gran parte de las conductas que cualquier persona realiza a lo largo de su vida tienen como fin último, bien el tratar de aplazar una muerte que, en realidad, es inevitable, o bien el evadirse para no tener dicho pensamiento, que genera ansiedad y miedo, en la cabeza.

Es precisamente ese miedo a morir, tal y como posteriormente recoge la teoría de manejo del terror, lo que impulsa a los seres humanos a tratar de darle un significado, no solo a la muerte, sino a la vida. Esa ansiedad provoca, por ejemplo, la aparición de esas ideas religiosas, pero también leyes, símbolos y otros elementos culturales, todos encaminados a tratar de rebajar el pánico a la idea de la inexistencia tras la muerte.https://addc352c941c5027e3da13171d70e3b6.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-38/html/container.html

Todos esos conceptos funcionan a nivel colectivo, pero no hay que olvidar otro de los elementos fundamentales, que tanto para Becker como para la teoría de manejo del terror funciona, en este caso, a nivel individual, para aplacar el miedo a morir, y no es otro que la propia autoestima de cada persona.

En ese sentido, una buena autoestima ayudaría a disipar la sensación de ansiedad que la muerte puede provocarnos. Por ello, alguien con una alta autoestima, probablemente tendrá más recursos para afrontar la idea del miedo a morir que una persona con baja autoestima. Para Becker, de hecho, la autoestima es un sinónimo de heroísmo.

En definitiva, para el autor Ernest Becker, la muerte, y más concretamente el miedo ante la misma, es el motor que mueve los comportamientos del ser humano, siendo por lo tanto su principal motivación para actuar.

La teoría de manejo del terror y la evolución

Otra cuestión interesante que se ha analizado en la teoría de manejo del terror es la relación que existe entre el miedo a la muerte y el desarrollo evolutivo de nuestra especie. Podríamos preguntarnos si esta ansiedad ante la mortalidad es de algún modo adaptativa. Lo cierto es que el miedo ante cualquier estímulo potencialmente aversivo es, de hecho, una forma de adaptación.

Y es que, evitar los elementos que puedan dañarnos de una u otra manera, es una manera de aumentar las probabilidades de supervivencia. Pero el miedo a la muerte no encaja exactamente en este concepto, pues es evidente que, por mucho que temamos a la muerte, en última instancia jamás podremos evitarla.

Por lo tanto, según nos explica la teoría de manejo del terror, no parecería que este temor fuera una forma de adaptación sino más bien un efecto producido al llegar a un nivel de racionalidad en el que somos conscientes de lo inevitable del fin de la vida. En ese sentido, el propio aumento a nivel racional sería el elemento adaptativo, y el miedo a la muerte una consecuencia del mismo.

Ante este nuevo miedo, que no está presente en especies menos evolucionadas, el ser humano ha creado toda esa serie de mecanismos y constructos culturales, que ya hemos visto, para así tratar de aplacarlo. Por ello, podríamos decir que tanto el miedo a la muerte como los elementos creados para luchar contra él, tienen un mismo origen, que sería ese nivel de raciocinio único en nuestra especie.

El simple acto de enterrar a los muertos, podría tener un origen pragmático, por el hecho de evitar enfermedades o la atracción de animales carroñeros. Pero existen evidencias de que, tanto nuestra especie como la de los extintos neandertales, veían en estos ritos una forma de preparar al difunto para una vida extraterrenal, ya que situaban alimentos y otros elementos junto a los restos mortales.

Críticas

Sin embargo, no todos los autores están de acuerdo con el planteamiento que hace la teoría de manejo del terror. Algunos de estos críticos alegan que la conducta del ser humano se adapta para evitar las situaciones concretas que potencialmente pueden causar la muerte, por lo que la adaptación sería a cada uno de esos escenarios en particular, y no sería una generalidad en la que las personas se alejan de la muerte de manera inconsciente.

Otra de las críticas realizadas a este modelo consisten en la generalización que la teoría de manejo del terror hace acerca del miedo a la muerte como el mayor miedo, o el más general en la mayoría de los seres humanos. Estos autores alegan que en diferentes estudios, muchos participantes han elegido diversas situaciones en lugar de la muerte, como su mayor temor.

Algunos investigadores han propuesto como alternativa a este modelo, la idea de que en realidad no se teme a la muerte, sino que es la incertidumbre generada ante la misma, lo que estaría provocando la ansiedad en muchas de las personas. En ese sentido, alegan que la incertidumbre normalmente solo se tolera cuando existe un contexto que la atenúa, como puede ser un regalo envuelto, recibido por una festividad.

Sin embargo, cuando esta incertidumbre tiene un contexto que no invita a pensar en lo agradable del mismo, no será algo que la persona, por lo general, vaya a tolerar adecuadamente. Estas son algunas de las críticas que la teoría de manejo del terror ha recibido.

Referencias bibliográficas:

  • Becker, E. (1997). The denial of death. Free Press Paperbacks.
  • Greenberg, J., Pyszczynski, T., Solomon, S. (1986). The causes and consequences of a need for self-esteem: A terror management theory. Public self and private self. Springer.
  • Greenberg, J., Arndt, J. (2011). Terror management theory. Handbook of theories of social psychology.
  • Solomon, S., Greenberg, J., Pyszczynski, T. (2004). The cultural animal: Twenty years of terror management theory and research. Handbook of Experimental Existential Psychology. Guilford Press.
  • Solomon, S., Greenberg, J., Pyszczynski, T. (2015). The worm at the core: On the role of death in life. Random House.

Recuperado de: https://psicologiaymente.com/psicologia/teoria-manejo-terror

Té verde o café: ¿cuál es el mejor para la salud? Escrito por P. Matey

Cada uno goza de las ventajas saludables de la cafeína y de sus antioxidantes, pero las personas con ansiedad, insomnio y trastornos de pánico deben considerar elegir la infusión. Lo importante es elegir según las necesidades.

Una de las dos es la bebida más consumida en el mundo después del agua. De hecho, se consumen al año 10.000 millones de kilos (1,3 por persona) de café en el mundo, y en nuestro país cada ciudadano toma 4,5 kilos. Pese a que los españoles gozan de una gran tradición cafetera, en los últimos años ha ido ganando adeptos. 

Si el debate es establecer cuál brinda más beneficios, como titula este artículo, debemos señalar que la ciencia establece que ambos son seguros, gracias a las bondades de la cafeína y los antioxidantes. Y ambos, también, están asociados con un menor riesgo de ciertas enfermedades.

Para quién el té

Sin embargo, las personas con ansiedad, insomnio y trastornos de pánicodeben considerar elegir el té verde en lugar del café debido a su menor contenido de cafeína y porque contiene L-teanina, un aminoácido que promueve un estado de alerta tranquilo. 

“El té verde se asocia con un riesgo reducido de accidente cerebrovascular y diabetes. El café, con menos mortalidad por enfermedad cardiaca”

Por el contrario, el mayor contenido de cafeína del café puede conducir más fácilmente a la dependencia de la misma en comparación con la que genera la infusión. Por otro lado, el café sería una opción más adecuada si estás buscando un mayor estado de alerta o un mejor rendimiento físico. Determinar cuál es mejor, en última instancia, se reduce a las necesidades específicas. Alimente te argumenta los pros y contras.

La droga estimulante más consumida

Sabemos que la cafeína es la ‘droga’ estimulante más ingerida en el planeta,como constata un trabajo de revisión publicado en ‘Frontiers in Psychiatry’, y se encuentra naturalmente en el café y el té. De hecho, ambos son a menudo las fuentes más predominantes de cafeína en la dieta de una persona. 

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Sin embargo, el café proporciona más de tres veces la cantidad de cafeína que el té verde. Una porción de 240 ml del primero brinda 96 mg de cafeína,mientras que la misma cantidad del segundo otorga 29 mg. 

La ciencia considera que la ingesta de 400 mg de cafeína por día es segura para los adultos. Pero el límite recomendado cae a 100 mg por día para adolescentes y 2,5 mg/kg por para niños. 

Cafeína para ambos: beneficios equiparables

La cafeína es una de las sustancias más estudiadas, debido a sus múltiples efectos beneficiosos para la salud. Estos incluyen: 

  • Aumento de los niveles de energía, estado de alerta, atención y vigilia, como demuestra un artículo de opinión de ‘Nutrition’.
  • Disminución de la fatiga física y mental.
  • Tiempos de reacción más rápidos y precisión mejorada.
  • Rendimiento mejorado de ejercicio, algo que se ha visto reflejado en unestudio de investigadores de la Universidad del Sur de Carolina (EEUU) recogido en ‘Current Sports Medicine Reports’.
  • Aumento de la memoria y estado de ánimo.

Además, la ciencia sugiere que tiene efectos protectores sobre la salud del cerebro, reduciendo el riesgo de demencia y otras enfermedades degenerativas. 

Y algunos estudios, como el llevado a cabo por científicos chinos y publicado en ‘European Journal of Nutrition’, la han relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Cargados de antioxidantes

El té verde y el café tienen múltiples beneficios para la salud en común, incluido su alto contenido de antioxidantes y sus efectos para la pérdida de peso. Los radicales libres desempeñan numerosas funciones beneficiosas en el cuerpo. Sin embargo, en exceso provocan estrés oxidativo, un proceso dañino que puede afectar negativamente la salud al causar enfermedades y acelerar el proceso de envejecimiento, como constata un trabajo de ‘Oxidative Medicine and Cellular Longevity’. 

Afortunadamente, el café y el té verde están cargados de antioxidantes, compuestos con efectos beneficiosos contra el estrés oxidativo. Ambos son particularmente ricos en un grupo de antioxidantes llamados polifenoles. En ambas bebidas, estos son responsables de muchos de sus beneficios y su sabor. 

El galato de epigalocatequina (EGCG, por sus siglas en inglés) y el ácido clorogénico (CGA) son los polifenoles más abundantes en el té verde y el café, respectivamente. Los estudios en tubos de ensayo, animales y humanos sugieren que pueden tener potentes efectos contra el cáncer.

Por ejemplo, EGCG puede dificultar el crecimiento y la diseminación del tumor,y puede conducir a la muerte de las células tumorales. Su efecto antiinflamatorio puede ayudar a prevenir la inflamación crónica involucrada en la aparición del cáncer. Por otro lado, el CGA parece inhibir el crecimiento tumoral y promover la muerte de las células cancerosas. 

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Los estudios sugieren que el EGCG en el té verde puede tener un efecto beneficioso contra las células cancerosas en los tumores de cabeza y cuello,así como en las que ocasionan la neoplasia en pulmón, próstata, mama, colorrectal y páncreas.

Foto: Foto: iStock.

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Por el contrario, al CGA del café se le atribuyen beneficios contra los cánceres de hígado, endometrio y piel. Además, también puede ser bueno para la salud del corazón y el control del azúcar en sangre al regular los niveles de triglicéridos y mejorar la respuesta de sus células a la hormona insulina. 

Efectos de la pérdida de peso

El CGA del café y el EGCG del té verde, junto con la cafeína, aportan a ambas bebidas propiedades para bajar de peso. Los estudios en animales muestran que el CGA puede reducir la insulina, el colesterol y los triglicéridos en la sangre. También puede disminuir los niveles de leptina, una hormona que regula el hambre, lo que conduce a una reducción de peso y grasa visceral. Se trata de la almacenada dentro del abdomen alrededor de los órganos y que está relacionada con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca y diabetes. 

El final resumido de la historia

La evidencia muestra que el té verde se asocia con un riesgo reducido de accidente cerebrovascular, diabetes y depresión. Mientras tanto, el café está relacionado con una disminución de la mortalidad por enfermedades cardiacas.

Recuperado de: https://www.alimente.elconfidencial.com/nutricion/2021-04-15/te-verde-cafe-cualidades-mejores_3033891/